En la década de los ´60 la represa de El Chocón generó una ola migratoria al Alto Valle. Bagatelle "su casa amiga" fue un lugar mítico de la época.
Bagatelle es una palabra de origen francés que significa "menudencia, nimiedad", cosa de poca importancia. En nuestro lunfardo dio origen a otros términos como bagatela, que viene a significar algo similar, para la gente del Alto Valle de Rio Negro y Neuquén, “Bagatelle” era “su casa amiga”, tal como se publicitaba el conocido cabaret que tuvo otras sucursales en la mítica Patagonia de fines de los '60.
El país dirigía su atención (como ahora con Vaca Muerta) a la magna obra que se gestaba en un rincón recóndito de su geografía y prometía impulsar al país hacia un desarrollo indefinido. Miles de trabajadores eran atraídos por avisos propagandísticos que invitaban a “sofrenar un río y hacerlo luz” convirtiéndose en raudos jinetes de El Chocón para entrar a la historia.
Las principales ciudades del Alto Valle, resignificaban a su vez la oferta turística y cultural en virtud de propuestas atractivas similares a las de las grandes ciudades, que además del cine y del teatro, extendían la vida nocturna con un circuito de boliches, boites y cabarets.
Juan Carlos Merquel, que fue encargado muchos años del cabaret “Bagatelle”, es un testigo de aquel tiempo de esplendor y deslumbramiento de la región. “Cuando llegué a Neuquén me vine prácticamente sin nada, sólo con la ropa puesta y un bolsito. Había salido a las seis de la mañana en uno de esos memorables colectivos “El Valle” y llegué a eso de las ocho de la noche, lleno de tierra porque de Río Colorado hasta Choele no estaba la ruta y los camiones levantaban unos polvaderales tremendos”, dijo a LMNeuquén.
Merquel nació en 1943 en Elortondo, Santa Fe. Hijo de inmigrantes alemanes y miembro de una familia de cinco hermanos, se trasladaron hacia el sur, siempre mudándose a distintas colonias alemanas, en cuyo derroteo, llegaron hasta Coronel Suárez, Buenos Aires. Radicado durante su juventud en la ciudad balnearia de Necochea, una noche decidió probar suerte en una nueva ciudad que por las noticias que llegaban prometía tentadoras ofertas de trabajo, durante el auge de la construcción de la represa de El Chocón.
“En mi juventud, siempre me había dedicado a la gastronomía y había aprendido mucho de cocina, el primer trabajo que conseguí fue de mozo en el “Hotel Limay” propiedad de Don Osvaldo Pini que estaba frente al “Hotel Charbel” y del Cine Belgrano. Después trabajé también de sereno en el Hotel “La Fontana”, salía de uno y me iba a trabajar al otro", contó.
“Bagatelle” era un cabaret con shows, al que venían muy buenos artistas de Buenos Aires. Funcionaba en la calle Mitre y Chubut, cerca de una estación de servicio y de otro cabaret que se llamaba “Los Lagos“ y que tenía una oferta similar.
"Por aquel entonces la noche tenía otros códigos, el trato era muy respetuoso, lógico, era otra forma de vivir. Yo estaba encargado de todo el servicio de los mozos, porque muchas veces el dueño no estaba y delegaba en mi la tarea. El primer dueño de “Bagatelle” era un gallego que tenía el otro Bagatelle de Comodoro Rivadavia, después estuvo Nicola y finalmente se lo vendieron a Víctor Vier. Se trabajaba de lunes a sábado y a veces hasta los domingos si venían números convocantes. La noche neuquina era muy linda, para que te des una idea del clima familiar que había, muchas veces venían algunas familias y dejaban los cochecitos con los bebes en el lugar dónde nosotros teníamos la cocina, era cocina y guardería", recordó Merquel.
"Abríamos temprano por la noche, tipo doce y ya estaba la gente amuchada en la puerta esperando entrar. En muchas ocasiones era difícil entrar para poder abrir porque había mucha gente esperando en la puerta y no querían quedarse sin un lugar preferencial. Generalmente se trabajaba hasta la madrugada, veces salvo en la época del gobierno militar que podíamos trabajar sólo hasta las tres de la mañana. A la salida solíamos ir a comer a la cantina “Los Amigos” que quedaba a la vuelta", agregó.
Merquel contó que a “Bagatelle” venían infinidad de artistas y llegaron a tener muy lindas anécdotas con muchos de ellos. "Yo, además de recibirlos, ofrecía los números a otros cabarets y me encargaba de llevar a esas figuras a Cipolletti, Roca, Cutral Co y muchos otros lugares como “El Diábolo” de Bahía Blanca", añadió.
"Una noche me tocó llevar a Cipolletti a Alberto Castillo que se bajó apurado del auto para que la gente no lo abordara y a mitad de camino después de unos pasos, se detuvo agarrándose la cabeza y desesperado. Castillo usaba peluquín y se le había caído no sabía dónde, al final lo encontramos enganchado de la rama de un árbol cerca de dónde habíamos estacionado", recordó.
"Pasaron prácticamente todos los tangueros famosos de la época, se iba uno y ya venía el otro. Terminaba Rodolfo Lezica y atrás entraba Héctor Varela, cantaba Goyeneche y seguía Roberto Echagüe, era un lujo verdaderamente y salía muy caro traerlos al Valle. Una vez vino Rossana Falasca que cantaba tan bonito y a los pocos meses nos enteramos que murió de una cruel enfermedad. De aquellos años me quedó una linda amistad con Carlos Paiva el autor del famoso tema “Taxi Mío” de la telenovela “Rolando Rivas Taxista”, agregó Merquel.
"Teníamos números de todo tipo, striptease de grandes modelos de la época y hasta un show de transformismo con un elenco de travestis que venían de Buenos Aires y eran furor en ese momento. Además, pasaron de todo tipo de humoristas y hasta “Chasman y Chirolita” y otro ventrílocuo que era verdaderamente raro porque lo escuchábamos discutir con su muñeco dentro del camarín y con la puerta cerrada. Parecía que dentro había dos personas, te digo discutiendo cómo iban a salir vestidos al escenario poco antes de empezar", dijo.
Su paso por Canal 7
Merquel detalló que fue ahó donde conoció a el “Flaco” García que era director de Canal 7 y que en el año 1974 lo llevó a trabajar al canal, al principio como tiracables y después como camarógrafo hasta el año ´78. "Todo lo que aprendí como cámara lo aprendí de Antonio Arroyo. Uno de los recuerdos que tengo de aquellos tiempos es de cuando venía del Dr. Borocotó padre a grabar en día los programas para todo un mes, la producción de publicidades con Abraham Tohmé, las grabaciones del programa “La Posta del Resero” de Milton Aguilar cuando se hacían los fogones ahí mismo pegadito al lado del Canal con empanadas y todo”, dijo.
Carlos Merquel continuó muchos años más ligado al mundo del espectáculo, ya después de estar conectado con ese mundo detrás de una cámara volvió a trabajar a “Bagatelle” a gestionar shows en su popular escenario. Hoy recorre el país junto al Coro de Adultos Mayores “Arco Iris” de Neuquén, atesorando el recuerdo de haber estado en contacto con grandes estrellas que continúan inspirándolo cada vez que sube a un escenario.
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