Roque Mora casi no opuso resistencia cuando lo mataron
"No hubo lucha, la víctima no opuso resistencia", aseguró el licenciado en Criminalística Eduardo Prueger, en una nueva audiencia por el crimen.
Este jueves, en la cuarta audiencia del juicio por jurados contra Sara Miranda por el brutal homicidio del anciano Roque Mora de 73 años, declaró como testigo propuesto por la fiscalía el licenciado en Criminalística Eduardo Prueger, quien brindó algunos detalles respecto a la escena del crimen y a las lesiones sufridas por la víctima. Aseguró que la víctima no opuso resistencia.
Luego de mostrar imágenes de la vivienda de Roque Mora e incluso imágenes de la víctima tendida ya sin vida sobre su cama, el experto explicó la mecánica del crimen asegurando que la autora primero golpeó fuertemente en la cabeza a la víctima con una botella de vino. El anciano, al recibir este primer golpe, se encontraba sentado sobre la cama, según la hipótesis planteada por Prueger.
Siguiendo el relato del licenciado en Criminalística, la presunta asesina luego habría agarrado una segunda botella, está más dura, de cerveza, y con Mora ya acostado boca arriba en la cama, siguió golpeándolo y cortándolo con los vidrios de las botellas. Más tarde lo apuñaló, provocándole ahora sí la herida mortal en la zona del abdomen.
A partir de las manchas de sangre que se encontraron en toda la casa y en particular en la cama, Prueger pudo determinar que “la víctima prácticamente no opuso resistencia. Solo antepuso los brazos en algún momento, por eso sufrió algunas lesiones. Pero casi no se movió mientras sufría la agresión”.
Esto alimentaría la teoría del ensañamiento. La víctima, un anciano de 73 años con varias patologías preexistentes, muy medicado, con movilidad reducida y con una profunda depresión, fue atacado brutalmente en su cama sin oponer resistencia.
También analizó las prendas de vestir. En ese sentido, explicó que no se detectaron rasgaduras de las costuras, lo que da la pauta de una ausencia de lucha, sin que la víctima haya opuesto resistencia alguna. Las únicas roturas en la vestimenta de Roque Mora corresponden a las realizadas con las armas utilizadas
“Buscaba elementos de valor”
En la vivienda se observó un casi perfecto orden y una gran limpieza. “Todo estaba en orden, salvo algunos cajones abiertos, lo que llamó la atención. Esto indica que alguien estuvo buscando algo”, explicó el licenciado, hablando de la vivienda de la víctima tras el crimen, sin hacer mención hasta ahí a la habitación.
“Lo que se observa acá es el típico caso de robo o asalto a personas mayores, donde se encuentra un alto grado de violencia, presumiblemente exigiendo elementos de valor, y luego de conseguir lo que se busca, el victimario o la victimaria se van; o en caso de conocer a la víctima, terminan asesinándolo”, se animó a aventurar Prueger.
Sara Miranda sabía lo que hacía
Luego del testimonio de Prueger fue el turno de un un profesional que se desempeña en Gabinete de Psiquiatría y Psicología Forense, quien brindó un perfil de Sara Miranda, asegurando que por el material con el que contó a la hora de hacer una evaluación, pudo establecer que se encontraba en sus plenas facultades mentales a la hora de concretar el homicidio.
El profesional de la psiquiatría destacó la coordinación de las acciones llevadas a cabo por Miranda y, en ese sentido, afirmó que "su aparato psíquico funcionaba bien y le permitía realizar acciones complejas orientadas a un fin. Pudo comprender y dirigir sus acciones".
A su vez, aseguró que quedó descartado de plano un estado de inconciencia o la insuficiencia de las facultades mentales de la mujer a la hora de cometer el crimen.
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