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La Mañana Párense de Manos

Párense de Manos III: el nieto de Ringo Bonavena le ganó al de Carlos Monzón en un combate emotivo

El triunfador, que parecía estar en desventaja desde lo físico por la diferencia de altura, lo suplió con golpes duros durante los tres rounds.

Franco Bonavena se quedó con uno de los combates más emblemáticos de la velada "Párense de Manos III" al imponerse por decisión unánime a Agustín Monzón en el Estadio Tomás Adolfo Ducó. El duelo tuvo un peso simbólico especial: ambos son nietos de Oscar “Ringo” Bonavena y Carlos Monzón, dos leyendas absolutas del boxeo argentino que nunca se enfrentaron entre sí. Décadas después, sus apellidos volvieron a cruzarse en un evento atravesado por el espectáculo, la nostalgia y una fuerte carga emocional.

Cómo fue la pelea entre los nietos de Bonavena y Monzón

La cancha de Huracán fue escenario de un acontecimiento inédito para el boxeo nacional. Si bien el combate estuvo lejos de los cánones del profesionalismo, la propuesta se apoyó en el show mediático y en el valor histórico del cruce. En ese marco, Bonavena, pese a ceder ventaja en altura, tomó la iniciativa desde el inicio y fue quien conectó los golpes más claros a lo largo de los asaltos, imponiendo su ritmo y actitud.

La puesta en escena tuvo un fuerte componente identitario. El ganador fue el primero en ingresar al cuadrilátero, en el rincón azul, luciendo la camiseta del Globo como homenaje a su abuelo Ringo, reconocido hincha del cuadro de Parque Patricios. Monzón, en tanto, apareció por la esquina roja al ritmo de “Yo soy sabalero”, canción emblemática de Colón de Santa Fe, club históricamente vinculado a la figura de Escopeta.

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El primer round mostró las intenciones de ambos. Agustín intentó sacar provecho de su mayor alcance, utilizando el jab para mantener la distancia y sumar puntos. Franco, por su parte, buscó acortar el ring y trabajar al cuerpo, aunque sin demasiada regularidad en ese tramo inicial. La pelea se desarrolló con intensidad, aunque con desprolijidades propias de un contexto más ligado al entretenimiento que a la alta competencia.

En el segundo asalto, el nieto de Ringo logró marcar diferencias; un uppercut certero a mitad del round le permitió ganar confianza y tomar el control del combate. Monzón, al verse superado en la corta distancia, recurrió con mayor frecuencia al clinch para neutralizar los avances de su rival y frenar el ritmo. El desgaste comenzó a sentirse en el tercer round. El cansancio fue evidente en ambos pugilistas y la calidad de los golpes disminuyó, pero el triunfador mantuvo la iniciativa y logró acorralar a su contrincante contra las cuerdas en varias oportunidades, reforzando la percepción de dominio.

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La emoción de los boxeadores tras el combate

Los últimos minutos ofrecieron el momento más atractivo del mano a mano. Ambos se plantaron en el centro del ring e intercambiaron golpes con decisión, despertando la ovación de los presentes y cerrando el combate con un pasaje vibrante, acorde al clima festivo de la velada. El fallo de los jueces fue unánime a favor de Bonavena, que se quedó con la victoria en la primera pelea del evento especial.

Tras el duelo, las emociones afloraron. “Es muy emocionante, luché por estar acá. Todo lo que me esforcé hoy se ve reflejado”, expresó Monzón. Bonavena, en tanto, destacó el valor simbólico del cruce: “Dimos un peleón, honrando los dos apellidos, nos cumplieron un sueño. Más allá del resultado, los apellidos volvieron a encontrarse sobre un ring, esta vez bajo una lógica distinta, pero con el mismo peso histórico.

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