El alma de un gran fotógrafo nos acompaña

No había historia importante para cubrir en la que no estuviera él, ya fuera un policial impactante, algún encuentro político de máxima trascendencia o una esperada final en un torneo de fútbol. Él siempre llegaba, saludaba a todo el mundo y comenzaba a mirar de reojo el entorno, como si estuviera calculando el encuadre o la distancia para la mejor foto.

Rodolfo Garavaglia (Barullo o Baru) fue uno de los grandes fotógrafos que trabajó en LM Neuquén y que desgraciadamente nos dejó muy joven, allá por 2017.

Llegó a mediados de los ´80 para trabajar en el diario El Neuquén. Posteriormente lo hizo en La Mañana del Sur y finalmente en LM Neuquén, donde se jubiló.

Fue maestro de fotógrafos en tiempos en donde no solo había que dominar una cámara, sino que también era necesario conocer todos los secretos de la química para lograr el mejor revelado tanto de los negativos como del papel.

No era nada sencillo. Había que salir con un rollo de no más de 10 fotogramas y traer la ilustración de la nota y otra posible para la tapa. Pero él lo hacía con una habilidad natural, como si se tratara de algo simple.

"Baru" Garavaglia

Logró fotos imposibles, algunas impactantes por la crudeza, pero que no hacían otra cosa que reflejar la realidad cotidiana, a veces banal y otras, dramática.

En este nuevo aniversario vale la pena recordarlo con este breve escrito y las fotos que lo muestran aferrado a una cámara fotográfica, su gran compañera.

Es una forma de homenaje a un gran profesional, pero también a un buen compañero.