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Neuquén entre violencias: crecimiento, tensiones y el deterioro del lazo social

Pese a Vaca Muerta y los buenos números en cuanto a inversión y empleo, hay un sector importante de la sociedad que mira todo esto desde afuera.

Neuquén atraviesa un momento excepcional. El fenómeno productivo de Vaca Muerta ha desatado un crecimiento económico y demográfico sin precedentes en la provincia. La promesa del desarrollo ha traído consigo inversiones, empleo y un flujo constante de personas que buscan nuevas oportunidades. Pero ese dinamismo, tan celebrado en cifras, también arrastra tensiones profundas: entre quienes poseen propiedades y quienes deben rebuscárselas cada mes para acceder —en el mejor de los casos— a un costosísimo alquiler, o —en el peor— a una toma ilegal de tierras; entre las familias y los narcotraficantes; entre los ciudadanos comunes y ciertos movimientos sociales que se han transformado en grupos de extorsión política y también entre la desmesura cultural y la cordura.

Alimentada por la desesperación de quienes tienen la urgencia de habitar algún lugar, se abrió la puerta a una nueva forma de oportunismo: la venta de sueños inconclusos y vacíos. Durante años, algunas de estas prácticas contaron con la complicidad —activa o negligente— de estructuras estatales que hoy comienzan a desmantelarse. Pero el daño ya está hecho: tras los desarrollos inmobiliarios periféricos disfrazados de cooperativas, se devela una trama de especulación, engaño y despojo.

Un caso emblemático que ilustra esta situación es el de Jorge Salas, exdirector de Hábitat y Urbanismo de la provincia y presidente de la Cooperativa 127 Hectáreas de Neuquén. Hoy se encuentra en el banquillo de los acusados, convertido en la cara visible de un modelo que utilizaba la figura —en principio noble— de la cooperativa para obtener simultáneamente recursos estatales y aportes de los socios, bajo una modalidad de gestión opaca que derivó en serias denuncias por fraude en el desarrollo de loteos y viviendas. A pesar de que ya se ha expuesto la desprolijidad en el manejo de fondos y de haber sido demorado por la Fiscalía de Delitos Económicos, increíblemente y con rostro de piedra, Salas continúa solicitando más fondos al Estado para terminar las obras inconclusas.

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Los allanamientos en la Cooperativa 127 Hectáreas.

Los allanamientos en la Cooperativa 127 Hectáreas.

Si al análisis sumamos los permanentes cortes en ruta 7 por parte de las cooperativas ceramistas FaSinPat y Cerámica Neuquén, que como un barril sin fondo han recibido incontables fondos Estatales sin ningún resultado positivo para la sociedad y cuyas estructuras económicas hoy, sin la teta del Estado, agonizan sin siquiera poder pagar las facturas de luz y gas, cabe preguntarse ¿Qué tipo de cooperativas han proliferado en Neuquén, que no pueden sostenerse sin inyecciones estatales constantes? ¿Son verdaderas asociaciones de vecinos o estructuras diseñadas para que una minoría extorsione al conjunto social en nombre de la paz social o para desviar recursos públicos sin control alguno?

Nunca mejor empleada la frase: “no es culpa del chancho, sino del que le da de comer”. Es evidente que el gobernador Rolando Figueroa ha tomado la decisión de soltarle la mano a dichas estructuras, que caen por su propio peso, generando en el proceso mucho ruido y malestar para el conjunto social.

Narcotráfico en Neuquén

El aumento del flujo de dinero también alimenta otro monstruo: el narcotráfico. En silencio y con eficacia, las redes delictivas aprovechan el movimiento económico para expandirse y lucrar con el sufrimiento ajeno. Tal vez esta sea la más cruel de las violencias, porque es la madre de muchas otras. Quienes roban para conseguir una dosis más de aquello que destruyó sus vidas, quienes disputan territorios a sangre y fuego, lo hacen dentro de una lógica alimentada por la desesperanza y la ausencia de horizontes.

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Alertado por el creciente malestar social, el Gobierno provincial ha centrado gran parte de sus esfuerzos en el combate al narcomenudeo. Liderado por el ministro de Seguridad, Matías Nicolini, esta semana se realizaron 250 allanamientos en distintas localidades, que permitieron demorar a más de 120 personas y secuestrar marihuana, cocaína y otros elementos utilizados para cometer delitos. Estas acciones han sido habilitadas por la flamante Ley Provincial 3488. A través de esa norma, Neuquén materializó el traspaso de las investigaciones por comercialización y distribución de drogas para el consumo al sistema penal provincial, superando el cuello de botella en el que se encontraba la justicia federal y sumando a las fuerzas locales a la lucha contra el narcotráfico.

Si bien la lucha contra los narcos será eterna y difícil, ya se observan resultados inmediatos, no solo en los allanamientos y detenciones, sino también en la quema de grandes volúmenes de drogas en los hornos del cementerio: un símbolo potente que promete ser el comienzo de una mejora significativa para la vida de los neuquinos.

El personal de salud y educación, sin protección

Pero la violencia no se agota en las estadísticas del delito. Hay otra, menos visible pero igual de corrosiva, que ha calado hondo en la cultura argentina: la violencia cotidiana, la que se ejerce en nombre del enojo, del reclamo inmediato, de la frustración sin contención.

En 2024, una profesora de química que desaprobó a varios alumnos fue secuestrada y amenazada por padres frustrados en la EPET 14. Más recientemente, una madre y su hija desfiguraron el rostro de una maestra en el IFD 12, y un padre golpeó a dos docentes en la EPET 11 de Zapala.

Cada vez que un alumno, o un padre, insulta o agrede a un docente, se deshonra algo más que a la persona: se ataca la institución educativa, ese pilar sobre el que se construye la civilización. Casi con ironía, ese espacio sagrado donde se enseña a pensar antes de actuar, donde se cultivan valores y se transmite el saber, es profanado por el impulso de una pasión desbordada que no encuentra cauce. En esos gestos, sentimos que algo está fallando.

La entrada a la escuela suele ser escenario de hechos de violencia.
La entrada a la escuela suele ser escenario de hechos de violencia.
La entrada a la escuela suele ser escenario de hechos de violencia.

Violencia en la sociedad

Lo mismo ocurre en los hospitales. Médicos, enfermeras y trabajadores de la salud —quienes han sostenido a la sociedad en sus momentos más vulnerables— se enfrentan cada vez más a golpes, maltratos, amenazas, gritos. Allí donde debería reinar el cuidado y la contención, se vive el eco de una sociedad enferma de rabia, desorientada, que muchas veces descarga su dolor sobre quienes menos lo merecen.

La violencia, entonces, no solo hiere cuerpos: también desgasta los vínculos, rompe la confianza, destruye el tejido social. Entenderla no implica justificarla, pero sí obliga a mirar más allá del castigo y preguntarse por las condiciones que la originan: ¿qué grietas deja el sistema? ¿Dónde están las fallas del Estado, del tan reivindicado mercado, de la comunidad, de nuestra cultura?

Es materialmente imposible apostar fuerzas de seguridad en cada aula, cada consultorio médico o cada esquina de barrio. Por eso, aunque hoy más que nunca Neuquén necesita políticas firmes contra el delito, también es necesario un compromiso colectivo para sanar el lazo social. Porque una provincia que crece solo en números, pero se empobrece en humanidad, está condenada a construirse —no sobre piedra, como Jesús le indicaba a su discípulo Pedro— sino sobre arena.

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