La gran mayoría provienen de países asiáticos y, guiado por organizaciones criminales, utilizan Brasil como trampolín para llegar a Estados Unidos.
Las autoridades de Brasil decidieron endurecer sensiblemente a partir de esta semana los requisitos de ingreso al país para enfrentar la formidable ola de migrantes ilegales que lo utilizan como trampolín para llegar a un destino final mucho más alejado: Estados Unidos y Canadá.
La necesidad de restringir el ingreso se debe a un fenómeno sin precedentes de flujo migratorio que proviene en especial de países asiáticos, aunque también hay de otros lugares.
Brasil sufre una ola sin precedentes de migrantes ilegales
Por distintas características legales y ubicación geográfica, Brasil se convirtió en una ruta ilegal de migrantes que utilizando como base el mega-aeropuerto internacional de la ciudad de San Pablo.
Llegan al gigante sudamericano con pasajes que tienen destino final otros países de la región, pero se quedan en el aeropuerto para tratar de obtener el permiso de refugiado. Luego comienzan una peligrosa marcha por tierra hasta territorio estadounidense.
El país “se convirtió en una ruta para organizaciones criminales que se dedican al contrabando de inmigrantes y tráfico de personas”, afirmó el Ministerio de Justicia para justificar la drástica decisión.
Según reveló el Ministerio a la agencia AFP, la policía federal detectó un aumento “exponencial” de viajeros de India y Vietnam que hacen escala en el aeropuerto de Guarulhos. Pero nunca continúan su viaje a su destino final.
Cómo es el mecanismo
Guarulhos, considerado el aeropuerto más grande de América Latina, está ubicado en la megalópolis de San Pablo. Por él transitan alrededor de 35 millones de pasajeros al año.
Es el elegido por los migrantes de países asiáticos, que al llegar tramitan sus solicitudes de refugiados. Mientras hacen el trámite, algo que puede llevar semanas, permanecen en un área restringida.
“Son instruidos por organizaciones criminales para que soliciten refugio, lo que les permite ingresar a territorio brasileño”, sabiendo que no permanecerán ahí.
Una vez que logran esto, por distintos medios continúan por tierra hacia Colombia, donde atraviesan la frontera a Panamá a través de la peligrosa selva del Darién.
Lo único que necesitan de Brasil es que los autorice a transitar por su territorio. Luego siguen la misma ruta que los migrantes sudamericanos.
“El objetivo de estos viajeros no es solicitar protección al Estado brasileño a través del instituto de refugio, sino seguir una ruta rumbo al norte de América, principalmente hacia Estados Unidos o Canadá”, sostiene el Ministerio de Justicia.
Aglomeraciones en el aeropuerto de San Pablo
Es tal el volumen de gente que está llegando al aeropuerto de Guarulhos, que se convirtió en un serio problema para las autoridades brasileñas.
Mientras tramitan su pedido de “refugio”, se aglomeran en un área especial. Esto hizo que cientos de personas permanezcan amontonadas en el área de tránsito, provocando todo tipo de problemas.
Los datos oficiales marcan el crecimiento de estas demandas. En 2013 hubo sólo 69 pedidos de refugio en este aeropuerto. En una década ese número se multiplicó por más de 60.
El año pasado tuvieron 4.239 pedidos de refugio. Y de enero a julio de este año, fueron 5.428 solicitudes, 25 diarias en promedio.
Pero no se detuvo allí. La cifra se disparó aún más durante este mes: 864 hasta el miércoles de la semana pasado, lo que da un promedio de 41 por día.
Los lugares destinados a los refugiados en el aeropuerto están colapsados. Además, no tienen ni infraestructura ni recursos necesarios para atenderlos.
La televisión brasileña mostraba en los últimos días a centenares de personas hacinadas tratando de conseguir alimentos para pasar el día.
Según la Defensoría Pública brasileña, en el lugar hay “reiteradas situaciones de violación de derechos humanos”. Hay niños, adolescentes no acompañados y mujeres “en condiciones de extrema vulnerabilidad”. También señaló las “pésimas condiciones de alimentación e higiene”.
Nuevas normas
Para evitar esta crisis humanitaria, el gobierno decidió cambiar las nombras de ingresos, acentuando las restricciones.
Desde ahora, se exigirá visa a quienes se dispongan a viajar a un tercer país en un vuelo con conexión en Brasil. Esto ya limitará bastante la llegada de visitantes.
Exigirán visa a quienes llegan al país.
En segundo lugar obligarán a los migrantes que soliciten “refugio” a demostrar que sufren persecución política o violencia en sus países de origen, algo que hasta ahora no ocurría.
Por otro lado, se decidió reforzar los equipos que tramitan las solicitudes de refugio para acortar los tiempos de respuesta y reducir el número de personas en espera.
La crisis de los migrantes está sacudiendo a toda Latinoamérica, con un monstruoso flujo de personas circulando de sur a norte. Un tema crítico al que las autoridades no le encuentran una solución.
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