El debut del streamer fue un paso más de una organización que simboliza la destrucción del deporte más popular del país.
No es casualidad que el debut de un chico de 24 años, sin paso por inferiores y ajeno a la vida del fútbol profesional, con el único objetivo de fomentar el marketing, haya sido en Deportivo Riestra. El "club" que maneja el abogado Víctor Stinfale ha construido su crecimiento sobre la base de violentar a un deporte que cada ve se parece menos a lo que en algún momento fue.
La escalada en categorías de AFA fue llamativa y contó con la inestimable colaboración arbitral. Una y otra vez, los rivales sufrieron jugar contra Riestra, porque ya se sabían que enfrentarlo era garantía de derrota.
Pero además de ser uno de los tantos beneficiados por la gestión que comandan Claudio Tapia, Pablo Toviggino y Federico Beligoy, el club que se viste de negro es un ataque a lo que ha representado históricamente el fútbol en argentina.
Lejos de cualquier moralina, el fútbol es mucho más que una disciplina en nuestro país. Se trata de un fenómeno cultural sobre el cual se ponen en juego la identidad, las costumbres y la pasión de millones de fanáticos, entre otros intangibles valiosos en términos humanos.
Antecedentes similares de Riestra en los últimos dos años
Desde que llegó a Primera -con aquella sucesión de escándalos arbitrales- Riestra fue generador de noticias de alto impacto y puro envase.
La primera fue el método de entrenamiento militar, en el cual los jugadores corrían por la playa a las 3 de la mañana mientras la mayoría de la gente estaba de vacaciones.
Es el mismo "club" en el que hicieron debutar a un nene de 14 años solo con el objetivo de salir en los medios y tienen una DJ de música electrónica para la previa y el entretiempo, algo que no tiene absolutamente nada que ver con el fútbol y menos en el ascenso.
El mismo "club" en el que los futbolistas toman energizante durante los partidos con una pose ridícula para promocionar la marca que lo auspicia.
Nada de lo que había pasado tiene la gravedad de que sea titular un streamer en un partido de primera, pero todo fue parte de la escalada en la cual este "club" rompe todo lo futbolero que hay a su paso.
Que la "movida Spreen" haya sido contra el puntero del campeonato, el mejor equipo nacional en el año, es una puñalada después del tiro en el pecho del fútbol argentino. Pero todo tiene que ver con todo, porque Luis Lobo Medina, el árbitro del encuentro, es uno de los "mimados" de AFA, protagonista de varios de los escándalos antes mencionados.
Tapia y compañía dicen defender a los clubes y no querer Sociedades Anónimas. El caso de Riestra no sería el argumento más transparente sino todo lo contrario.
Del otro lado, magnates extranjeros y cómplices nacionales como Milei, Macri, Fassi y Verón, cuyas ideas inevitablemente implicarán que los clubes sean empresas sin vínculo social, el rasgo distintivo del fútbol en este territorio.
Y a menos que haya un inesperado volantazo de sensatez, una palabra que se aplica cada vez menos en Argentina, esto que supo ser un deporte con virtudes y defectos, morirá desangrado.
Lo que quede será cualquier cosa, pero no el fútbol como lo conocíamos.
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