Uno de los neuquinos que viajaron al partido de Boca ante el Real Madrid hace 20 años repasa vivencias increíbles y lo invade la nostalgia y la emoción.
Las emociones más profundas embargan por estas horas a Heriberto Daniel Illescas, uno de los neuquinos que fue testigo privilegiado de la hazaña de Boca en Japón ante el Real Madrid, de la que hoy se cumplen 20 años. La felicidad de haber presenciado un momento histórico para el club de sus amores y el fútbol argentino en general. Y también el recuerdo inevitable de su hija Valentina, fallecida hace dos años, a quien le transmitió la misma pasión y a la que luego llevó a la Bombonera para posar con la foto de la Intercontinental que él vio levantar a Riquelme y compañía en vivo y en directo.
Como toda viaje, surgen anécdotas. Y más en una travesía semejante. Tan lejos del país y con el sentimiento bostero a flor de piel. "Fui con la gran ilusión de traer la Copa Intercontinental y se me cumplió. Viajé con varios amigos de Neuquén como Ricardo Aronica, Jorge Huerta y el doctor Roberto Savariano, que lamentablemente ya no está con nosotros", señala con nostalgia este hombre de 66 años a LM Neuquén.
Una situación tan cómica como premonitoria se dio en la previa al partido histórico que ganó Boca. "La anécdota que más recuerdo fue en nuestra visita el gran Buda de Kamakura, la ciudad del gran Buda. Al llegar a él, fue una sorpresa increíble por su dimensión y ahí se me ocurrió ponerme frente a él y rezar y pedirle que ganaríamos 2 a1", se envalentona con el relato de un momento insólito, que refleja la pasión que sienten los hinchas por su equipo y lo que son capaces de hacer.
"Resulta que al sentir que se daría ese resultado, comencé a correr alrededor de su imponente figura, gritando 'ganamos 2 a 1'. Fueron varias vueltas bajo las miradas asombradas de los monjas, muy arrodillados venerándolo y pidiendo en silencio, actitud muy contraria a la mía. Y bajo las risas de todo mi grupo. Pero lo increíble es que se cumplió y 'ganamos 2 a 1 carajooooo", celebra su propia ocurrencia y el resultado en el partido soñado del que hoy se cumple un nuevo aniversario. De no creer.
Antes de enloquecer con los goles de Palermo, enloqueció para que el empleado de la puerta en el estadio Nacional de Tokio no le cortara el ticket pues quería conservarlo intacto como recuerdo. El tema era cómo hacerle entender al japonés, tan estrictos y correctos que son, y sin hablar el idioma.
"Me le arrodillaba, le agarraba los pantalones, hice cualquier cosa para que no me la rompa. Le pedí 'no me lompa la entrada porque quiero hacer un cuadro'... Mis amigos se reían porque qué me iba a entender el tipo. Por suerte lo tengo en casa, es una reliquia", agrega el neuquino sobre otro episodio que jamás olvidará.
En el final también menciona a una personita que lo acompañará siempre y que desde el cielo alienta al xeneize. "A mi hija que la perdí hace dos años, un 12 de enero. Uno de los lindos recuerdos que tengo con ella es que a raíz de mi viaje a Japón quiso conocer la Bombonera. Era bostera, dormía siempre con una camiseta de Boca que la usaba como piyama", cuenta con su voz entrecortada.
"Nos sacamos fotos con las Copas y estábamos contentos por conseguir entradas sobre la hora, pero eran para la tribuna visitante, un partido contra Colón cuando se jugaba con las dos hinchadas. Así que estuvimos tranquilos y calladitos, jaja", cierra con una sonrisa.
También lo afectó la reciente muerte de Maradona. Pero Toshi, como lo conocen los amigos, aprendió a convivir con el dolor. Y a valorar las cosas lindas que le dio la vida y pudo disfrutar en su momento, como al Boca campeón ante el poderoso y galáctico Real Madrid y a su querida Valen.
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