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Mamá, ¿por qué la escuela no habla de dinero y en casa tampoco?

He recibido críticas diciéndome “los niños tienen que jugar” y "son muy pequeños para hablar de dinero", pero paradójicamente no son chicos para pedir y gastar; o para pasar horas frente a la pantalla de un celular.

Si hablásemos de dinero desde pequeños en las escuelas y en el hogar estaríamos construyendo sin lugar a dudas personas responsables emocionalmente en el uso y la creación del mismo como un recurso familiar y social.

Muchas veces escucho decir a los padres “mis hijos no hacen otra cosa que pedir dinero” y me pregunto como madre y como docente, ¿Qué hemos hecho para que esto no sea así? ¿Le hemos enseñado desde la escuela metodologías científicas para “saber hacer” dinero? y desde el hogar, ¿hablamos de dinero con nuestros hijos?, ¿saben cuánto ganamos?, ¿Cuánto gastamos? ¿Hemos realizado un presupuesto en familia con nuestros hijos? Entonces ¿Qué hemos hecho? Creo que tenemos mucho para reflexionar y explorar sobre estos temas.

He recibido muchas críticas sobre este taller de finanzas diciéndome “los niños tienen que jugar” y son muy pequeños para hablar de dinero, pero paradójicamente no son pequeños para pedir y gastar; o para pasar horas y horas en la pantalla de un celular.

Sucede en muchísimas ocasiones que cuando nuestros hijos nos piden algo que no le podemos comprar le decimos desde la escasez que “no se puede” y nunca le proponemos desde la prosperidad estrategias en conjunto para poder cumplir ese deseo del niño. No desde una manera caprichosa, si no desde responsabilidad, el cooperativismo y ayuda familiar.

Cuando mi hijo Fede tenía 7 años, en plena pandemia, fue que comencé a comprar libros online que abordaban estas temáticas. Había leído libros para adultos, pero tenía que practicar con mi hijo para ver que sucedía. Entonces fue cuando me pregunte: ¿Por qué la escuela no habla de dinero? Y en casa tampoco lo hacemos.

La escuela es la misma de nuestros abuelos

Siempre digo que todo ha cambiado velozmente, desde los medios de comunicación, el transporte, la moda, pero lo único que sigue estático en términos de contenidos es la escuela. Tristemente los niños requieren de información que la escuela no les puede brindar. Temas como la inteligencia emocional, la alimentación, la práctica del deporte constante y el manejo del dinero. De esas cosas no se hablan y seguimos repitiendo los mismos contenidos desde hace más de cien años.

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Si buscásemos un cuaderno escolar de primaria de nuestros abuelos, seguramente no cambiaría mucho de un cuaderno escolar de nuestros hijos; y claramente esto es preocupante.

La escuela no habla de dinero porque no forma personas independientes económicamente, que tengan herramientas fuertes y solidas para poder cumplir sus sueños y ser emprendedores.

Creo sin duda, que más allá de la profesión o actividad laboral que elijan nuestros hijos el día de mañana, ser responsables emocionalmente en el uso del dinero es sin duda una materia que es momento que la escuela asuma e incorpore como obligatoria dentro del currículo escolar.

Los niños tienen que hablar de dinero

Decir que nos niños no pueden hablar de dinero es una irresponsabilidad social, que lo único que logra es promover analfabéticos emocionales en el uso del mismo, causando que su futuro sea embargado financieramente por gastar más de lo que ganan, por comprar cosas que no son necesarias, o por endeudarse con compras caprichosas que los llevara a estar devastados emocional y económicamente por una mala administración.

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Desde la escuela, como ya dije, debe ser obligatorio abordar estos temas desde salita de 5 años hasta concluir la universidad; y desde el ámbito familiar debería ser una tema diario a conversar y leer a los fines de construir desde el seno familiar personas con un futuro prospero y responsable financieramente.

Es mi deseo que enseñar finanzas se transforme en ley en nuestro país y que hablar de estos temas se transforme en una charla diaria en el ámbito social y familiar de nuestra nueva Argentina que está por venir.

*Bibiana Sagripanti es docente, madre y empresaria

Correctora: María Sol Moschetti

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