Alejandro Álvarez viene de consagrarse en el Viejo Continente y le contó su historia a LM.
La región cuenta con talento de exportación en diferentes disciplinas. Centenario tiene a Alejandro Álvarez, el jugador de voley nacido en la ADC que brilla en el Grenoble de Francia. Hace pocas semanas logró el ascenso a la segunda división y habló sobre sus logros con a LM.
“Es la segunda vez que juego, la primera fue en 2019 y fue mi primera experiencia fuera del país. Me quedó una mala espina porque no la conseguí terminar, se canceló por el COVID. Me tuve que volver repatriado a Neuquén”, relató.
El central de 30 años tuvo un primero paso inconcluso en Europa debido a la Pandemia. Entonces, se instaló en su ciudad natal y buscó seguir jugando en la zona. “Tuve revancha y volví a la competencia profesional, desde el COVID intenté jugar en Gigantes del Sur pero no había mucho presupuesto, había muchos problemas económicos en el país. No me podían pagar y yo estaba trabajando, no podía dejar el trabajo”, recordó.
Después de un par de temporadas de no poder jugar como profesional, llegó la revancha. “Por casi dos años jugué amateur, seguí entrenando y compitiendo pero de esa manera. Volví este año y superó todas mis expectativas, fue una temporada excelente. Me llevé bien con mis compañeros, me trataron muy bien del club, me sentí muy bienvenido y salimos campeones. ¿Qué mejor que eso? Ascendimos y salimos campeones”, contó sobre la última temporada en Francia.
El centenariense llegó al Grenoble, que lleva el nombre de la ciudad. El equipo había descendido al tercer escalón del vóley galo. “Estábamos en tercera división y ascendimos a segunda, hasta la cuarta división es profesional, entonces hay mucha competencia. Es de las mejores ligas de Europa, las de Polonia, Italia y Francia son las más fuertes del mundo”, explicó.
Para Alejandro fue un desafío más que difícil, no solo por el nivel, sino también por la abundancia de centrales. "Fue difícil, juego de central y había otros dos chicos en la misma posición, altos como yo y con trayectoria, compartir la cancha fue difícil. El año pasado jugué de titular y este año lo comencé de suplente. Con el tiempo fui ganando cancha y terminé jugando bastante. Por suerte me fui ganando el espacio", repasó.
De hecho, desde el club reconocen que es muy complicado ascender de manera rápida luego de haber caído de categoría. Sin embargo, los números sorprendieron y la institución le pidió al argentino que continué allí. "Es posible seguir allá, dijeron que querían que me quede. Nos dijeron en realidad a todos, tuvimos un año donde de 20 partidos ganamos 19 para ser campeones. A la vez estoy buscando otras oportunidades", comentó.
La llegada al profesionalismo y después a Europa
Como tantos adolescentes, se acercó al deporte en Centenario a los 13 años. “Creo que a los 15 me metí de lleno, habré empezado a los 13 en la ADC más o menos con el entrenador Ariel Jiménez, que nos llamó a mí y a mi hermano mayor que también juega al vóley y tuvo muy buena carrera deportiva”, rememoró.
La insistencia de aquel entrenador para involucrar a su hermano en el deporte entusiasmó también a Alejandro. “Ese técnico lo fue a buscar a mi casa, vio que era alto y habló con mis padres. Le dijo que quería que juegue al vóley, que podría tener futuro, ahí comenzó él y como él comenzó, yo intenté”, agregó.
En etapa formativa, también practicó básquet en una ciudad donde ambas disciplinas tienen historia. “Jugaba al básquet y empecé a jugar al vóley, hacía los dos deportes a la vez. A los 15 me convocaron a la selección de Neuquén de vóley y ahí fue como que ya me gustaba más. Veía que podía llegar a algo, entonces le metí al vóley y al básquet, lo dejé. Sigo jugando cada tanto, pero para divertirme, voy a tirar al aro nomás”, dijo.
Nacido deportivamente en Club Asociación Deportiva Centenario, Alejandro tuvo que dar un paso más cuando Buenos Aires tocó a su puerta. “Tengo 30 y empecé mi carrera profesional o semiprofesional a los 17 cuando fui a jugar a Vélez. Esa fue mi primera experiencia, me pagaban una beca y jugaba ahí. Para mí era cumplir un sueño cuando estaba ahí en Buenos Aires, es el mejor nivel del país para competir”, sostuvo.
Muchas veces tuvo que mirar desde afuera los partidos de El Fortín, aunque aprovechó los momentos. “Nunca fui titular, pero siempre estuve ahí, en el banco o como refuerzo. Después jugué para Vélez, en la Liga Nacional. Siempre estudié en capital y jugaba al vóley paralelamente. En 2017 me cambié al club Untref, de la Universidad de 3 de febrero”, detalló.
Con más rodaje en Untref, fue ganándose su lugar en el ambiente. “Tenía muchas ganas de hacer esa experiencia y me puse en contacto con un agente que busca clubes en Europa, un español. Ese año estaba jugando en la Universidad de Tres de Febrero, nos había ido muy bien, ascendimos a la primera división bonaerense”, contó.
Como es habitual en otros deportes, para buscar la oportunidad recolectó muchos videos donde pudiese demostrar sus cualidades y una vez conseguido los envió para probar suerte. “Junté buenos videos de partidos y tenía un currículum. Había jugado en Gigantes del Sur, en Neuquén, en Vélez y Untref. Empezamos a mandar para todos lados y este agente tenía contacto acá en Grenoble, en Francia. Así fue como se dio, vieron mis videos, me contactaron, me hicieron una propuesta y fui”, afirmó.
En el primer paso en 2019 fue de adaptación y aprendizaje, pero ahora llegaron los triunfos. “Me había quedado eso. Me dieron la oportunidad y el espacio, así que lo aproveché y más que agradecido”, expresó.
Es difícil vivir del vóley en Argentina
El central del Grenoble tiene en su cabeza el deseo de volver al vóley argentino, pero concretarlo es difícil. “Me gustaría mucho, sé que es difícil. Al vóley argentino, a nivel económico, le cuesta más conseguir el dinero para tener a los jugadores. A mí me encantaría, pero realmente mi realidad no me permite ir a jugar gratis a ningún club”, explicó.
“La competencia es buena, el nivel es buenísimo y se está notando a nivel selección que está siempre en los primeros puestos. Lamentablemente es muy difícil vivir del vóley”, sumó.
Centenario, el hogar
No hay nada mejor que casa y Alejandro lo sabe. “ADC, de Centenario, sin duda es el club de mis amores. Ahora cuando vuelvo de vacaciones me llevo las zapatillas porque hay un torneo, así que voy a participar y vamos a jugar ahí un fin de semana, creo que el 17 de julio”, contó.
“Estamos todos chochos porque no es solo el vóley. El ambiente es muy lindo, aparte de los partidos después te comes un asado, te cagás de risa con los chicos momentos lindos”, agregó sobre compartir con sus amigos del club.
Desde su ida a Vélez Sarsfield hasta su llegada a Francia, Alejandro ha tenido muchas vivencias y se vienen más. “La verdad que no me puedo quejar. Disfruté mucho y me dio muchas amistades, conocí lugares nuevos, increíbles, y personas increíbles también. Estaría bueno que los chicos que están empezando a jugar al vóley sepan que se puede llegar con entrenamiento, con motivación y hay un montón de oportunidades para llegar”, sostuvo, hablándole a los que inician en el deporte.
El vóley fue primordial en su vida, pero siempre tuvo que hacer algo más además de ser un profesional. “Estudié técnico en producción musical de grabación de sonido y siempre paralelo al vóley. Trabajé de diferentes cosas, mi primer trabajo fue en un "Subway", fui mozo en un restaurante, vendedor de ropa, estuve en un corralón en Plottier, de todo. Con lo que estudié también tuve algunos trabajos y a futuro me gustaría, porque como el vóley no es para siempre, lo que más me gustaría continuar es con el sonido y la música”, concluyó.
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