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La Mañana recompensa

Encontró cheque por dos millones y le dieron $300

Una muy pobre recompensa para un humilde y honesto héroe.

Un hombre que encontró tirado en una cuneta en la calle un cheque por 2.000.000 de pesos, tuvo el enorme gesto de buscar en la guía el nombre del titular de ese documento. Lo encontró y se lo devolvió sin ponerle precio a su actitud, sólo esperando que esa persona que había recuperado el dinero lo recompensara. Pero tuvo poca suerte, porque tuvo recompensa, sí, pero de 300 pesos.

El hecho ocurrió en la ciudad de Corrientes donde Leonardo Fernández es tarjetero de los estacionamientos medidos en las calles. Y en una de esas esquinas fue donde se encontró el cheque con un valor inalcanzable… “Yo vivo en el Santa Catalina, allá tengo mi terreno y mi casita. Pero fui hasta el barrio San Antonio donde vive mi mamá para usar su guía telefónica”, contó el héroe mal recompensado en declaraciones al diario El Litoral.

Fernández resolvió el tema como un hombre de bien y a la antigua: nada de apelar a celulares ni a bases de datos, él fue derecho a la guía de la compañía telefónica. Y, ¡bingo!, encontró al damnificado que hasta el llamado de su salvador, ni se había dado cuenta que no tenía el cheque en su poder. “Cuando me atendió por teléfono, empecé a sentir ruido de papeles, porque se puso a revolver sus cosas: se ve que no tenía idea de que lo había perdido”, describió Leo.

$8 Es el dinero por cada auto al que le pone el estacionamiento medido. Confía en que Dios lo ayudar

Al confirmar que, efectivamente, los dos millones de pesos no estaban en su poder, el hombre le preguntó a Fernández dónde lo podía ir a retirar y él le contó que tanto de mañana como de tarde está en su puesto de trabajo en la calle, con las tarjetas, frente a la obra social Ioscor.

“Llegó en una camioneta grande, modelo 2020 –relató Leo-, y me dio 300 pesos de recompensa. Yo le pedí que me comprara mercadería para mi hijo, pan, harina, leche. Le dije que no quería el efectivo, pero sí que me ayudara con algo de mayor valor”. Pero lejos de hallar la empatía que él había tenido, no obtuvo respuesta. O sí: el dueño del cheque le dijo que era todo lo que tenía.

Es habitual que encuentre cosas en la calle, “siempre estoy atento en la calle –dice-, para cuidar los autos y que no les pase nada”. Y si bien no siempre encuentra cosas de tanto valor material, a veces ocurre que descubre cosas que quien las perdió las lamenta muchísimo. De hecho, hace una semana levantó del suelo un medidor de glucosa para diabetes, pero no vio a nadie cerca y lo guardó en su mochila. Al rato, pasó una señora mayor buscando algo por la calle y era el medidor, que él le devolvió.

Devolver cosas, toda una misión

Mientras cuenta con orgullo que la señora a la que le encontró su medidor de diabetes lo gratificó subiendo una foto con él a su Facebook, Leo Fernández indica que trabaja en ese lugar del centro correntino desde hace cuatro meses. Y que siempre que encuentra cosas, se las guarda esperando a devolverlas. Antes trabajaba frente a un colegio y se cansó de encontrar tiradas en la calle llaves y celulares de los chicos. Y nunca pide nada, aunque creyó que en el caso del cheque, que él nunca hubiese podido cobrar, podía ser distinto. “Le pedí que me ayudara porque avisándole que había encontrado el cheque a su nombre, le evité le tener que hacer montones de trámites”.

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