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La Mañana Muerte

Este hombre estuvo cerca de la muerte y cuenta qué vio

James Reynolds contó su vivencia por una operación rutinaria que terminó complicándose y lo llevó a ver, entre otras cosas, "un mundo blanco".

Uno de los misterios más complejos en la ciencia médica sigue siendo la pregunta de qué sucede en el cerebro de una persona en los momentos previos a la muerte. Nadie ha podido ofrecer una respuesta definitiva, pero los testimonios de quienes sobrevivieron a situaciones cercanas al fallecimiento proporcionan valiosos fragmentos de lo que podría ocurrir.

James Reynolds es uno de esos testimonios, quien compartió su experiencia en un artículo para el Daily Mail.

Reynolds se sometió a una operación aparentemente sencilla: la extracción de la vesícula biliar. Había investigado todo lo relacionado con el procedimiento, pero al momento de ser anestesiado, lo que parecía un paso rutinario se tornó en una experiencia desconocida. El joven recuerda que, tras recibir la anestesia, todo se tornó negro. No hubo cuenta regresiva ni advertencia, simplemente un salto al vacío.

Al despertar, se encontró en una sala hospitalaria. Aunque el entorno parecía familiar, algo no estaba bien. En ese instante, una enfermera se acercó a él y le pidió que respirara. Reynolds no lo hacía, y lo peor de todo es que no podía recordar cómo hacerlo. La sensación de estar fuera de control lo invadió completamente.

El vacío y la luz blanca

Mientras la enfermera lo instaba a respirar, Reynolds quedó atrapado en la confusión. No podía moverse ni responder, solo sentía una extraña calma. En su mente, recordó a sus padres, pero rápidamente la imagen se desvaneció y su mente quedó en blanco. A pesar de que no vivió una experiencia clásica de "ver su vida pasar ante sus ojos", la intensa luz blanca que lo rodeaba le dejó una sensación extraña pero serena.

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James Reynolds, el joven que estuvo cerca de la muerte

James Reynolds, el joven que estuvo cerca de la muerte

A medida que la luz aumentaba, como si se tratara de una foto expuesta demasiado tiempo, sus pensamientos comenzaron a aclararse. Se dio cuenta de que lo habían colocado en un respirador, que le suministraba oxígeno. El frío de un líquido recorriendo sus venas indicó que algo estaba ocurriendo en su cuerpo. A pesar de este leve despertar, su memoria seguía siendo confusa y su fuerza disminuía.

El regreso a la conciencia

Reynolds fue informado de que su presión arterial estaba bajando y que, aunque ya no corría peligro inminente, había más trabajo por hacer. Recibió dosis de fentanilo, lo que lo llevó nuevamente a un estado de calma y vacío. El proceso se repitió una vez más antes de que el joven se sintiera completamente desorientado, aunque consciente de que la vida aún seguía allí. Fue una segunda oportunidad para respirar, para vivir, para retornar a la realidad.

Finalmente, Reynolds se recuperó. Aunque la situación fue aterradora para él, no fue más que un episodio más en la rutina de los médicos. El joven agradeció profundamente la profesionalidad de los profesionales de la salud que, sin dudar, hicieron todo lo posible por salvarle la vida. "Para ellos fue solo un día más en el hospital", reflexionó, "pero para mí, fue un momento de vulnerabilidad extrema".

El relato de James Reynolds nos deja con una reflexión sobre lo desconocido en los momentos más críticos, cercanos a estar muerto. Aunque no pudo experimentar lo que se ha denominado comúnmente como una "experiencia cercana a la muerte", su vivencia revela la incertidumbre y la desconexión que se experimentan al enfrentar una situación límite. A pesar de la calma y la luz blanca, la sensación de no tener control fue lo que lo marcó, una sensación que quedó con él mucho después de que todo terminara.

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