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La Mañana política

La política actual, veinte años después del 2001

La crisis de representación evidenciada en los dos partidos tradicionales derivó en las coaliciones partidarias. Se originaron nuevos liderazgos y narrativas.

Si bien hay una multiplicidad de ángulos y aristas para repensar y analizar lo que significaron las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, veinte años después podemos señalar algunos elementos que aunque sean propios de la dinámica política actual, se entienden como consecuencias de aquella crisis y nos permiten comprender el presente. Todo lo que sucedió en estas dos últimas décadas de historia política argentina está vinculado a la crisis del 2001.

La victoria más clara sin dudas fue la de la movilización popular. El Estado y el ecosistema político se vieron obligados a incorporar de manera progresiva a los movimientos sociales, conduciéndolos a una inevitable institucionalización. Esto forzó también a que la centralidad del estado cooptado por el mercado se viera trastocada y pase de explotar por el agotamiento de su faceta más ausentista y ajustadora, a ser el eje ordenador en lo social y económico. El rediseño de las políticas públicas y aumento del gasto social en los primeros años del kirchnerismo se explican por la necesidad de atender demandas y contener la protesta, que permitieron entre otras cosas reincorporar a los sectores más castigados por la crisis económica y social.

Los sistemas político y de partidos también se reconfiguraron. La crisis de representación evidenciada en los dos partidos tradicionales derivó en un proceso que primero conocimos como transversalidad y que hoy ya tenemos incorporado a nuestro léxico cotidiano e institucionalizado como coaliciones partidarias, sean de gobierno o electorales.

Esta resiliencia del sistema político permitió que se originen nuevos liderazgos y narrativas. Con génesis y enfoques muy diferenciados, tanto macrismo como kirchnerismo son productos del post 2001. Las bases de sustentación de ambos espacios se cimentaron en la construcción del relato sobre esa crisis de representación que cada cual logró hacer y en cómo administraron sus momentos políticos.

Veinte años después, estamos atravesando una nueva crisis social, económica y política en la cual algunos elementos en mayor o menor medida se repiten o tienen rasgos similares. A pesar de esto -y a diferencia de lo que sucede en otros países de la región- la gobernabilidad e institucionalidad están garantizadas por un sistema político que, incluso con sus fallas, se mantiene estable y sigue siendo lo mejor que supimos construir, y del cual todavía tenemos mucho por mejorar.

(*) Alejo Pasetto es analista y consultor político. Presidente de la Asociación Neuquina de Ciencia Política.

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