La empresa - que tiene además sucursales en todo el país - alertó sobre páginas web truchas, donde ofrecen grandes descuentos y premociones.
Se vienen registrando nuevos casos de estafa virtual que salieron a la luz en los últimos días, por lo que los consumidores de todo el país deberán estar más atentos que nunca. En esta ocasión, el grupo Dabra fue afectado por esta maniobra.
Se trata de una compañía que se dedica a la venta online y que incluye en su plataformas distintas marcas como Dexter, Stock Center, Moov, Lotto y Urbo, todas del rubro indumentaria y calzado deportivo.
Fue Dabra quien advirtió la estafa, al indicar que existe una página web fraudulenta que utiliza el nombre Dexter, pero una vez que las personas deciden ingresar al enlace, este los redirige a una página web con la dirección mundodelltenis.com.
Como parte de la maniobra y para poder generar confianza en los consumidores, esta página utiliza la misma estética que la reconocida empresa que tiene además diversas sucursales en varios puntos del país.
En el sitio, el logotipo de Dexter se muestra en la parte superior, destacándose una variedad de descuentos y promociones que superan las ofertas convencionales del mercado.
Se ofrecen rebajas de hasta el 50%, planes de pago con tarjetas de crédito en cuotas sin interés y además aparecen promociones especiales de “2x1” en zapatillas deportivas.
Pero lo que más atrae a los clientes son los bajos precios que se ofrecen, que tienen una importante y llamativa diferencia con los valores habituales.
Con esta copia del sitio, los estafadores logran robar los datos personales de las tarjetas de crédito de quienes ingenuamente cayeron en esta página.
Lo estafaron con un plan de ahorro y los llevó a la Justicia: ¿Quiénes fueron condenados?
Una causa de estafa fue llevada a la justicia recientemente, donde un hombre de Viedma fue engañado cuando se adhirió a un plan de ahorro para comprar un vehículo 0 kilómetros y llevó el caso a la Justicia, que falló a su favor. El autor de la estafa era empleado de la concesionaria de autos, pero la víctima denunció también a la empresa y a los impulsores del plan de ahorro.
Según denunció ante la Justicia, la estafa se puso en marcha cuando recibió un llamado telefónico. Un agente de ventas le ofreció la suscripción para comprar un vehículo Renault Duster en 84 cuotas. Como se encontraba dentro de sus posibilidades económicas, aceptó y abonó la primera cuota.
Pasaron dos meses y no recibió ni el contrato ni los cupones de pago. Ante esa anormalidad, el hombre llamó a la agencia “Baires Rivadavia” y le dieron un CBU. Allí depositó mensualmente durante un año y medio las cuotas.
Le llamó la atención el bajo monto de la cuota y también la falta de remisión del contrato. Dudó incluso de la existencia misma del plan. Se comunicó nuevamente y le informaron que había un error: le estaban cobrando por un vehículo más pequeño.
Para resolver la situación debía aguardar cuatro meses a que se cayera el plan y lo pasarían a otra compañía. Tuvo que depositar dinero extra por “gastos administrativos”. Pasó el tiempo y no recibió nunca el reembolso. Luego, dejaron de contestarle los mensajes. Ante la sospecha de estafa hizo la denuncia penal e inició un reclamo formal en Defensa del Consumidor. En ese ámbito le hicieron una oferta insuficiente, por lo que se cerró la instancia de conciliación.
Entonces, inició una demanda en el fuero civil de Viedma. Plan Rombo, una de las empresas demandadas, dijo que nunca había recibido el dinero de las cuotas. Desconoció el número de cuenta en el que se depositaron los monto mensuales. Se trataba de la caja personal de un empleado de la concesionaria.
Por su parte, la agencia de autos no se presentó al expediente, por lo que fue declarada en rebeldía. En definitiva, en los registros oficiales solo figuraba la cuota inicial. El otro año y medio había ido a parar a la cuenta del empleado, pero no cancelaba el plan.
La sentencia por la estafa
El juez ponderó que el vecino de Viedma “dispuso de su dinero en la creencia de que abonaba las cuotas de un plan de ahorros, cuando en realidad esos depósitos no tenían ninguna consecuencia cancelatoria”.
Para fallar, el magistrado tuvo en cuenta que el empleado con el que hablaba el hombre efectivamente dependía de la concesionaria: así, “las actividades por esa persona desplegada frente al consumidor implicaban que creyera que estaba contactando con la concesionaria Fransi SA o Baires Rivadavia”. De esta manera, “más allá de la conducta de ese dependiente de la firma concesionaria, aquella debe responder”.
Consideró que fábrica y concesionaria deben pagarle al hombre un millón y medio por daño moral, y además devolverle de manera actualizada el monto de las cuotas y gastos abonados.
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