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La Mañana Javier Milei

La otra campaña de Javier Milei en busca de una nueva era

En Washington el Presidente le endulzó los oídos al círculo rojo trumpista con la idea del shock. Por qué niega a Macri. Llegó la hora de sí, la nueva relación de Milei con Trump es pura diplomacia ideológica o si abre una nueva era.

Ocho viajes a Estados Unidos después de asumir la presidencia, Javier Milei pudo ver en primera persona la jura de Donald Trump en su regreso al Salón Oval. En uno de los primeros periplos que realizó, el mandatario argentino pudo saludar al magnate republicano y le deseó que fuera el próximo presidente norteamericano. Fue parte del lobby que Milei desplegó sobre el dispositivo más influyente de la derecha y la ultraderecha de ese país, protagonizada por los mismos que lo aplaudieron y ovacionaron en cada una de las conferencias que ofreció. Desde este lunes 20, con Milei adentro del Capitolio, comenzó otra etapa de ese vínculo.

Llegó el momento de las definiciones para saber si la íntima cercanía que el libertario construyó con Trump, en tan poco tiempo, le permitirán profundizar la relación bilateral a favor de su continuidad en el poder. En las primeras horas del segundo gobierno trumpista ya hubo trazos de coincidencia con Milei. Estados Unidos ha comenzado a vivir un shock de medidas ejecutivas firmadas por el flamante mandatario, con una dinámica de guerra relámpago que Milei aplicó desde que asumió, a partir de un drástico ajuste fiscal.

La versión trumpista del shock tendrá su capítulo económico, pero la primera parte demostró que desde México hasta Ushuaia todos son iguales para la Casa Blanca, es decir, posible objeto de una deportación en caso de no tener los papeles para residir en el país del sueño americano. Las primeras 72 horas del nuevo gobierno está signada por el pánico de inmigrantes indocumentados y la posibilidad de que Trump cumpla con su promesa electoral de realizar deportaciones masivas.

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Ahí está la línea roja que Milei deberá superar para saber si podrá zafar de la insignificancia que el nuevo gobierno republicano le prodiga a todos los países de América Latina. Para conseguir ese objetivo, Milei se respaldará en los vínculos que tejió en cada viaje realizado para no dejar dudas de las coincidencias políticas e ideológicas con la derecha y la ultraderecha norteamericana que siguen a Trump. Ahora llegó el momento de cobrar los dividendos en acciones concretas del nuevo inquilino de la Casa Blanca, ahora que renovó el contrato por cuatro años.

"Nuestra batalla es contra las ideas del gradualismo. Los argentinos estamos acostumbrados a la desilusión. Ha habido dictaduras y gobiernos democráticos. Hubo experiencias reformistas, pero hasta ahora todas habían fracasado. Coaliciones de gobierno que habían sido elegidas para implementar reformas rápidamente fracasaban", dijo Milei este sábado en la Gala Hispánica, la cena de celebración que reunió a los principales dirigentes latinos del trumpismo.

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Fue una de las escalas previas del presidente argentino antes de sentarse en sexta fila dentro del Capitolio, para ver jurar a Trump. En el evento latino, Milei fue recibido como un rockstar y les endulzó los oídos. Posiblemente, al tanto del shock que el nuevo mandatario aplicaría, Milei hizo una reivindicación de su experiencia y defenestró al gradualismo. En su alocución habló del fracaso de las coaliciones reformistas y sin nombrarlos, aludió a Cambiemos y a Juntos por el Cambio.

"¿Por qué fracasaban? - se preguntó - La razón es simple: hasta ahora, ningún gobierno, con excepción de (Carlos) Menem, se había animado a aplicar las recetas del liberalismo de cuajo y sin temor. Esto sucede por miedo, a perder apoyo, a romper acuerdos, a la protesta social y a perder las elecciones. Es por ese miedo a perder apoyo que acomodan sus ideas", insistió Milei y conectó con el clima de expectativa del trumpismo. "Para nosotros lo más importante es implementar las reformas, gobernamos sin miedo, aplicando medidas de shock en la sociedad y en el mercado", lanzó.

La fría relación entre Javier Milei y Mauricio Macri, el "amigo" de Trump

Milei nombró a Menem y eludió mencionar al expresidente Mauricio Macri. En los noventa, el dos veces presidente, fue recibido hasta en el Capitolio y se llevó muy bien por administraciones republicanas y demócratas. Tres lustros después, Macri hizo lo mismo, antes de pedir un préstamo inédito al FMI, por 55.000 millones de dólares, que no habría sido concedido sin el respaldo del Tesoro de la primera presidencia trumpista.

Macri es amigo de Trump desde hace años y Milei es un nuevo amigo del magnate que niega a su antecesor, pero que se diferencia por las políticas que aplica. El fundador del PRO es parte del gradualismo que Milei busca conjurar, mientras se fagocita a su electorado, por implementar medidas de shock que la administración de Cambiemos no se animó, o no quiso, aplicar en el primer año de gestión.

trump macri

De todos los países del continente, Milei es el único que puede jactarse de venderle la idea de la motosierra fiscal a Trump. También de reivindicar la experiencia de Federico Sturzenegger, como una especie de ministro "exportable" de Desregulación para hacer algo parecido en Estados Unidos. Trump diseña una versión similar en su gobierno, de la mano del magnate Elon Musk. Hasta hace dos días, iba a estar acompañado por el excandidato republicano Vivek Ramaswamy, pero fue desplazado de la futura secretaría de Eficiencia.

Vínculos más profundos y con el guiño del FMI

En su octavo viaje por Estados Unidos, desde que calza el traje de presidente, Milei no sólo quedó en el punto de partida de una relación que podría fortalecerlo o debilitarlo en el futuro. Los siete anteriores los hizo con el objetivo de estrechar lazos con los republicanos, pero fueron durante el gobierno de Joe Biden. En su primer año de gestión, Milei profundizó los vínculos con la administración norteamericana, bajo gestión demócrata, a niveles inesperados. Es el prólogo de lo que puede construir con Trump.

milei georgieva

Después de los elogios que recibió del establishment trumpista, el pasado domingo, el Presidente también se llevó la promesa del FMI y el reconocimiento de su directora Gerente, Kristalina Georgieva, de respaldar el shock que Macri no aplicó. Podría otorgarle los 11.000 millones de dólares que faltaron entregar en el préstamo pactado en 2018, cuando Mauricio selló la suerte electoral de su gobierno.

Aferrado a la idea de adelantar escenarios, el presidente argentino quiere acelerar las definiciones del Fondo. La semana que viene llegará a Buenos Aires una misión para cumplir el gesto de Kristalina, mientras la Casa Rosada sobrevende la iniciativa de explorar un Tratado de Libre Comercio, con una potencia que se encamina a cerrar sus fronteras comerciales y endurecer los aranceles.

Milei apuesta a ser la excepción, con la misma aspiración que Macri tenía cuando era el único presidente latinoamericano que conocía a Trump y se consideraba su amigo.

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