La vicepresidente de Javier Milei enciende las alarmas de la Democracia
Los vicepresidentes de Argentina han tenido diversos roles. Victoria Villaruel, compañera de fórmula de Javier Milei, agitó esta semana la agenda pública con manifestaciones de extrema derecha.
La figura del vicepresidente en Argentina esta formalmente dotada de atribuciones muy limitadas: preside la cámara de senadores (aunque no participa del proceso de sanción de leyes) y reemplaza al presidente en caso de ausencia temporal o definitiva en caso de incapacidad, muerte o renuncia.
Así fue, que en 7 ocasiones el vicepresidente asumió en remplazo del presidente:
Juan Pedernera, por la renuncia de Santiago Derqui, Carlos Pellegrini, por la renuncia de Miguel Juárez Celman, José Uriburu, por la renuncia de Luis Sáenz Peña, José Figueroa Alcorta, por el fallecimiento de Manuel Quintana, Victorino de la Plaza, por el fallecimiento de Roque Sáenz Peña, Ramón Castillo, por la renuncia de Roberto Marcelino Ortiz y María Estela Martínez de Perón, por el fallecimiento de su además esposo, Juan Domingo Perón.
Pero como bien sabemos, hay roles políticos que en ocasiones surgen de la figura del vice. Su relación con el presidente, de quien, en principio, es su compañero de fórmula y socio electoral, puede deteriorarse hasta llegar a ser oposición.
Algunos ejemplos de la historia reciente muestran relaciones de confrontación. En el 2008, Cristina Kirchner padeció en carne propia la oposición de su vicepresidente. Cuando Julio Cobos desempató en el Senado la votación por el proyecto de ley de retenciones móviles, que impulsaba el entonces ministro de Economía, Martín Lousteau, provocó con su histórico voto “no positivo” a favor de las entidades del campo, un quiebre histórico en Argentina y, por supuesto, la ruptura del “matrimonio” presidente-vice.
Casi como en una premeditada revancha histórica, es luego Cristina quien, en el 2019, desde su rol de vicepresidente, le otorga el poder a Alberto Fernández, en un curioso experimento del que resultó un primer mandatario vaciado de poder, sin control de su gabinete, sin apoyo de las bases electorales y que fue permanentemente limitado e incluso denostado por su vicepresidente.
También hubo casos de vicepresidentes comparativamente intrascendentes, como Daniel Scioli con Néstor Kirchner, Gabriela Michetti con Mauricio Macri o Víctor Martínez con Raúl Alfonsín, por mencionar algunos.
De cara a las elecciones generales del 22 de octubre, las encuestas indican que en este momento hay tres vicepresidentes en carrera y no podemos dejar de preguntarnos qué rol podría asumir cada uno de ellos en caso de ser victorioso.
Luis Petri, quien acompaña a Patricia Bullrich, y Agustín Rossi, que hace lo propio con Sergio Massa, no parecen tener un rol preponderante en la campaña, y tampoco se espera que lo tengan en un potencial gobierno.
Es en cambio Victoria Villaruel, la compañera de fórmula de Javier Milei, quien se destaca como candidata a vicepresidente y quien por estos días concentra gran parte de la agenda pública, tanto por su rol complementario e informal en la campaña, como en un eventual futuro gobierno.
Proveniente de una importante familia militar, Victoria Villaruel fue coordinadora de las visitas a la cárcel del exdictador y torturador Jorge Rafael Videla y desde hace muchos años es activista de organizaciones defensoras de los derechos de los militares de la dictadura a través de la idea de “memoria completa”.
Con fuertes declaraciones, Villaruel reforzó el giro hacia la derecha de la agenda política, liderado por Javier Milei, cuestionando que el número de desaparecidos de la dictadura sean 30.000, increpando a Estela de Carlotto, e incluso encabezando esta semana, un acto en homenaje a las víctimas de Montoneros y el ERP, quienes según ella gozan de impunidad con la complicidad del Estado.
Hasta no hace más de un año, era impensado que un personaje de tanta relevancia electoral se animara a poner en duda al discurso de “memoria, verdad y justicia”, embanderado por el Kirchnerismo, la izquierda y avalado por la gran mayoría del electorado desde la salida de los militares del gobierno.
¿Está la democracia en riesgo?
Sin dudas se ha entrado en juego discursivo muy peligroso y todas las alarmas de la democracia están encendidas. Por su parte Milei, quien no pierde oportunidad de subirse a cuanto ring de debate se le ofrezca, contraargumenta que es el Kirchnerismo quien tiene afinidad por comunistas y asesinos antidemocráticos de izquierda, como sucede con los gobiernos de Venezuela o Cuba y que, de ser elegido presidente, pretende aliarse con los países de “la libertad” como Estados Unidos y los pertenecientes a la Unión Europea.
Hay que mencionar que, en gran parte de estos países, manifestaciones cada vez más fuertes de la derecha y la ultraderecha emergen ya no como novedad, sino como parte de la democracia que a veces discute torpemente, como un niño enojado, que se pasa un poco del límite, pero que por ahora, no se ha divorciado de sus padres. Chile, Brasil, Alemania, Estados Unidos son algunos ejemplos.
Como sea, la estabilidad democrática no solo en Argentina, sino en todas las latitudes del mundo, parece ser parte de una novela de suspenso cuya trama aún esconde el desenlace
Volviendo al plano local, lo que parece un discurso derechista muy arriesgado y que puede ser una gran “pifiada electoral” que reste votos, quizás sea una estrategia bien pensada por parte de un hábil Javier Milei, quien configura en Villaruel la figura de “Dama de Hierro” dentro del espacio político de La Libertad Avanza, quitándole así a Patricia Bullrich su único atributo destacable, como garante del orden social y la seguridad nacional: Milei anticipó que además de vicepresidente, Villaruel será Ministra de Seguridad y defensa en su eventual gobierno, en el cual se anticipa agitación y protesta social.
Por último, hay que hacer notar que la mayoría del electorado de Milei es aún muy joven y ve desde muy lejos la última dictadura militar y que entre las múltiples preferencias que componen su voto, las temáticas relacionadas a los derechos humanos, la venta de órganos y la tenencia de armas figuran muy, pero muy detrás, de la tan deseada destrucción de la inflación. En ese terreno discursivo, Milei le gana por goleada a todos sus rivales.
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