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La Mañana Corrupción

En medio de insultos, los hijos de Lázaro Báez llegaron a Buenos Aires para ser indagados

Leandro, Luciana y Melina viajaron en el vuelo 1883 de Aerolíneas Argentinas que partió de la ciudad de Río Gallegos.

Aunque están citados para prestar declaración indagatoria ante la Justicia entre el 4 y el 11 de julio, tres de los cuatro hijos del empresario Lázaro Báez, preso desde abril en la cárcel de Ezeiza, llegaron esta madrugada a la ciudad de Buenos Aires provenientes de Santa Cruz.

Leandro, Luciana y Melina viajaron en el vuelo 1883 de Aerolíneas Argentinas que partió de la ciudad de Río Gallegos y arribó al aeroparque metropolitano Jorge Newbery pasadas las 5.30, y al salir de la terminal aérea fueron increpados por algunos pasajeros que los insultaron y les gritaron "ladrones, devuelvan la plata", además de calificarlos de "corruptos" y "vendepatria".

Sorpresivamente los Báez compartieron el mismo avión con el diputado nacional del FpV y líder de La Cámpora, Máximo Kirchner.

Consultado por la prensa sobre si sabía que en el mismo avión iban tres de los hijos de Báez, respondió: “Mirá vos, no sabía”; al tiempo que indicó que su viaje era para participar de una sesión en la Cámara baja y remarcó que “siempre viajo en este vuelo”.

Al contingente Báez se les unirá en Buenos Aires el otro de los hermanos, Martín, el mayor de los varones, sospechado como una pieza clave en el engranaje de la llamada ruta del dinero K, además de haber sido el comprador de varias de las estancias que se le adjudican a su padre Lázaro en la provincia de Santa Cruz.

En cualquier caso, los cuatro hermanos Báez (Martín, Luciana, Leandro y Melina) deberán comparecer ante el juez Sebastián Casanello para dar explicaciones sobre su condición de beneficiarios de una media docena de cuentas bancarias en Ginebra, llegando incluso una de ellas a manejar 25 millones de dólares. Por esta razón, la Unidad de Información Financiera (UIF) pidió la detención.

Por su parte, la defensa de Báez pidió que suspendiera la citación de los hermanos Báez (quienes según confesó su padre la semana pasada, buscando probar su inocencia, “sólo saben el cincuenta por ciento” de lo que pasó) por entender que no hay pruebas para acreditarles la titularidad de cuentas en el extranjero.

También pidió que no citara a sus hijos hasta tanto la Cámara no expidiera sobre la recusación a Casanello por ellos solicitada.

“No tenemos miedo”, dijo escueto Leandro Báez a la agencia Télam y a otros medios de prensa que ocuparon posiciones en el aeropuerto de Río Gallegos, adonde los hijos del empresario preso por corrupción llegaron con más antelación de la que exigía la hora del vuelo, y añadió: “Vamos a cumplir con la Justicia, nada más”.

Por su parte, Luciana, quien viajó acompañada de su marido Jorge Müller, al ser consultada sobre la posibilidad de ver a su padre en el penal donde está preso, respondió con un escueto “espero que sí”, mientras que ante la pregunta de si tenía miedo, dijo: “No, tranquila”.

El de los Báez fue un embarque que transcurrió en un clima de tensión, dada la reticencia de los hermanos a tener contacto con el periodismo; protagonizándose algunas escenas que tuvieron como actores centrales a los guardaespaldas que custodiaban a los hijos del dueño de Austral Construcciones.

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