Bruni Serrano de Saladino murió en su casa, tras padecer una dura enfermedad. Fue maestra toda su vida y directora del colegio San Martín.
"Bruni Serrano de Saladino...Q.E.P.D....Hermosa mujer y Gran Madre de sus hijos y de todos los que la
pudimos disfrutar como nuestra gran maestra en nuestros inicios escolares. Amiga de los fierros, y como para no serlo con Nino y Pablo Saladino....Abrazo inmenso". El dolor de todos los que la conocieron pobló las redes sociales de mensajes llenos cariño y gratitud.
La maestra jubilada y ex directora del colegio San Martín falleció a los 85 años, tras padecer cáncer. Murió en la noche de este viernes, mientras se encontraba en su domicilio. Le dio un paro cardiorrespiratorio. Desde su círculo más íntimo confirmaron con mucho dolor la triste noticia. "Falleció en su casa, rodeada por su amiga Bety y sus hijos", contó una de sus nietas, Steffania Saladino Mora, en diálogo con LMN.
Mientras tanto, sus seres queridos ultimaban todos los detalles para velar sus restos este sábado por la tarde en alguna de las salas velatorias de Calf.
"Para mi fue como otra abuela porque nos criamos con su nieta, a lo largo de toda la secundaria. Siempre en su casa, yendo a Las Grutas en el verano. Una mujer hermosa, muy conocida por todos porque fue maestra toda su vida", expresó Romina Doglioli, otra persona íntima del entorno a LMN.
Madre de Nino y Pablo Saladino, éste último muy conocido por su trayectoria como piloto del TC neuquino. En las redes le dedicó algunas palabras: "Vuela alto mamucha". Enseguida, decenas de amigos y compañeros le expresaron sus condolencias.
Parte de su familia desparramada en otras provincias -como San Juan y Córdoba- organizaba el viaje de vuelta a Neuquén para darle el último adiós.
"Chau Bruni querida. Por siempre en mi corazón. Abrazo a la familia Saladino. Gracias por los lindos momentos compartidos, y por siempre tus pulpitos mágicos al escabeche", expresó Doglioli.
Además de sus hijos, tenía 7 nietos y 6 bisnietos. El pasado 3 de junio había cumplido 85 años. "Era una persona alegre, muy sociable. Tenía muchos, muchos ex alumnos. Para su cumpleaños se encontró con un montón de ex colegas que fueron a saludarla. Estaba muy contenta", expresó su nieta Steffania.
Recordó también que vivía sola en su casa, era sumamente independiente y coqueta. "Le gustaba contar historias, jugar al Burako y viajar. Sabía de todo, de lo que le preguntaras", agregó la mujer.
Los recuerdos a flor de piel
En una de las fotos familiares, cuando sus nietos y bisnietos pudieron reunirse con ella, le hicieron escribir en un papel la palabra "pichopichelo", al estilo del famoso cuento "este dedito compró un huevito", y se lo tatuaron en la piel. Steffania lo cuenta, y se le quiebra la voz, al recordar a esa gran mujer amada por todos la que la conocieron.
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