Se puede coincidir o no con su último planteo, pero el tema de fondo es un sistema que falla y puede ahuyentarlo.
Estalló el Muñeco Gallardo una vez más esta semana, exponiendo a viva voz y en forma vehemente su discutible pensamiento respecto del retorno a los entrenamientos. Puede resultar atendible el planteo del exitoso entrenador de River, como también en parte es respetable el argumento de los que le recuerdan que fue River el primero que plantó bandera por entender que no estaban dadas las condiciones para continuar la Copa de la Superliga.
Pero quedarse solo con ese enojo del técnico más importante del fútbol argentino suena hasta un tanto simplista. Hay una cuestión de fondo que no todos alcanzan a leer entre líneas y que debería empezar a preocupar a los hinchas del Millo, que adoran a Napoleón y pretenden perpetuarlo en el cargo de entrenador del equipo de Núñez, que desean que se quede a vivir en el banco riverplatense.
Pues bien, ese es el punto. El malestar del Muñeco por la desorganización del fútbol argentino y sus desmanejos viene de antes. La actual es una fatalidad, sí, una pesadilla imposible de prever y frenar. Pero puede ser la gota que rebalse el vaso. Un empujoncito más para que Gallardo, que hace rato está en el radar de equipos de Europa, empiece a mirar con otros ojos esos sondeos o propuestas.
Que realmente se pregunte si tiene sentido seguir renegando contra un sistema lleno de imperfecciones, con un fútbol argentino repleto de vicios, desprolijidades y miserias. Se puede coincidir o no en esta con el conductor que logró instalar a River en los primeros planos a nivel continental. Pero lo preocupante es que quienes conducen los destinos de este deporte no hacen nada como para retener a un hombre que jerarquiza el torneo. A un gran DT. Así estamos.
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario