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Volvé Martín (Guzmán), te perdonamos...

La economía profundiza su crisis, en especial por la aceleración de la espiral inflacionaria. Los indicadores sociales muestran una tendencia preocupante. Por mucho menos, el exministro Guzmán tuvo que presentar su renuncia.

“Los muchachos ('La Cámpora' N. del E.) nunca entendieron nada. Solo exigían que se distribuyan los fondos en función de las demandas existentes. Pero cuando cada vez hay menos para repartir, su retórica cruje…y es ahí cuando necesitan salir a buscar culpables”, aseguraba esta semana un funcionario allegado al exministro Martín Guzmán en conversación con LMNeuquén.

Las expectativas que había generado la llegada de Sergio Massa al frente de la cartera estaban puestas en una mejora de las variables macro que permitiese volver a generar este flujo de dinero que se estaba reclamando. Pero todo se desvaneció en estas últimas semanas. La inercia que llevan los acontecimientos hace muy difícil que la economía pueda llegar a buen puerto antes de agosto. “Sabemos que chocamos, lo que no se sabe todavía si es de frente o podremos desacelerar antes del impacto, buscando minimizar los efectos del golpe”, destacó la fuente.

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La relación entre el presidente Fernández y su ministro Massa, no están pasando por su mejor momento.

La relación entre el presidente Fernández y su ministro Massa, no están pasando por su mejor momento.

Con los resultados de los últimos meses sobre la mesa, y las proyecciones de lo que vendrá, por los pasillos de Economía se escuchan las típicas ironías del caso: “Volvé Martín, te perdonamos…”, es una de las frases más mencionadas.

Los números son contundentes. El exministro se fue por mucho menos de lo que hoy Massa está haciendo. Guzmán dejó una inflación interanual del 64% cuando renunció al cargo, el nuevo titular de la cartera la llevó al 108% en tan solo 10 meses. La pobreza refleja similar tendencia, lo mismo que las inconsistencias financieras existentes en el mercado. Los indicadores económicos y sociales se aceleran negativamente y en forma peligrosa.

Pero lo más angustiante frente a este contexto realmente complejo, es la falta de ideas que muestra el Gobierno. Los primeros estudios privados anticipan, para este mes en curso, una inflación por encima del 9% lo que la llevaría, en término interanual, a un índice cercano al 120%. Durante todo el fin de semana pasado, el círculo rojo de Economía mantuvo interminables reuniones para buscar una salida a la suba de los precios. Las ideas troncales que salieron de ese cónclave fueron básicamente dos:

-Importar alimentos y venderlos Mercado Central de Buenos Aires (MCBA), buscando así aumentar la oferta para que bajen los precios.

-Hacer operativos conjuntos entre la Agencia Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y la Dirección General de Aduanas (DGA) para controlar si los precios presentan distorsiones en sus facturaciones.

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Los inspectores de AFIP salieron a buscar infractores en los poco más de 9.000 productos que se venden en el MCBA.

Los inspectores de AFIP salieron a buscar infractores en los poco más de 9.000 productos que se venden en el MCBA.

Un Gobierno con problemas en las reservas del Banco Central, que no tiene ni siquiera para las importaciones esenciales que mueven la economía, propone ahora entregar dólares para importar frutas y verduras. Primera inconsistencia. Por otra parte, toman como referencia que los alimentos en los países vecinos son mucho más baratos que en nuestras góndolas, cuando la realidad muestra todo lo contrario. Segunda inconsistencia.

Anunciaron que inundarían de inspectores los mercados concentradores ubicados en el Gran Buenos Aires para controlar los precios de compra y venta en las naves. Solo el MCBA, por dar un ejemplo cualquiera, mueve poco más de 110.000 toneladas de alimentos por mes, concentrados en 900 puestos mayoristas que son abastecidos por 700 camiones que ingresan al predio cada 24 horas. ¿Cómo el Estado piensa gestionar los controles de semejante movimiento?

Es difícil pensar que, con estas dos medidas aisladas, los precios de la canasta de alimentos puedan llegar a bajar. En el fondo, el mismo Gobierno tiene en claro que la inflación de aquí a agosto, en el mejor de los casos, se va a mover en rangos que pueden ir del 7% al 9%. La guerra declarada a los precios, hace ya poco más de un año, está perdida. Tratar de tener una retirada ordenada, es ahora la prioridad para este ejercito diezmado.

Pero la semana trajo algo de alivió a la gestión de Sergio Massa; algunas buenas noticias aisladas. El Banco Central compró para sus reservas 100 millones de dólares el viernes -acumulando cerca de 150 millones en mayo-, se estabilizaron los dólares financieros y la Bolsa subió a un nivel récord en pesos. Una clara señal de que el mercado financiero sigue resistiendo a la crisis que sufre con dureza la economía real.

El Gobierno, cada vez más débil

No solo el escenario económico irrumpió esta semana en la cotidianeidad de los argentinos. La vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández, fue entrevistada el jueves por el canal C5N dando su visión de lo que le estaba sucediendo en la Argentina. Resultó, nuevamente, ser una excelente comentarista de la realidad del país. Pero también, hay que aclarar que es una de las grandes responsables de este enorme fracaso político y económico que está hundiendo a la Argentina en una de las crisis más importantes de su historia.

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La Vicepresidenta, condenada por la Justicia, en su canal amigo. No hubo repreguntas.

La Vicepresidenta, condenada por la Justicia, en su canal amigo. No hubo repreguntas. "Te portaste bien", le dijo al periodista al finalizar la entrevista.

La vicepresidenta de la Nación tuvo tres definiciones clave en esta entrevista que concedió al canal de su amigo Cristóbal López.

-Aseguró que lo importante para las próximas elecciones, es poder entrar en el balotaje. Este concepto refleja la debilidad del Gobierno. Temen terminar terceros en las elecciones de octubre y no poder ingresar en las definiciones de la segunda vuelta, en noviembre. Cristina Fernández, apunta, tomando la teoría de los tres tercios (20-30% el oficialismo, 20-30% de Juntos por el Cambio y 20-30% de los libertarios), a polarizar sus propuestas con la figura de Javier Milei con el objetivo de que parte del electorado de centro derecha y derecha (hoy en Juntos por el Cambio) fugue hacia las filas del líder libertario. Siguiendo su razonamiento, pide trabajar para que en octubre las dos fuerzas más votadas sean las que lidera, por un lado, Javier Milei y, por el otro, la del candidato del oficialismo. Para el kirchnerismo, confrontar con los libertarios, ampliarían las posibilidades de un triunfo en noviembre.

-Pidió revisar el acuerdo con el FMI. Aseguró que debe haber consenso entre todas las fuerzas políticas para que el organismo internacional no condicione el crecimiento del país. Mientras tanto, equipos técnicos del ministro Massa están negociando adelantar las transferencias del FMI buscando contar con los dólares necesarios para llegar a agosto sin grandes turbulencias. En realidad, para la Argentina el FMI hoy es un socio estratégico ya que es la única posible fuente de dólares frescos que tiene el país en medio de la sequía de divisas existente.

-Bendijo a los líderes de la “generación diezmada” para continuar con la posta de su Gobierno. El nombre que más se mencionan para tomar esta delegación de poder es el del actual ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. Hombre fuerte de la agrupación “La Cámpora” e incondicional de la actual vicepresidenta de la Nación, De Pedro es un funcionario de perfil bajo, pero con muy buena relación con los gobernadores y sectores duros del Frente de Todos. Nada dijo -o mejor dicho no se le preguntó en la entrevista- si va a avalar las PASO o el oficialismo va a ir con una fórmula de consenso (digitada por las cúpulas) para las próximas elecciones. Una discusión que todavía no esta saldada dentro del Gobierno. A la espera de esta definición, están en la línea de largada otros candidatos: Sergio Massa, Agustín Rossi y Daniel Scioli, entre otros.

En definitiva, el Gobierno es consciente que los cuatro millones de votos que perdieron en las elecciones de 2021 difícilmente los puedan recuperar en las PASO y, frente a este contexto, llegar al balotaje de noviembre será todo un triunfo.

También sabe que solo con el “dedo” de Cristina Fernández ya no alcanza para definir el candidato. El antecedente de Alberto Fernández, es clave para comprender este nuevo escenario. De ahí que hay que ver como se negocia, puertas adentro, en el Frente de Todos para poder llegar con cierto grado de cohesión a la primera prueba electoral de agosto.

Seguramente, de aquí a las PASO, la economía no acompañara; y este también será otro factor que incidirá en la interna que deberá enfrentar el Gobierno para definir sus candidatos.

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