Rolando Figueroa, y las diferencias de Vaca Muerta con Noruega

No voy a hablar de las oportunidades que nos da Vaca Muerta no solo a los neuquinos, sino a todo el país, porque son innumerables los comentarios y la necesidad que tiene Argentina del potencial hidrocarburífero. Tampoco haré referencia a las desigualdades existentes, a pesar de esas oportunidades, que tienen muchos vecinos y localidades del interior, donde hay canchitas de fútbol sintético, pero el gas natural o el agua potable son un sueño.

El pasado lunes, en el espacio Duam, el gobernador Rolando Figueroa abordó el vertiginoso crecimiento de Vaca Muerta y lo puso en perspectiva, estableciendo un particular paralelismo con Noruega. Fue durante un encuentro con periodistas. Allí, el mandatario neuquino destacó la relevancia del trabajo de la gente de la provincia para el desarrollo de la industria, y al mismo tiempo, advirtió sobre los desafíos que impone la continua migración que recibe la región.

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Claudio Espinoza

“Muchos dicen: ‘Che, en Noruega, ¿por qué crece con la mano de la industria?’”, señaló Figueroa, para luego desafiar a quienes plantean esa comparación: “los invito a que prueben un día acceder a Noruega con su familia, irse a vivir a Noruega y decir: ‘¿Dónde está mi trabajo? ¿Dónde está mi hospital? ¿Dónde está mi escuela? ¿Dónde está la casa que me van a dar? Creo que ni siquiera podés bajar del avión’”. Con esta contundente imagen, el gobernador buscó diferenciar la realidad de Neuquén –una provincia con “fronteras abiertas” y una identidad construida con la contribución de gente de otros lugares de Argentina.

Las desigualdades de Neuquén

La “Neuquinidad”, según Figueroa, se define también por ser “muy hospitalario”. Sin embargo, esta característica conlleva un desafío inmenso: “cada vez se le demanda al Estado, mayor cantidad de bienes y servicios públicos”. Y hoy, a pesar de que Neuquén es la “provincia que más creció en empleo privado”, la “cuarta provincia que más les genera producto bruto interno” y la “quinta provincia que más exporta en el país”, aún falta camino por recorrer. Y mucho por cobrar, de aquellos que se quedaron con lo que no era de ellos.

Desde el inicio de esta gestión, hemos observado la política de Tolerancia Cero, que despedido del Estado a numerosos agentes que, a pesar de las irregularidades que cometían o las causas judiciales que enfrentaban, seguían trabajando en la Provincia como si nada. Esta semana conocimos las imágenes del familiar de un ex gobernador que marcaba su ingreso y, ante la mirada atónita de muchos compañeros y otros que ya parecían saber que lo hacía hace un tiempo, se retiraba de la sede administrativa. Hoy pide la jubilación, pero parece que no fue a trabajar durante más de una década, casi desde cuando el home office era una utopía.

No es el primero ni debe ser el único, pero durante años muchos se acostumbraron a la misma actitud, como también fue cobrar planes sociales que supuestamente beneficiaban a personas con necesidades básicas, pero que engrosaban las cuentas de funcionarios, o como la ex titular de la Legislatura que pide más tiempo para explicar cómo compró una camioneta o los que contaban por kilos los dólares en "La Rosadita". Desigualdades de ayer, de hoy y siempre, que a pesar de tener el potencial de Vaca Muerta, nos diferencian por mucho de Noruega.