Apunta contra las parejas gay y es una de las normas más restrictiva de todo Occidente. La nueva agenda de la conservadora Georgia Meloni.
El gobierno de ultraderecha de Georgia Meloni logró aprobar en el Congreso de Italia una dura ley de vientres. A partir de ahora, es ilegal viajar al extranjero para tener un bebé a través de gestación subrogada, algo muy habitual especialmente en las parejas gay.
La legislación, que ha generado un intenso debate en la sociedad italiana, busca criminalizar no solo la práctica dentro del territorio nacional, sino también castigar a quienes recurren a este método en el extranjero. Muchos viajaban a Estados Unidos o Canadá, donde es legal.
Habrá pena de cárcel y severas multas contra los infractores
Con esta nueva ley, la maternidad subrogada en Italia pasó a ser considerada un “delito universal”. Y quienes la infrinjan podrían enfrentarse a penas de hasta dos años de cárcel y multas de hasta un millón de euros.
La ley, propuesta por el partido gobernante de extrema derecha de Italia, es considerada por los críticos como una amenaza para las parejas LGBT, a quienes no se les permite adoptar.
La iniciativa se alinea con la visión conservadora del gobierno de Meloni, quien ha defendido firmemente los valores tradicionales de la familia.
Qué implica la nueva ley
La ley, aprobada por la coalición de gobierno de centroderecha en el parlamento italiano, establece que cualquier ciudadano italiano que participe en un proceso de gestación subrogada, tanto dentro del país como fuera de sus fronteras, puede enfrentar sanciones penales.
Esto incluye multas significativas y penas de prisión de hasta dos años para los involucrados. Lo novedoso de esta normativa es que, a diferencia de las leyes de otros países, extiende la prohibición más allá de las fronteras italianas, en un intento de frenar lo que el gobierno denomina "turismo reproductivo".
La norma busca frenar el llamado "turismo reproductivo"
Meloni ha argumentado que la gestación subrogada comercializa el cuerpo de las mujeres y explota a las personas más vulnerables. "No podemos permitir que el vientre de una mujer se convierta en un objeto de transacción", declaró Meloni en una entrevista reciente.
Su postura ha sido respaldada por sectores católicos y conservadores, quienes ven en esta ley una defensa de la dignidad humana y de la estructura familiar tradicional, basada en la procreación biológica entre hombre y mujer.
El debate sobre los derechos reproductivos
Sin embargo, la ley también recibió críticas. Organizaciones feministas, colectivos LGTBQ+ y partidos de izquierda denunciaron que la nueva legislación viola los derechos reproductivos y de las familias no tradicionales.
En Italia, las parejas del mismo sexo y las personas solteras ya enfrentan importantes limitaciones para formar una familia a través de métodos de reproducción asistida, y esta ley endurece aún más esas barreras.
Críticas y oposición de los partidos de izquierda y movimientos LGTBQ
Las voces críticas señalan que la normativa empuja a los italianos hacia la clandestinidad o al extranjero, donde podrían enfrentarse a procedimientos legales complejos y elevados costos para formar una familia.
Para los defensores de los derechos reproductivos, la gestación subrogada es una vía legítima para que las personas que no pueden concebir por sus propios medios accedan a la paternidad o maternidad.
Esta ley, según sus detractores, no solo impone restricciones sobre las decisiones reproductivas, sino que además refuerza un modelo tradicional de familia que no refleja la diversidad existente en la sociedad moderna.
La posición de Italia en Europa
Italia ya contaba con una de las legislaciones más estrictas de Europa en términos de gestación subrogada, prohibiendo la práctica en su territorio desde 2004. Sin embargo, el vacío legal que permitía a las parejas viajar al extranjero para acceder a este servicio ha sido cerrado con la nueva ley.
En otros países europeos, como el Reino Unido y Grecia, la gestación subrogada es permitida bajo ciertas regulaciones, lo que coloca a Italia en una posición radical frente a esta práctica.
Este movimiento por parte del gobierno de Meloni ha sido interpretado como un reflejo del auge de la derecha en Europa y de su esfuerzo por consolidar políticas que refuercen los valores tradicionales.
Mientras países como España y Alemania han mantenido la prohibición de la gestación subrogada, sus políticas no contemplan sanciones para quienes recurren a ella en el extranjero, algo que Italia sí ha decidido implementar.
Esto convierte a Italia en uno de los países más restrictivos en cuanto a la gestación subrogada, una posición que podría tener consecuencias tanto para los ciudadanos italianos como para el panorama de derechos reproductivos a nivel internacional.
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