Aparentemente drogado y muy alterado, se autoincriminó en el crimen de Rodrigo Colihuinca (17), que la Justicia no logra resolver desde 2012. Este viernes podría quedar libre.
Brian Muñoz, de 29 años, se acercó a una comisaría de Trelew a confesar un crimen. No uno cualquiera, sino quizás el de mayor repercusión de los últimos tiempos en la ciudad de Chubut, por lo macabro y porque en 12 años no pudo ser escalrecido.
Se trata del asesinato de Rodrigo Colihuinca, quien el 16 de marzo de 2012, luego de estar doce horas desaparecido, fue encontrado sin vida en un descampado en el barrio Malvinas Argentinas de Trelew.
El cuerpo del joven de 17 años estaba descuartizado. Lo último que se sabía es que había salido de su casa para ir a hacer un trabajo práctico de la escuela.
Hace casi un mes y medio, sorpresivamente, un hombre que en el momento del asesinato también tenía 17 años, se presentó en la Comisaría Segunda de la ciudad y de manera espontánea, ante el oído atento y sorprendido de tres policías, confesó ser el autor.
Estaba visiblemente alterado y con signos de haber consumido alguna sustancia, pero tamaña confesión llevó inevitablemente a su detención preventiva y el inicio de los trámites necesarios para incorporar el testimonio a una investigación judicial hace mucho tiempo estancada y tantas veces criticada.
Apenas unos días después, en sede judicial, el hombre que hoy tiene 29 años declaró ante la Justicia que nada de lo que había dicho en la comisaría es cierto.
Desde entonces está detenido en la misma comisaría de Trelew, con asistencia psiquiátrica y a la espera de que su abogado logre que lo liberen.
Este viernes 5 de julio, será un día clave, porque en una audiencia pautada para las 11 de la mañana, los jueces decirdirán si hacen lugar al pedido de revisión de la prisión preventiva que le dictaron, presentado por su defensor.
En la previa a esa determinación, el abogado que lo reperesenta, Facundo Bonavita, volvió a hablar públicamente del caso y dio los argumentos que esgrime en favor del detenido.
“Todo lo que dijo es mentira”, reiteró. Y además sostuvo que el único elemento que tiene la Justicia para privarlo de su libertad es su propio testimonio.
El abogado sostuvo que no hay ninguna otra prueba para mantener a Muñoz detenido y además resaltó que toda la información de un caso tan largamente tratado en los medios estaba disponible para su representado, como para elaborar un relato detallado como el que hizo ante los agentes, en un momento en el que “no estaba en sus cabales” .
“Se pudieron rescatar recortes periodísticos del momento en el que apareció el cuerpo de Colihuinca, hace 12 años. Esas impresiones del diario habían informado la forma en la que apareció el cuerpo y por eso Muñoz tenía conocimiento de cómo había sucedido el hecho”, explicó el abogado.
Y continuó: “Está claro que en el momento en que Muñoz hizo su declaración en la Comisaría Segunda, mintió en todo momento. Declaró que había matado a una persona y la tenía enterrada en el patio de su casa”, lo cual se comprobó, mediante excavaciones hechas durante la investigación, que era mentira”, reveló.
“También dijo que había matado a Colihuinca y le había cortado la cabeza y otras cosas que no son verdad”, amplió.
Bonavita adjudica a la salud de su defendido, que está con asistencia psiquiátrica desde la detención, el hecho de que se haya adjudicado el horrendo crimen. Dijo que estaba con “alteración mental por el consumo de sustancias” y que, en esa situación, dijo “barbaridades que no son ciertas”.
También reveló que en la pericia psiquiátrica Muñoz relata una historia personal de “consumo de sustancias desde los 12 años y un antecedente de trauma en su infancia”.
Según indicó, los peritos concluyeron que “las facultades de él se habían visto alteradas al momento de la declaración que hizo en la comisaría”.
Además, Bonavita repitió que el único elemento que la justicia tiene contra su defendido es su autoincriminación y que hoy no existen pruebas concretas que justifiquen su preventiva, “por lo menos hasta que se obtengan los resultados de las pericias de ADN”.
El horrible crimen de Trelew
El jueves 15 de marzo del 2012, cerca de las tres de la tarde, Rodrigo se despidió de su padre para ir a hacer un trabajo práctico de la escuela. Hasta la mañana del sábado siguiente, Juan no supo más nada de su hijo.
Fue entonces cuando lo llamaron desde una fiscalía y tuvo que ir a reconocer unas prendas de vestir que eran del adolescente. Las habían hallado en una escena que a los agentes de justicia se les hacía imposible detallarle.
El cuerpo de Rodrigo había aparecido la tarde del día anterior en un descampado cercano al barrio Malvinas Argentinas. Los indicios indicaban que lo habían matado con saña desmedida. Lo habían decapitado y varias partes de su cuerpo estaban desprendidas.
Pero pronto concluyeron que esas mutilaciones no habían sido responsabilidad en su totalidad responsabilidad del o los asesinos. Lo adjudicaron a una jauría de perros callejeros que andaban por el lugar.
Con toda la ciudad atenta al horrendo crimen, la investigación judicial manejó distintas hipótesis y versiones, y obtuvo muy pocos resultados. Nunca se supo ni quién ni por qué pudo matar al adolescente.
En el medio, hubo allanamientos, incautación de celulares (incluido el de la víctima), sospechosos a los que al final ni siquiera se les tomó declaración y varios cruces y disidencias entre representantes de la Justicia. Y por supuesto, reclamos de la familia y de Juan, el papá de Rodrigo, acompañados de la comunidad local.
Casi dos años después, el expediente de la causa era flaco y tenía apenas cuatro cuerpos, y el procurador general de Chubut, escribió en una resolucion fechada en abril de 2014: “Se observan un sinnúmero de constancias absolutamente sobreabundantes y de documentos que han sido agregados hasta tres veces, todo lo cual obviamente atenta contra principios tales como la celeridad, inmediatez o informalidad”.
“Ya bastante tiempo se ha perdido en la investigación de este grave hecho sin el logro de resultados concretos como para seguir dispensando recursos en actividades estériles”, escribió el jefe de los fiscales de la provincia.
Ahora, a 12 años del brutal asesinato, un muchacho que aparentemente se vio superado por sus consumos problemáticos, parece estar a un paso de volver a conducir a la investigación a dar, una vez más, un paso en falso.
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