Las bajas temperaturas han sacado a la luz, una vez más, clásicos problemas en escuelas, hospitales y la calle.
“Se vino el frío nomás”, me decía un vecino que barría las hojas que se acumulan en gran número en las veredas en el otoño neuquino. Con el frío llegaron la lluvia y la nieve a varios puntos de la provincia, y se comenzaron a ver algunos problemas en la infraestructura edilicia de los colegios, donde los alumnos ya vienen sintiendo el fresquete ante la falta de calefacción, un clásico, si no de qué hablaríamos o qué reclamarían algunos sectores.
El frío también se nota en las guardias hospitalarias, donde principalmente los más pequeños son “invitados” seguros ante los casos de bronquiolitis y otras enfermedades respiratorias. Estudios indican que, producto del confinamiento por el COVID, no todos están con las defensas a tope para enfrentar los nuevos virus. Tampoco parecen estar preparados los sistemas, que se ven abarrotados por la alta demanda.
Hablando de frío, y la temporada invernal que promete ser bastante dura por estas tierras patagónicas, en la semana contamos en esta página un drama que va en crecimiento. No es la inseguridad, que tristemente ya es una realidad y no una sensación.
Es la dura foto de otras grandes capitales, pero que Neuquén ya muestra. La gente sin techo que duerme en los rincones de la ETON, o del balneario municipal o consigue alguna vacante libre en los hogares, que no dan a basto ante una creciente población en situación de calle.
Desde Desarrollo Social prometen dar solución, pero los conflictos internos en medio de la imperdonable causa de los planes sociales, y ahora de los nombramientos “a dedo” , se complica la cosa.
Vivimos un boom de las exportaciones de Vaca Muerta y un fuerte crecimiento de la ciudad, pero hay mucho por solucionar.
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