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La Mañana Club Patagonia

La Chevy quedó en muy buenas manos

La historia de los ganadores del clásico que sorteó Patagonia.

El club Patagonia encaró una aventura con cuatro ruedas, que finalmente llegó a buenas manos.

José Luis Crespo fue el ganador oficial de la Chevy que sorteó la institución naranja para recaudar fondos para mejorar la infraestructura del club. Pero el flamante vencedor le obsequió el auto a su hijo Sebastián, a quien le encantan “los autos viejos”.

“Un día volví de trabajar, ni mi papá ni yo somos personas muy expresivas, él estaba mirando tele y me dice ‘tomá, te compré esto’. Él sabe que a mí me gustan los autos viejos, entonces le dije gracias y como faltaba mucho para el sorteo lo guardé y después me olvidé”, contó Sebastián, quien piensa conservar el Chevrolet modelo 77. “Nos gustan los cachirulos viejos, la verdad que vino bárbaro”, agregó.

“Al auto por el momento le alquilé un galpón, estamos haciendo los trámites de transferencia que van a ser terminados esta semana, después de a poco se le van haciendo unos detalles en la mecánica, propios de los años que tiene el auto y después la idea es ir a uno que otro encuentro, a una carrera de regularidad o algún evento o desfile, o bien, para disfrutarlo con amigos”, contó el cincosaltense de 36 años, que vive en Cipolletti y trabaja en Neuquén.

El auto no pudo tener un mejor ganador, ya que a Sebastián le encantan los autos de estas características, no solo los denominados clásicos, más bien los que tienen muchos años y kilómetros recorridos. “Tuve autos viejos, un Renault 12, un Fiat 600, alguna vez tuve un Falcon por poco tiempo. Pero un auto como este, en este estado, no. Menos habérmelo ganado”, destacó.

José Luis tiene cuatro hijos, pero decidió obsequiarle la rifa a Sebastián por el amor que comparten por los autos. “Somos cuatro hermanos, pero ellos manejan por necesidad, no por gusto. Son músicos, para ellos es un fierro viejo más, por eso me lo regaló a mí, porque sabe todo lo que a mí me gustan”, contó.

Hugo Hernández, el presidente de Patagonia e impulsor de la rifa fierrera, entregó el sábado el premio e hizo un balance sobre la experiencia: “De los números que salieron a la venta hubo muchos que no se pudieron vender porque los chicos no los rindieron, algunos los perdieron y hubo gente que realmente quería comprar el número y no pudo. Por ese lado, está la parte negativa. Pero nos sirvió de experiencia para saber de qué se trataba”, subrayó el dirigente neuquino.

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