El es oficinista y ella, ama de casa. Viven en Comodoro Rivadavia, están juntos hace 13 años y tienen un hijo de 6. Contaron su historia.
Llevan juntos 13 años, tienen un hijo de 6 años y viven en Comodoro Rivadavia, Chubut. Él trabaja en una oficina y ella es ama de casa. Hacen la vida de cualquier pareja con un niño pequeño, excepto en un lugar: la cama. Hace ya un tiempo, se sumaron a un grupo swinger que reúne a gente que elige disfrutar del intercambio de parejas.
“Somos como los referentes del grupo para nuestra ciudad”, contó ella recientemente en una entrevista con Infobae, en la que juntos transmitieron que animarse a romper con la convención en la vida sexual de la pareja solo les trajo beneficios, en una suerte de “viaje de ida” que “fortalece” mucho el vínculo.
“En nuestra ciudad no es tan fácil. No todos están preparados para entender qué tipo de relación tenemos con Adri”, contó la mujer de mediana edad. Y agregó: “Tenemos un Instagram juntos y nos anotamos en una página que es como una aplicación de citas para swingers. Acá los encuentros se dan en bares comunes. Ahí tenemos la primera charla y acercamiento, para luego avanzar si hay química entre los cuatro”.
Aunque Jésica y Adrián, como se identificaron para la entrevista, no andan contándole al todo el mundo su predilección por el intercambio sexual, y en las fotos que comparten en busca de parejas suelen ocultar sus caras, saben que muchos de sus allegados están al tanto o imaginan cuál es su elección de vida.
“Yo se lo conté a mi familia, pero sin entrar en detalles, y ellos no tienen problema -reveló Adrián-. Además, siempre que puedo, a algún amigo le recomiendo el intercambio sin contarle todo. Le digo que fortalece la pareja, que es mucho mejor que escaparse solo y ser infiel. Que después de cada encuentro, aumenta el amor por tu pareja”, valoró.
Intercambios de pareja en Comodoro Rivadavia
Si bien Comodoro tiene más de 215 mil habitantes junto a Rada Tilly -la villa balnearia vecina-, las posibilidades de toparse con parejas con las que tuvieron un encuentro íntimo son, sin duda, mucho más altas que en un centro urbano como Buenos Aires o ciudades grandes como Córdoba o Rosario.
“Después, nos cruzamos en la puerta del colegio o en el supermercado y como si nada hubiera pasado”, se rió Jésica, quien reveló además que, transcurrido ya un tiempo desde que comenzaron en el mundo swinger, ya tienen “varias parejas amigas” en la ciudad, con las que se encuentran cada tanto: “La pasamos muy bien”, confesó.
La naturalización de este tipo de vida de pareja ha llevado a que Jésica y Adrián suelan tener charlas en las que se cuentan lo que cada uno vivió entre las sábanas durante un intercambio. “No nos callamos nada. Hablamos de los detalles, del sexo y de cómo la pasamos con la otra persona -confiesa Jésica-. A mí, al principio me costaba soltarme. Sentía que no podía contarle todo. Pero bueno, después me acostumbré.”
Cómo se iniciaron en el mundo swinger
Jésica admitió que en un principio la aventura swinger fue todo un desafío. Y contó que las redes sociales también fueron fundamentales, por a través de ellas logan contactar a una pareja con muchos años de experiencia.
El vuelco en su relación se dio hace tres años cuando viajaron a Buenos Aires y fueron a ver Sex, la provocativa obra del conocido y exitoso dramaturgo José María Muscari. No solo les gustó. Cuando salieron del teatro, se fueron derecho a un boliche swinger que quedaba cerca, a ver de qué se trataba la experiencia.
“Ya habíamos hablado del tema. Del morbo de vernos con otras personas -explicó Adrián en la entrevista-. Lo hicimos cuando viajamos a la Capital porque acá en Comodoro es imposible. No hay ni boliches para eso. Es todo mucho más reservado”, explicó.
“La idea era ver qué nos pasaba si veíamos a nuestra pareja besar a otro hombre o mujer. Darnos cuenta si eso nos daba celos. Pero fue todo lo contrario, fortaleció aún más nuestra relación”, destacó la pareja que se casó por civil y por iglesia en 2023. “Entramos a lo desconocido. Era todo nuevo para nosotros”, agregó.
Su esposa aseguró que después de aquella experiencia iniciática, rápidamente se acabaron todas las dudas. “Cuando volvimos a Comodoro, sentíamos que era un viaje de ida. Que ya no podíamos volver atrás”, lo sintetizó.
“Decidimos que lo íbamos a hacer. Siempre todo consensuado entre los dos”, rememoró Adrián sobre el momento en que ambos definieron la forma en que avanzarían, y los términos y códigos entre ambos para concretar nuevos encuentros.
Primero fue intercambio de parejas en habitaciones separadas, luego dieron un paso más compartiendo entre todos el mismo espacio y, en algunas oportunidades, incorporaron únicamente a otra mujer a la pareja.
Hay un concepto que sostienen y les resulta fundamental: “No puedo estar con una chica, si a Jesi no le copa la otra parte de esa pareja. Sería una falta de respeto”, lo explicó Adrián.
En cuanto a qué buscan en las otras parejas para compartir la cama, agregó: “Somos muy respetuosos del gusto de los dos para que se concrete el encuentro. Nos fijamos en la higiene y buena onda. Que tengan buena conversación y gustos en común”.
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