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La Mañana Eduardo Sacheri

Lecciones de Sacheri en Neuquén y diez preguntas para que no te atropellen antes de votar

Con su lucidez habitual explicó que, en la vida, podemos ubicarnos en veredas opuestas, pero que, si caminamos unos pasos más, quizás coincidamos.

El pasado viernes, en la Feria Internacional del Libro de Neuquén, Eduardo Sacheri —autor del guión de El secreto de sus ojos, película ganadora del Oscar, entre otros trabajos exitosos— presentó Demasiado Lejos, su última obra. Más allá de la literatura, en su oratoria regaló una lección que bien puede trasladarse al terreno político.

Con su lucidez habitual explicó que, en la vida, podemos ubicarnos en veredas opuestas frente a determinados temas, pero que, si caminamos unos pasos más, quizás coincidamos en la misma vereda con esa misma persona en relación con otro asunto y así sucesivamente recorreremos muchas veredas de uno y de otro lado, coincidiendo u oponiéndonos.

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Quedarse siempre en un solo lugar, dividir al mundo entre el bien y el mal según esa única perspectiva, es —en palabras del autor— una actitud propia de quien pretende jugar a ser Dios. Y de esa rigidez, conviene desconfiar.

Análisis antes de votar

La política neuquina de hoy, ofrece varios ejemplos de reposeras instaladas en veredas fijas. La Libertad Avanza, Fuerza Patria y Neuquinidad, como la mayoría de las fuerzas políticas de la historia nacional, buscan convencer a la ciudadanía desde reduccionismos claros e irrefutables: libertad, justicia o identidad provincial.

Desde esas posiciones llaman a dividir el mundo entre quienes están de su lado y quienes no. Así se construyen los llamados núcleos duros, votantes que difícilmente miren hacia otra vereda. La democracia, sin embargo, no se juega en las certezas cerradas que ya pertenecen al terreno del pasado, sino en los pasos que todavía faltan dar para adelante.

En la provincia de Neuquén habrá 640 máquinas de votación en los comicios de octubre.
En la provincia de Neuquén habrá 640 máquinas de votación en los comicios de octubre.
En la provincia de Neuquén habrá 640 máquinas de votación en los comicios de octubre.

Y como si fuera poco, esas banderas no son solo reduccionismos: detrás de cada una se esconde una interpretación interesada hecha a la medida de quien busca ganar algo con ella. Conceptos como libertad, justicia o identidad, que en teoría deberían unirnos en consensos básicos, terminan apropiados, moldeados y recortados según la conveniencia de cada fuerza política.

Los dogmas

Para Javier Milei y su escuela superliberal, la libertad significa despojarse lo más posible de la influencia del Estado. Impuestos, regulaciones y burocracia son cadenas que sofocan al individuo. Sin embargo, en otras tradiciones —como la chinalibertad se entiende como lo opuesto al caos: un orden garantizado por un gobierno fuerte que protege de la anarquía. Dos visiones opuestas, ambas amparadas en la misma palabra.

Para el peronismo, históricamente, la justicia es social y se logra mediante la igualación económica entre pobres y ricos, impulsada desde el Estado. Pero esa noción también puede deformarse en injusticia: cuando se premia al improductivo y al haragán por encima del que se esfuerza para progresar y no puede hacerlo porque el Estado lo sofoca con impuestos que luego destina de manera arbitraria. Con esta lógica, pronto no quedará nada que redistribuir.

La Neuquinidad Chos Malal 2

El término neuquinidad no parte de un concepto universal, sino de una construcción identitaria. Para algunos, es orgullo provincial, autonomía frente a Buenos Aires y capacidad de decidir el propio destino. Para otros, apenas la apropiación de la renta petrolera como bandera política, o incluso un sello vacío de marketing electoral. Puede ser un motor de identidad colectiva o, por el contrario, una excusa para justificar gestiones mediocres o legitimar personajes de dudosa trayectoria, como quedó en evidencia en las últimas administraciones del Movimiento Popular Neuquino.

Para quienes no habitan un núcleo duro, para quienes aún estamos indecisos respecto de nuestro voto el 26 de octubre, compartimos 10 preguntas que conviene hacerse como quien camina las veredas de la democracia y no se deja nublar por las generalizaciones políticas.

Sobre la capacidad de gestión

  • ¿Ves a los candidatos preparados para gobernar en serio y responder ante temas complejos, o solo para agitar consignas?

  • ¿Incluyen en su agenda temas de educación, salud, cultura y obra pública, o se limitan a consignas ideológicas?

  • ¿Prometen todo lo anterior sin explicar cómo lo van a realizar o financiar, salvo a costa de deuda o emisión monetaria?

Sobre la transparencia y la ética

  • ¿Están robando o en su defecto hacen la vista gorda para que otros roben, mientras que con el poder que les delegamos dicen “siga, siga”?

  • ¿Acumulan inmuebles, vehículos y estilos de vida estilo europeo, imposible de justificar con un sueldo estatal?

  • ¿Manipulan los datos oficiales para “dibujar” una realidad conveniente?

Sobre su conducta política

  • ¿Si son oficialistas, usan recursos públicos para sacar ventaja frente a la oposición?

  • ¿Evitan toda autocrítica frente a la ruinosa situación económica que atravesamos?

  • ¿Sospechamos que ciertas fórmulas fueron creadas solo para restar votos al principal opositor?

  • ¿Basan su campaña solo en el miedo y la amenaza de un futuro apocalíptico si no ganan, o al contrario se atreven a soñar y ofrecer un futuro mejor con unidad?

Caminar más seguro

Responder estas preguntas es caminar más seguro, especialmente cuando se cruza de veredas, que es cuando más hay que tener cuidado: no vaya a ser cosa que, enceguecidos por la bandera que agitamos, crucemos un semáforo en rojo y nos lleve puesto la realidad.

ON - Feria del Libro (14)

Porque en la calle —como en la democracia— no alcanza con gritar consignas, hay que mirar a los costados, calcular los tiempos y saber respetar a los demás transeúntes.

Pulgar arriba, entonces, para la municipalidad de Neuquén que sostiene con fuerza una Feria del Libro capaz de movernos las neuronas y recordarnos que no hay nada más igualador que el conocimiento. Allí conviven el Estado, los escritores, el público y también el mercado editorial. La Feria nos enseña que siempre es posible cruzar de vereda sin perder identidad.

Ojalá la política entienda que el futuro se construye caminando, no atrincherándose.

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