Rolando Figueroa, las encuestas y la imagen de Javier Milei
Aunque marca sus diferencias, el gobernador sigue cuidando los modales con el gobierno nacional. Hay razones económicas y también políticas.
En el acto del DUAM, donde presentó su plan de regionalización de la provincia de Neuquén, Rolando Figueroa no pudo eludir las referencias a las políticas del actual gobierno nacional. Criticó lo de Ganancias pero destacó el capítulo Hidrocarburos de la Ley de Bases que el Ejecutivo pretende aprobar en el Congreso.
Apoyó a la UNCo y a las universidades nacionales en su demanda por financiamiento, reclamó por las obras y las cuestiones que competen a Nación pero, a su vez, lanzó su propio plan para hacerse cargo de esas obras con fondos y deuda que deberá afrontar la provincia.
Es decir, del mismo modo que hizo durante los diferentes encuentros que mantuvo con sus pares patagónicos para frenar la embestida hacia los gobernadores, Figueroa le marcó la cancha al presidente Javier Milei. Sí, pero no tanto.
En su momento se advirtieron las razones de este comportamiento, que se relacionan, por un lado, a las fortalezas propias: la afectación del recorte de fondos nacionales no golpea de la misma manera a Neuquén que, por ejemplo, a provincias como Chubut o Río Negro (por citar dos patagónicas) u a otras jurisdicciones del país que no tienen los suficientes resortes económicos.
Y, por el otro, que Figueroa necesita la venia del Ministerio de Economía de la Nación para resolver cuestiones vinculadas a la deuda en dólares que la provincia de Neuquén debe afrontar este año: la que ya tiene (se deben cancelar este año vencimientos por 300 millones, con un pasivo consolidado de 1.160 millones) y el nuevo endeudamiento que la Legislatura le va autorizar por 500 millones más.
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Desde lo político, Figueroa entiende que hay un “nuevo tiempo” en la Argentina, situación que ya señalaba antes de consagrarse gobernador y de que Milei se impusiera en las elecciones presidenciales.
De allí se explica su discurso de austeridad, de control del gasto y de reordenamiento del Estado, que iría en consonancia con la bajada de línea libertaria pero que se bifurca cuando Figueroa se encarga de señalar que esto para Neuquén no implica “ajuste”.
Ese “nuevo tiempo” al gobernador también se lo marca lo que observa en algunas encuestas de opinión sobre la imagen de Milei, quien, pese a haber pulverizado en la Argentina el poder adquisitivo de los salarios en los últimos tres meses, conserva un porcentaje de imagen positiva en una parte importante de una población que cree en su combate contra “la casta”.
Esos mismos tiempos políticos también marcarán el interrogante de hasta cuándo el gobierno nacional podrá sostenerse en esa imagen sin que la población sienta al menos un alivio en su economía cotidiana.
El nuevo golpe al bolsillo para la gente que implicarán los tarifazos en los servicios públicos de luz y gas que se vienen será, seguramente, una prueba de fuego. Y también para los gobernadores, en especial los representantes de las provincias productoras de energía como Neuquén, donde el impacto de estas medidas, paradójicamente, será más fuerte que en otras zonas del país.
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