La última imagen de Luciana Muñoz, horas desesperadas y datos críticos
Para los investigadores, las expectativas de encontrar viva a Luciana son ínfimas, pero el aumento de la recompensa y datos sensibles alientan una esperanza.
La búsqueda de Luciana Antonella Muñoz Aguerre, la joven de 20 años que está desaparecida desde el 13 de julio, no solo tiene en vilo y angustiada a toda su familia y amigos sino que le ha quitado el sueño a todos investigadores, tanto en la policía como en la justicia. El tema también ocupa al gobierno.
¿Qué se puede decir? que lamentablemente la brecha para dar con Luciana es más que ínfima, pero algo queda, casi nada, pero créame, en estos casos "casi" es mejor que "nada".
¿A qué nos referiremos? a que surgieron datos muy sensibles que alimentan una posibilidad, remota debo ser sincero, pero no descabellada. Repasemos la causa.
La desaparición de Luciana
A esta altura de la historia ya se ha podido reconstruir bastante las últimas horas de la joven que es víctima de la adicción a la cocaína.
Reitero un concepto que vengo repitiendo en varios casos. Hay entender que una persona adicta es víctima. Las áreas del cerebro responsables de la toma de decisiones, el autocontrol y la planificación están afectadas. Esto dificulta la capacidad de evaluar las consecuencias de sus acciones y la toma de decisiones racionales.
Motivo por el cual, la capacidad de ejercer juicio y autocontrol está disminuida, lo que hace que la persona actúe impulsivamente en busca de más droga sin considerar los riesgos a los que se expone.
Luciana llevaba más de 10 días sin celular porque se le había roto, pero incluso cuando lo tenía a lo mejor no tenía crédito para utilizarlo porque el dinero se lo gastaba en cocaína. “Había veces que lograba comunicarse enganchándose a una red wifi gratuita”, confió una fuente del caso.
En los últimos días, utilizaba para comunicarse con sus amistades el chat de Facebook mediante el celular de su abuela con la cual convivía en Gran Neuquén.
La última imagen
De hecho, la última imagen de Luciana la capta la cámara de un comercio cercano a la casa de su abuela. Dicha imagen es de la tarde del 12 de julio. Estremece, por la sencillez que emana.
Avancemos. No importa la fuente, esto está corroborado. Luciana mantuvo contacto con un hombre de 35 años con el cual quedó en juntarse en su vivienda, en el barrio San Lorenzo, para consumir drogas y alcohol.
De hecho, está comprobado que una vez que se encontraron fueron en taxi a comprar cocaína y cerveza. "Fueron dos dosis, la cerveza y el taxi. Gastó 20 mil pesos", confió una fuente. La justicia y los investigadores tienen todos los testimonios que así lo corroboran.
Esa noche del 13 de julio, el encuentro incluyó consumo y relaciones. Lo esperable. Luego, tipo 9 a 9:30 el hombre se tenía que ir a realizar un trabajo, es albañil, y ella se marchó. A partir de ahí, no se supo más nada respecto del paradero de Luciana.
Detalle. Como fue la última persona con la que estuvo Luciana se le dio vuelta la precaria vivienda que habita. Los peritos de Criminalística pasaron todo tipo de luces buscando fluidos y se analizó el escenario en busca de indicios de violencia. No había absolutamente nada.
De todas formas, este hombre no ha quedado descartado de la investigación por cuestiones obvias, fue el último en estar con ella ella.
La hipótesis del búnker narco
La madre radicó la denuncia 72 horas después de la desaparición porque estaban acostumbrados a que Luciana, como no tenía celular, avisara a los dos días dónde se encontraba.
Esa ventana temporal fracturó todo en la investigación. No es lo mismo arrancar la búsqueda un par de horas o incluso un día después que tres días. En esa grieta se puede caer muy profundo, de hecho, van 14 días y no hay un dato claro del paradero de Luciana.
Bajo reserva se supo que a partir del dato de la adicción, se especuló con la posibilidad de que Luciana se haya ido a la casa de algún dealer o un búnker narco y que haya quedado retenida en el lugar.
Nada es extraño ni imposible en este ambiente. De hecho, en junio, la fiscalía de Delitos sexuales acusó a un dealer de Cordón Colón por raptar y violar a una joven adicta. En la investigación surgieron dos víctimas más.
Estos búnkeres simulan ser casas comunes de barriadas urbanas, incluso, a veces son las más seguras del lugar con altas paredes, portones amplios y cámaras de seguridad. Los que venden drogas también se cuidan.
Lo cierto es que el vecindario, muchas veces no los denuncia por temor o porque hay algunos que están vinculados haciendo las veces de soldaditos.
En este escenario es que la recompensa del Gobierno es sumamente importante. Al inicio de la semana, el Gobierno ofertó un millón de pesos, dinero que hacen los kiosquitos narcos en media jornada de ventas.
La cifra resultó irrisoria y LMN así lo advirtió: “Tal vez hubiese sido mejor ofrecer un monto por encima de los 10 millones de pesos porque esas son cifras que pueden alimentar traiciones y el valor de algunas personas que puedan manejar información muy sensible”, reza la nota publicada el 25 de julio a primera hora de la mañana.
Este viernes a última hora del día, el Gobierno anunció que por decreto se incrementaba de la recompensa a 10 millones de pesos. Ahora crecen las expectativas, pero los márgenes para encontrarla se han reducido dramáticamente.
Horas críticas
Mientras más horas pasa la víctima en este tipo de situaciones, los riesgos crecen no solo por el consumo y una sobredosis, sino por la mala alimentación y deshidratación, algo que impacta sensiblemente la capacidad de resistencia de organismo.
Contemplando los guarismos que develan las estadísticas, cruzado con este caso extremo, las probabilidades de que Luciana aparezca con vida están reducidas drásticamente.
Para que se entienda, las probabilidades de supervivencia van variando. En los primeros tres días son altas, entre un 70 y 80 por ciento. Del cuatro al séptimo día se cae significativamente de un 40 a 60 por ciento. Del día 8 al 11, la supervivencia ronda entre un 20 y un 30 por ciento.
Luciana lleva 14 días y si bien se la buscan por tierra y aire, los investigadores saben que hay una ventana que se cerró o como de mínima está al filo.
Este es el principal motivo por el cual es tan necesario que las personas que hayan visto algo informen urgentemente a la Policía o fiscalía. Desde ya está garantizada la reserva de su identidad.
Victimología, una cuota de esperanza
Cuando les digo que se recurrió a todo, créame que es a todo. Ahora, ese filo temporal que podría quedar para dar con Luciana está en la victimología.
En toda investigación criminal es básico y sumamente necesario conocer al detalle a la víctima y su entorno. Perfilación pura.
¿Qué se ha podido reconstruir? Que la relación de Luciana con su mamá no era la mejor, el motivo puede ser la adicción entre otros.
Hay datos que dan cuenta que “la tirantez con la madre había generado situaciones de violencia en reiteradas oportunidades por lo que Luciana había llegado a dormir a la intemperie, afuera de la casa de su mamá, por eso vivía con la abuela”, explicó una fuente de la investigación.
Con el padre, no existía vínculo. De hecho, los pesquisas no solo no lo han podido ubicar, sino que el hombre no se ha acercado a la Policía para averiguar nada. Se sospecha que a lo mejor ni siquiera está enterado de la desaparición de Luciana.
En esta situación familiar compleja, es que se abre la posibilidad, tal vez ya remota, que Luciana haya salido de la provincia. Difícil, no imposible. Pero en estas horas frías y dramáticas cualquier luz, por remota y distante que esté, se transforma en una esperanza.
Al cierre de este artículo, les cuento que algo más queda, pero por ahora es información que no se puede contar.
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