La tecnología que cambiará cómo el transporte está casi lista para irrumpir en las calles: promete una verdadera revolución en la movilidad urbana.
La expectativa crece entre quienes imaginan un futuro donde los vehículos autónomos sean parte del día a día. De la mano de Tesla, ese momento está más cerca de lo esperado: combinando inteligencia artificial y tecnología de punta, la compañía liderada por Elon Musk promete revolucionar la movilidad urbana acercando ese sueño a la realidad cotidiana.
En concreto, a partir del 12 de junio, la ciudad estadounidense de Austin, en Texas, será el escenario de las primeras pruebas de los robotaxis de Tesla. Allí, al menos diez vehículos operarán en zonas delimitadas por geocercas, un sistema que restringe la circulación a entornos controlados para maximizar la seguridad. Y si todo sale bien, el plan es expandir el proyecto a unos mil más en los próximos meses.
Este lanzamiento refleja el giro de Tesla hacia la inteligencia artificial, priorizando la conducción autónoma y el desarrollo de su robot humanoide, Optimus, por sobre el lanzamiento de nuevos modelos de autos eléctricos. “Son lo único que importa a largo plazo”, afirmó Musk.
Los autos utilizados en esta fase inicial no serán los esperados Cybercabs, cuya producción está programada para 2026, sino modelos ya presentes en su catálogo, como el Model Y o el Model 3, también vehículos eléctricos con un alto nivel de autonomía. Operarán con la primera versión del software de conducción autónoma total (FSD) sin supervisión, una tecnología que Tesla también planea implementar en los vehículos de sus clientes a partir del próximo año.
Elon Musk y los desafíos de los robotaxis
Pero el camino hacia los robotaxis como un estándar de nuestra sociedad no está exento de desafíos, y ese software es un punto clave: la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de Estados Unidos (NHTSA, en inglés) lo puso bajo la lupa, especialmente tras incidentes en condiciones de baja visibilidad, como lluvia intensa o niebla, y le exige a Tesla respuestas sobre el desempeño de los autos en climas adversos antes de pensar en su aprobación a gran escala.
Tesla también enfrenta dificultades financieras. En el primer trimestre de 2025, sus ganancias cayeron un 71% a 409 millones de dólares, con ingresos reducidos un 9% a 19.300 millones. No hay pocos que ligan estos magros resultados a la controversia generada por el rol político de Musk como asesor de Donald Trump, cargo al que renunció el 28 de mayo tras desacuerdos con un proyecto de ley impulsado por el presidente estadounidense.
Tesla y el futuro de la movilidad autónoma
Pese a los retos, Tesla busca picar en punta y liderar el sector, y para eso negocia con otros fabricantes con vistas a licenciar su software FSD, extendiendo la tecnología autónoma a otras marcas y posicionándose así como un referente innovador en una carrera cada día más feroz.
Por caso, a diferencia de Waymo, que ya opera taxis sin conductor en varias ciudades de Estados Unidos con mapas de alta precisión, Tesla apuesta por una inteligencia artificial generalizada, sin depender de mapas detallados, lo cual permite mayor flexibilidad pero también demanda un enfoque cauteloso para garantizar la seguridad.
Pensando a gran escala, el proyecto de la empresa en Austin es un paso clave hacia el Tesla Network, la anticipada iniciativa que permitirá a propietarios alquilar sus autos como robotaxis. Para eso, además de demostrar que los vehículos pueden operan exitosamente sin intervención humana, su éxito dependerá de resolver otros desafíos técnicos, como desarrollar un sistema de facturación eficiente.
En ese sentido, este lanzamiento va más allá de Tesla, y es un vistazo al futuro del transporte que podría sentar precedentes de cara a su regulación y adopción como alternativa de movilidad en todo el mundo. Si el proyecto cumple con las expectativas, podría marcar el comienzo de una nueva era, donde los vehículos autónomos sean otro elemento más de nuestra rutina.
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