La policía de la provincia de Santa Fe inspeccionó el Coloso Marcelo Bielsa y allanó un fortín de la hinchada leprosa que contaba con alarma digital y cerraduras de máxima seguridad.
La ciudad de Rosario volvió a ser noticia por un episodio relacionado al crimen y la inseguridad. Durante un allanamiento dispuesto por el gobierno de la provincia de Santa Fe, que formó parte de un operativo de seguridad por la vuelta al público a las canchas, la policía encontró un búnker de la barrabrava de Newell's dentro del estadio.
El fortín de la hinchada leprosa contaba con varias cerraduras de máxima seguridad y una alarma digital. Una vez que pudieron abrir la puerta que estaba extremadamente blindada, los efectivos policiales ingresaron al cuarto y pudieron encontrar banderas, bombos y tarros de pintura rojos y negros que se utilizaban para vandalizar la ciudad.
El búnker se encontraba en frente de la herrería del club y posteriormente se conoció que, tanto las llaves de las cerraduras como la contraseña de la alarma, estaban en manos de Brian Sprío, uno de los tres jefes de la barra de Newell's que responde a Máximo Cantero, el máximo líder que actualmente se encuentra preso.
Las autoridades de seguridad santafesinas, que actuaron en conjunto con Grupo de Operaciones Tácticas (GOT) y por la Policía de Acción Táctica (PAT), le ordenaron a Ignacio Astore, flamante presidente de la Lepra, que retire un cartel que había sido instalado cerca del búnker con la intención de que las cámaras de seguridad no capten las reuniones de la barra.
“Sólo había banderas y bombos. Llegué hace ocho días al club, que viene de tres años y medio de muchos vicios”, se atajó Astore ante el lamentable suceso. Sin embargo, terminó reconociendo que el recinto era controlado por la barrabrava.
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