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"Si no hubiese sido por el alcohol, no lo habrían asesinado"

Lo afirmó la viuda del ex policía al que mataron de 300 puñaladas en Cutral Co. Pide que los autores paguen y que haya justicia.

Sonia Muñoz todavía no termina de procesar la atroz manera en la que asesinaron a su pareja, el ex policía Juan Horacio Panitrul, pero está segura de algo. “Si no hubiese sido por el alcohol, él seguiría vivo. Lamentablemente, esa fue su última recaída”, sentenció la mujer, que ahora reclama justicia.

“Todavía no caigo en lo que le pasó a mi compañero. Todo esto es muy doloroso y no sé cómo lo voy a superar”, arrancó explicando Sonia a LMN, con un tono de voz que denotaba cierto agotamiento.

“Las primeras noches las pasé casi sin dormir, llorando, y todavía me cuesta. Me despierto en medio de la noche recordando muchísimas cosas, no entiendo por qué tanta maldad”, advirtió la mujer, a la vez que confió que no está tomando ni tranquilizantes ni somníferos para poder descansar en la noche.

A Juan Panitrul (31) lo asesinaron de 300 puñaladas en un departamento ubicado en el bloque B1 del barrio San Martín, conocido también como las ex 500 viviendas, de Cutral Co. Allí se reunió el miércoles 22 de julio a la tarde a tomar unos vinos con el dueño del lugar, Rodrigo “el Loco” Leiva Carrasco (42) y Daniel “la Fiera” Silvera (49). El crimen, según la autopsia, ocurrió entre las 20 y las 23 de ese día, pero el cadáver recién fue encontrado el viernes.

El Loco y la Fiera fueron acusados por el fiscal Gastón Liotard de homicidio agravado por ensañamiento y se les dictó una prisión preventiva por seis meses, por considerarse acreditados los peligros de fuga y entorpecimiento.

Esa maldita bebida

Panitrul nació y se crió en Lonco Luan, donde ahora descansan sus restos en un cementerio de la comunidad mapuche.

Trabajó como oficial albañil durante mucho tiempo, levantando cabañas en Villa Pehuenia. Tenía una adicción al alcohol con la cual lidió gran parte de su vida y se apoyó en la Iglesia evangelista para intentar superarla.

En 2013 conoció a Sonia, que ya tenía en ese entonces un hijo de 5 años. “Él se transformó prácticamente en su padre y tuvimos un hijo juntos”, detalló la mujer que aprendió a soportar las borracheras de Panitrul.

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"Si no hubiese sido por el alcohol, no lo habrían asesinado"

En 2014 ingresó a la Policía, pero sus recaídas en la bebida lo llevaron a tener sanciones que se fueron reiterando con el tiempo. “Estuvo en tratamiento en el hospital de Cutral Co. La Policía lo mandó a un grupo de ayuda. Él tenía que asistir y llevar un certificado a la comisaría, demostrando que estaba cumpliendo con el tratamiento”, recordó Sonia.

Pero la adicción al alcohol pudo más y la Policía finalmente en 2017 le soltó la mano y le dio de baja. Por ese entonces, el único amigo que tenía en la localidad lo ayudó a ingresar a una empresa de servicios petroleros, donde producto de la crisis lo despidieron.

Después, hizo changas de albañilería y recientemente había comenzado a estudiar enfermería. “Anhelaba poder recibirse para comenzar a trabajar”, detalló la viuda.

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Cada vez que tenía una recaída, algo que se había hecho habitual en el último tiempo, “se iba a la YPF de la Ruta 22 y se juntaba a tomar con un hombre grande que lo conocía de ahí, de ponerse a tomar. Pero cuando se emborrachaba no era violento, todo lo contrario, se ponía nostálgico y le gustaba hablar de su abuelo con el que de chico pasó mucho tiempo yendo a caballo a las veranadas”, recordó con tristeza Sonia.

Cuando Panitrul se excedía con la bebida, no solía volver a su casa para evitar que lo vieran en ese estado su pareja y los chicos, por lo que se iba a la casa de su suegra, que vivía justo enfrente.

Tras la resaca, recurría a la iglesia en busca del perdón y la voluntad necesaria para dejar el alcohol. “Llegó a estar hasta siete meses sin tomar y hablaba mucho con el pastor, hasta esta recaída que fue la última”, contó Sonia, con un sabor amargo en la boca.

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La última llamada

Su pareja recordó que Juan salió de la casa el martes 21 y ya no volvió. “La noche del martes la pasó en la casa de su amigo y el miércoles a la mañana llamó, lo atendió nuestro hijo y le dijo que nos amaba mucho, después cortó”, recordó con angustia.

Después devino un derrotero de llamadas que hizo Sonia tratando de ubicar a Juan, pero todas fueron en vano. De todas formas, insistió hasta que el viernes la Policía llegó a su casa para informarle del asesinato.

“A esas personas (por los asesinos) no las conocía, no se juntaba con ellos, debe haber sido algo ocasional”, explicó la mujer, a quien todavía le sigue dando vueltas en la cabeza el porqué lo mataron de esa forma. “Si hay algo vinculado a un ataque sexual, seguramente él se ha querido defender, porque era fuerte”, advirtió Sonia, que tomó conocimiento de que en la investigación hay una hipótesis que apunta a un móvil sexual. En la autopsia se estableció que había muchas puñaladas sexuales, es decir, en la zona genital y anal, y otras lesiones que rozaban el sadismo, además de la mutilación del pene, los testículos y las tetillas, entre otras.

“Lo único que quiero ahora es que esta gente pague por lo que le hicieron a Juan. Quiero justicia”, ratificó Sonia, que confió que pese al dramático momento que está pasando, nunca se acercaron ni la llamaron de Atención a la Víctima para brindarle contención a ella y los chicos.

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-> La intriga del móvil

Con el Loco Leiva y la Fiera Silvera tras las rejas, la fiscalía avanza para tratar de establecer el móvil de semejante crimen. Por ahora, hay indicios que surgieron de la autopsia al cuerpo de Panitrul, donde se pueden observar puñaladas sexuales tanto en la zona genital como anal. Además, presenta lesiones superficiales realizadas con un cuchillo que rozan el sadismo “porque le generan placer a quien las hace por el gran dolor que provoca en la víctima. A esto se suma que le mutilaron los órganos sexuales al cadáver.

Estos elementos son los que sostienen la hipótesis de que ocurrió alguna situación vinculado a la sexual, ya sea una relación o un intento de abuso.

No obstante, no descartan que esto también pueda haber sido propio de un brote de ira y odio tras una discusión por cualquier otro motivo del cual hasta ahora no se sabe nada.

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