La ruta petrolera tienta al mercado inmobiliario
La Ruta 67 a Vaca Muerta reactivó la oferta de tierras alrededor de la traza. Son zonas fiscales y otras, cooperativas que están en la mira del shale.
La conexión desde la ciudad de Neuquén directo con la ruta a Vaca Muerta, por la meseta es una oportunidad para la reactivación de más zonas industriales y servicios de ruta, que toman valor alrededor de la industria del shale.
Los 22 kilómetros desde la rotonda de Capex por la Autovía Norte hasta la intersección de la Ruta Provincial 51, camino a Loma La Lata, son una joya preciada por el mercado inmobiliario, y los municipos que disponen de tierras fiscales bien ubicadas en la salida a la traza petrolera.
Este boom amplía la zona de parques industriales y empresas que buscan asentarse en el “camino del shale”. Antes lo fue en la Ruta 7, cerca de Añelo, luego con el cese de 611 hectáreas rurales para el servicio de ruta en Centenario y, ahora, es el turno de las tierras ubicadas en la meseta.
Una de las zonas más codiciadas es el trazado de la calzada dentro del ejido de Centenario y Vista Alegre, donde hay conexión directa desde la ruta petrolera hasta los parques industriales, que están desarrollados y que se vinculan también esas ciudades.
Hay un sector de tierras en la segunda meseta destinado a cooperativas, mutuales y organizaciones. Son más de 56 entidades que tienen lotes, cercanos a la Ruta 67, que está en proceso de terminar con el asfalto, que ya comenzaron a vender terrenos. Algunos muy cercanos a esa ruta.
“Vendo terreno, cerca de la ruta petrolera”, señalan las publicidades en las redes sociales, sobre lotes para viviendas, que hoy tendrán una salida más rápida y directa para Neuquén capital y la zona de Añelo.
El cambio de uso de suelo en la zona de la Confluencia, sobre todo en las tierras productiva como las chacras, a favor de la economía de Vaca Muerta, movió todo el mercado inmobiliario. Pese a que los servicios no llegaron a la misma velocidad.
En 2012, la carrera inmobiliaria de las tierras de Vava Muerta comenzó con las tierras al costado de la Ruta 7, en el ingreso a Añelo,. Se les vendió a hoteles y petroleras, que se acomodaron en los lugares más privilegiados como “una vidriera”. Tierras que se vendieron a cifras millonarias, algunas en dólares, y que valían muy poco.
Luego el fenómeno se extendió hasta Centenario, donde desaparecieron la chacras al costado de la Ruta 7. Fue una pelea en plena apogeo del kirchnerismo donde los productores cedieron ante el mercado, apuntalado por la promesa del shale.
Por estos días, estas tierras está ocupadas por el servicio de ruta, de empresas, mayoristas y hasta instituciones. La mayoría son casas para alquiler, realizadas por constructoras donde no hay comunidades fijas. Por el contrario, viviendas con mucha rotación, como sucede con el mercado inmobiliario del shale. Toda esa zona de proyectó con la duplicación de la Ruta 7, que iba a ser el camino original hacia Vaca Muerta, pero con una gran oposición de vecinos que resistieron al avance e la traza. No querían perder la zona productiva y entregársela a la industria hidrocarburífera, pero la reacción fue tardía. Hoy se está terminando esa calzada, que tuvo un gran impacto en el sector productivo de peras y manzanas.
Pero la zona de la Ruta 67 que se asfaltará con los fondos de la Corporación Andina de Fomento (CAF) es mucho más extensa en tierras fiscales y promete ser otro sector desarrollado en la meseta.
El gobierno de Neuquén, en ese orden, pretende cobrar peaje a las petroleras que pasen por esa ruta, debido al peso del tránsito de camiones, algo que destruyó otras rutas luego de la irrupción de Vaca Muerta.
Así las cosas, hay una nueva zona en desarrollo, aún en mapas imaginarios.
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