El embajador de Alemania en Argentina, Ulrich Sante, aseguró que la Argentina puede convertirse en un socio de importancia para la transición de su país hacia las energías del futuro.
Tras su visita a Neuquén, donde participó de encuentros con otros diplomáticos europeos para tejer alianzas en torno a la provisión de gas para ese continente, el embajador de Alemania en Argentina, Ulrich Sante, reflexionó sobre el rol que juegan las relaciones entre Europa y América Latina en un contexto internacional atravesado por la bipolaridad geopolítica entre Estados Unidos y China, la guerra de agresión de Rusia hacia Ucrania y los levantamientos en defensa de los Derechos Humanos en países como Irán.
A su vez, mencionó las oportunidades que se abren para la Argentina a partir de la firme decisión del gobierno alemán de iniciar una transición hacia las energías limpias y modificar su industria automotriz, en la que son referentes mundiales, hacia el desarrollo de la electromovilidad. "Argentina podría ser de gran importancia para nosotros en este proceso, ya que el potencial del país en la producción de hidrógeno verde es enorme, al igual que nuestro interés en cooperar aquí a largo plazo", aseguró.
El mayor desafío internacional es la brutal e ilegal guerra de agresión de Rusia contra Ucrania y sus consecuencias globales. Rusia debe detener su guerra de agresión inmediatamente. Debemos volver a la estabilización de la situación en Europa y Rusia debe volver a respetar el orden de paz europeo y el Derecho Internacional. Pero más allá de eso, actualmente observamos un mundo en desorden. El multilateralismo está amenazado por la autocracia y la política de poder. Debemos procurar que esto no provoque más conflictos en todo el mundo. Nadie se beneficia con una división del mundo en esferas. Personalmente, creo que el multilateralismo, la globalización y la democracia son los únicos elementos estructurales que nos traerán paz y prosperidad a largo plazo para el mayor número de personas posible. Merece la pena defenderla y debemos hacerlo con firmeza. Alemania y Argentina se ven igualmente afectadas por esta desestabilización y, como socios del G20, también comparten la responsabilidad. Ambos dependen de un orden internacional basado en normas, el Estado de Derecho y la cooperación internacional, porque los desafíos, como el cambio climático, no pueden afrontarse en forma individual – todo esto debería consolidarse en una estrecha colaboración.
¿Cuáles cree que son los mayores desafíos para Europa y sus relaciones con América Latina en el contexto de la bipolaridad geopolítica entre China y Estados Unidos?
Juntos, América Latina, el Caribe y Europa pueden contribuir en gran medida a la solución de los problemas globales que nos afectan hoy. Europa y América Latina son socios naturales, la mayoría de nosotros compartimos los mismos valores: valores de libertad, democracia y Estado de Derecho. Tenemos que volver a unirnos frente a los desafíos globales y superar las diferencias, incluidas las ideológicas. Un paso importante fue la Conferencia de Ministros de Asuntos Exteriores UE-CELAC, celebrada en Buenos Aires en octubre. Fue la primera reunión de este tipo en casi cuatro años, aunque sólo haya sido un pequeño paso. Otro paso importante sería la firma del tratado comercial UE-Mercosur, que no sólo promovería las relaciones económicas birregionales, sino que también nos acercaría de nuevo en el plano político y cultural. No debemos subestimar el peligro de las fuerzas centrífugas que actualmente se hacen sentir en todo el mundo. Lo que se necesita aquí es una política inteligente y con visión de futuro, que contenga definiciones claras para que cada uno sepa a qué atenerse. En este contexto pienso en un desafío en particular: ¿Cómo enfrentamos las violaciones de los Derechos Humanos? Porque estos son individuales, universales e indivisibles. Tenemos que lograr una mayor unanimidad en este sentido. Lo que actualmente ocurre en Irán nos muestra cuán importante son los Derechos Humanos y su protección. Cuando se trata de Derechos Humanos no hay espacio para el oportunismo, ni para el principio de no injerencia.
¿Cuáles cree que son los pasos necesarios para avanzar en una política argentina de apertura al comercio internacional?
Como embajador, no me corresponde dar consejos a los argentinos de ninguna manera. Lo único que sé es que cuanto mayor sea la apertura de Argentina a los negocios internacionales, más inversiones extranjeras podrán llegar a este país y más podría estar presente la Argentina en lis mercados internacionales. Cuanto más tiempo permanezca cerrada a estas oportunidades, los fuertes cambios que se están produciendo en la economía internacional aportarán ventajas competitivas a otros. El proteccionismo significa dejar de participar y despedirse de sus oportunidades. Alemania también se enfrenta a estos fuertes cambios. En los próximos años, tendremos que diversificarnos económicamente mucho más que antes. En Alemania es especialmente importante el cambio energético. Nuestro objetivo es claro: no sólo queremos prescindir por completo de las importaciones de energía de Rusia, sino que aspiramos a convertir toda nuestra economía, que es la cuarta más grande del mundo, a energías alternativas y dar la espalda a los combustibles fósiles lo antes posible. Argentina podría ser de gran importancia para nosotros en este proceso, ya que el potencial del país en la producción de hidrógeno verde es enorme, al igual que nuestro interés en cooperar aquí a largo plazo.
¿Cree que Argentina es capaz de cambiar su matriz energética a tiempo para hacer una transición hacia la energía verde basada en la electromovilidad?
Argentina sabe mejor que nadie cómo debe posicionarse en materia de política energética. Lo que está claro es que la electromovilidad es el futuro de la movilidad. Alemania, como país automotriz, también será un líder mundial en electromovilidad y podrá ofrecer tecnología y know-how a otras naciones, incluida la Argentina. En el Foro Económico Mundial 2021 de Davos, el Presidente Fernández posicionó a la Argentina a la vanguardia de la electromovilidad, y también creo que aquí Argentina tiene una oportunidad para presentarse como una economía orientada al futuro y como un país con capacidad innovadora. Hoy tenemos que marcar el rumbo para estar en primera línea, no mañana, pero al menos pasado mañana. Eso es lo que quisiera esperar de la Argentina: ¡Estar entre los primeros en el grupo de grandes naciones industrializadas con aportes estructurales y con una clara visión de su futuro!
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