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Estudiantes se profesionalizan para salir al campo laboral

Alumnos de 6° año de la EPEA de Plottier realizan prácticas profesionalizantes que les dan herramientas para recuperar lo perdido en pandemia.

La pandemia del coronavirus dejó cientos de inconvenientes en la sociedad, y en la escuela se reflejan día a día con menos estudiantes en las aulas y muchos retrasos por falta de conectividad. Por eso varias instituciones ponen todo el esfuerzo para que sus alumnos y alumnas salgan adelante.

En la Escuela Provincial de Educación Agropecuaria (EPEA) N° 2 de Plottier lo que más esperan los estudiantes, en general, son las prácticas. Sembrar, cuidar los cultivos, podar, estar con los animales y también producir con la materia prima de su mano, otros alimentos, bebidas o hasta cremas naturales.

Pero la escuela virtual por las restricciones del coronavirus no permitieron todas esas prácticas con sus profesores y junto a sus compañeros y compañeras.

Las autoridades del Centro Formación Profesional Agropecuario (CFPA) N° 1 de Plottier, que funciona en el mismo predio que la escuela secundaria, pusieron a disposición sus avanzadas capacitaciones para que los jóvenes pudieran tener sus prácticas profesionalizantes y avanzar con sus estudios.

La idea con la vista puesta en el futuro es brindar más y mejores oportunidades a los jóvenes para contribuir en el desarrollo productivo de la zona, que empieza con que todos terminen el secundario.

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Talleres de cultivo de hongos, chacinados, alimentación saludable, elaboración de vino y de producción de plantas aromáticas son algunas de las capacitaciones que todos los estudiantes de 6° año van a realizar como parte de su currícula.

Gustavo Silva, perito forestal y uno de los profesores de la capacitación del cultivo de hongos del CFPA N° 1, explicó a LM Neuquén que la iniciativa busca “colaborar post pandemia con las tareas de conocimiento de la escuela secundaria”.

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Silva compartió que los estudiantes están “con muchas ganas de aprender”, y contó además que en general los alumnos y alumnas de la escuela agropecuaria tienen una conexión particular con la tierra, “tienen una elección por lo agropecuario”. “Es una escuela elegida, muchos estudiantes tienen un origen productivo, viven en una chacra o tienen una vocación marcada”, compartió el profesor, quien además destacó que los estudiantes son muy cumplidores en la tarea y en los horarios.

“Los jóvenes ya tienen bastante conocida la experiencia agropecuaria, tienen buenas preguntas, son muy intensos en sus inquietudes. Y eso me permite poder avanzar más profundo en el sentido agroecológico del taller, mirar la producción con menos herramientas y más observación”, explicó Alicia, profesora del taller de aromáticas.

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Por su parte, Marcos Railaf, director de la EPEA N° 2 destacó este proyecto en conjunto y dijo que los estudiantes “pueden fortalecer un contenido que por la pandemia no pudieron ver y a su vez, cumplir con la práctica profesionalizante en otro contexto ya profesional donde tienen que aplicar los conocimientos brindados en la escuela.

-> Los estudiantes

Anahí Godoy tiene 19 años y cursa el 6° año de la orientación vegetal de la EPEA. Eligió la producción de plantas aromáticas para profesionalizarse, y sueña con convertirse en ingeniera agrónoma en el futuro.

Llegar al último año de la secundaria en esta escuela agropecuaria incluía, antes de la pandemia, viajes a San Patricio del Chañar, Villa la Angostura o El Bolsón para hacer las prácticas. Este año se quedaron más cerca, pero con mucho que aprender de sus vecinos de CFPA N°1, más conocido como “El Puesto de Plottier”.

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“Yo estoy haciendo el proyecto de plantas medicinales y para concluirlo tengo que tener aprobado este curso de aromáticas”, explicó la estudiante, quien destacó poder tener prácticas presenciales para poder entender más sus iniciativas.

Muchos estudiantes llegan al 1° año de la EPEA con el plan a futuro de convertirse en veterinarios, pero con el transcurso de los años las líneas se empiezan a abrir y las opciones son muchas. Hoy esta estudiante está abocada a las plantas y como muchos de sus compañeros y compañeras, al cuidado del medio ambiente.

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Dentro de su proyecto de plantas medicinales trabaja en la producción de jabones y champú con packaging biodegradables, que luego se pueden tirar al compost. Hablar de plástico, entre estos estudiantes, es casi de otra era.

En el curso de plantas aromáticas no utilizan insecticidas, todo es orgánico. Tratan las plagas y las enfermedades de cada planta con otras plantas. Usan diente de león para aportarles hierro a las plantas, por ejemplo.

“Para mí es hermoso trabajar con las plantas. Y aprendo un montón, mi proyecto es justamente de producción de aromáticas así que me sirve un montón”, contó Jonatan Aravena, otro de los alumnos del curso de aromáticas.

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Ivana Andreani, tiene 19 años y desde el jardín añoraba que la EPEA sea su escuela. “Vine por primera vez cuando aún las monedas alcanzaban para comprarte algo, mi mamá me puso 75 centavos en el bolsillo del guardapolvo y me compré dos litros de leche y dije esta es mi escuela”, recordó la estudiante. Aquella vez vio una vaca que tenía una forma de estrella en el lomo y que cuando finalmente ingresó a primer año supo que era un toro que la acompañó casi toda la secundaria.

“Para mí este es mi lugar en el mundo. No encuentro otro lugar más lindo que este, yo disfruto todo. Todo lo que aprendí acá lo aplico afuera y creo que me va a servir para mi futuro profesional”, expresó la alumna de 6° año, quien está haciendo la capacitación de cultivo de hongos.

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