Hace más de un mes que unas 15 personas, que fueron trasladadas de la zona del MNBA, viven a la intemperie con frío y sin baño. Algunos no tienen DNI y se bañan en la iglesia.
Son unos 15 jóvenes de entre 21 y 35 años. Hombres y mujeres sin casa, quienes se la rebuscan en la calle. La mayoría son neuquinos que, por problemas familiares, se quedaron sin techo, otros llegaron desde Río Negro y también desde otras provincias más lejanas en búsqueda de trabajo.
Hace más de un mes que fueron trasladados desde los alrededores del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) hacia la esquina de las calles Winter y Mazzoni, frente a un canal y muy cercano a las vías del tren.
Como pudieron, se llevaron los colchones, frazadas y nylon que utilizan como refugio. Tienen bolsas con algunas ropas y quedaron algunos juguetes, aunque ya no hay niños. El escenario es desolador. Se acomodaron al resguardo de un alto paredón que no permite que les llegue el sol, por lo que el frío se siente aún más fuerte.
Entre los árboles colgaron algunas sogas y, a veces, tienen unas lonas que les brindan un poco de intimidad aunque sea para cambiarse. Pero allí, en la calle, no hay baño, ni agua, ni ninguna comodidad.
La calle como refugio
Un cartel que dice "Vive feliz" aparece en uno de los árboles como una bocanada de esperanza, aunque esa sensación pareciera casi imposible para ellos.
Juan, uno de los hombres que vive en ese sector, contó a LMNeuquén que ya son unos 15 los que duermen todas las noches ahí. Algunos lo hacen de noche, otros aprovechan el colchón de día. En su caso, hace dos años que está en situación de calle.
"Hay veces que nos cagamos de frío, pero hay otras que viene gente y nos trae comida. Si no, salimos a changuear y entre todos nos ayudamos", describió el joven. quien llegó con una bolsa de comida que juntó, luego de pedir en distintos comercios.
Este hombre es oriundo de Río Negro y llegó a la ciudad en búsqueda de trabajo. Pero, en vez de eso, le robaron el celular y sus pertenencias y ya no pudo salir. "Una cosa lleva a la otra y terminé en la calle", contó. Se las rebusca vendiendo bolsas de residuos, medias u alguna otra cosa. Quiere conseguir trabajo para salir adelante pero tampoco cuenta con DNI. "Cuando vas a hacer el documento te cobran 8 mil pesos el exprés y, si no, el otro te tarda 40 días. Pero yo, viviendo como estoy, en 40 días lo pierdo el papel", dijo con desilusión.
"El frio es muy duro y más que yo tengo cáncer en el pulmón derecho. Han venido algunas personas que dicen que nos van a ayudar, nos tiran un par de palabras y después desaparecen", aseguró.
Estos jóvenes se las rebuscan para ir al baño. Van a la estación de servicio de enfrente, aunque no siempre los dejan pasar. Para bañarse pide el baño en una iglesia. Y, a veces, hacen sus necesidades donde pueden.
Piden comida, aunque también una mujer que se acercó a verlos les llevó una olla de regalo y ahí, en ocasiones, se cocinan guisos. Hay un vecino que les permite sacar agua de su vereda y con eso se las arreglan para lavar sus cosas.
Uno de ellos llegó más tarde y avisó al resto que en el Parque Central estaban haciendo una olla popular. En uno de los colchones, Marcela, una joven de 25 años, dormía con su novio, tapada con varias frazadas y acolchados. Hace ya un año que está en situación de calle. Antes vivía en Centenario.
"Estamos esperando una solución del gobierno para poder tener un lugar digno para dormir. Acá cada vez somos más pero no tenemos baño, no tenemos duchas y está muy frío y se nos viene todo el mes de julio", comentó con preocupación.
Otra de las chicas que vive en la calle Winter contó a LMN que desde los 13 años que no tiene vivienda. Hoy tiene 21 y tuvo una bebé que vive con su abuela, según lo determinó la Justicia. Se las rebusca para tratar de salir adelante, poder volver a alquilar una casa y que así le devuelvan a su hija, que tiene ocho meses.
Con tantos años en la calle, pasó por diferentes sectores de la ciudad. Hace tiempo que estaba instalada detrás del MNBA y fue traslada con el resto.
Por la zona los visitan diariamente varios efectivos policiales y, según dijo la joven, muchas veces "los despiertan a patadas y los maltratan". "Hoy, por ejemplo, yo me quería cambiar y ellos se ponen re cerca nuestro. Les pedí que se muevan, que me den privacidad, y ni se movían", aseguró.
"Hay gente igual que es buena y otra que nos re forrea. Pero creo que las vueltas de la vida me van a dar una oportunidad", concluyó con esperanza esta joven, quien además aclaró que no roban y que todos los días salen a tratar de ganarse la vida.
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario