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Paraná-da bien, Millo, qué golpazo

Sorpresivo. River ganaba con gol de Driussi, pero se quedó y en el complemento Patronato lo dio vuelta. ¡El elenco entrerriano lo tiene de hijo!

Paraná, Entre Ríos.- El fútbol es para los vivos, dijo Marcelo Gallardo. En sus palabras quedó reflejado un dejo de bronca y tirón de orejas para su equipo, que volvió a sufrir con Patronato de Paraná, a esta altura ya karma de River. Le ganó estando en la Primera B y en primera dos veces, la segunda anoche 2 a 1, derrota que -paradójicamente- significó la pérdida del invicto y el primer triunfo de los entrerrianos.

En un mismo partido River es capaz de mostrar versiones contrapuestas. ¿Es el Millo el equipo que gusta y gana como contra Banfield y Vélez o, por el contrario, la versión rancia de aquel que empató con Defensa y Justicia? Aquel partido (3-3) fue un presagio de lo que sucedió anoche. Es que una cosa fueron los primeros 20 minutos, cuando encontró seguridad en su juego, y otra la del segundo tiempo desconcertado y sin reacción.

El Millo se quedó sin invicto y a cinco puntos del único líder Estudiantes.

Precisamente el Cabezón, bien asociado con Andrade, gestó el primer gol que llegó a través de Driussi, que primero avisó a los cuatro y dos minutos más tarde facturó con remate cruzado. Pero promediando la etapa, River empezó a padecer los problemas de la falta de definición y el desajuste en las coberturas que el arquero Batalla logró contener, dentro de lo poco que hizo Patronato.

No pasó lo mismo en el segundo tiempo, cuando los de Forastello notaron flaquezas y se vinieron desnudando aún más los desacoples defensivos del rival. Así a los 10 minutos, un centro desde la derecha encontró a Vargas para el empate ante una defensa estática. Lejos de generar rebeldía, el gol provocó más apatía en la visita. Desapareció D’Alessandro y Andrade también bajó su intensidad, lo mismo que Driussi. Hasta Alario, desconocido, se fue antes. Si el empate ya era una carga, ni hablar cuando en otro envío cruzado los centrales estáticos otra vez observaron cómo el lateral Lucas Márquez desviaba al gol el centro del recién ingresado Matías Garrido para consumar la victoria local.

Para completar la noche negra, Denis Rodríguez se fue de boca con el árbitro Vigliano y fue expulsado. Todo mal. Sí, Muñeco: el fútbol es para los vivos.

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