Rolando Figueroa sigue jugando a hacer equilibrio en su vínculo con Milei
Neuquén se puede parar ante el gobierno nacional con fortalezas que otras provincias no tienen. Hay una relación histórica de buenos modales con La Rosada, más allá del signo político que la gobierne.
Un reconocido economista que estuvo de visita por la provincia el año pasado dijo que “Nación necesita de Neuquén y Vaca Muerta, pero Neuquén y Vaca Muerta no necesitan de Nación”. La frase envuelve varios significados y explica, también, algunas otras cosas, pensando en la relación actual del gobernador Rolando Figueroa con el presidente de la Nación Javier Milei.
Neuquén, efectivamente, cuenta con fortalezas que casi ninguna otra jurisdicción del país tiene, empezando porque más del 80 por ciento de lo que ingresa a las arcas de la tesorería surge de recursos propios (regalías y recaudación local de impuestos), con un crecimiento real por encima de la inflación.
A la inversa, los fondos coparticipables apenas superan el 19 por ciento de los ingresos totales, con una pérdida significativa en contraste con el IPC. Esto, transforma a la provincia de Vaca Muerta en un caso único en el país. Es decir, pese a la baja en la asignación de fondos nacionales las cuentas, en lo global, dan hacia arriba.
Recursos
Por esta razón, si el gobierno nacional, como ya hizo, lleva a cero la obra pública en las provincias, Neuquén decide encarar esto con fondos propios y pide, además, la transferencia de esos proyectos, como ocurrió con las rutas y otras obras de infraestructura.
Después, Figueroa le marca la cancha a Milei pero con pies de plomo. Lo hizo con las represas, en la discusión de la ley Bases y el capítulo hidrocarburos, al igual que en la presentación del presupuesto 2025 cuando el presidente les pidió a los gobernadores más ajuste.
Incluso, esas formas se mantuvieron al inicio de ambas gestiones, momento en que los mandatarios patagónicos habían plantado bandera, y parecía que se venía una disputa al estilo del viejo pleito entre el centralismo porteño y las provincias.
Relación histórica
¿Por qué Figueroa no patea el tablero ante Nación cuando, claramente, estaría en condiciones de hacerlo? En primer lugar, por esas mencionadas fortalezas propias. En segundo término, porque necesitó en su momento del gobierno nacional la autorización para la toma de deuda por casi 500 millones de dólares, con el objetivo de salir al mercado a refinanciar viejos pasivos, junto con un plan de obra pública.
En tercer lugar y quizá, lo más importante, Figueroa sigue una tradición histórica de los gobiernos de Neuquén de mantener un vínculo aceitado con la Casa Rosada, más allá del signo político que la conduzca.
Esto viene desde la época de Felipe Sapag y se continuó hasta el presente, a excepción del último gobierno de Jorge Sobisch, que coincidió con el período de Néstor Kirchner en la presidencia.
Después de ello, Jorge Sapag retomó la relación entre 2007 y 2015 con Cristina en el gobierno y Omar Gutiérrez la continuó con Mauricio Macri, pese al cambio de signo político y de haber apoyado en ese entonces a Daniel Scioli como candidato.
A todo esto se agrega un aspecto de actualidad que tiene que ver con los tiempos que corren y con el propio armado político de Figueroa, donde hay posiciones muy diversas respecto a la mirada que se tiene sobre el gobierno nacional.
Figueroa sabe, por las encuestas que maneja, que Milei, pese a estar algo en baja, mantiene un porcentaje importante de adhesión en el electorado neuquino.
“No somos aliados pero tampoco oposición”, se deslizó desde el Gobierno la última vez que el presidente Milei visitó la provincia de Neuquén. Toda una “indefinición” para definir una relación.
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