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Alerta por la Peste Porcina Africana: qué alimentos prohibieron en Argentina

Senasa decidió implementar medidas estrictas en todo el país.

El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) dispuso una medida inmediata para proteger el estatus sanitario del país y evitar riesgos para la producción porcina local. La Peste Porcina Africana (PPA) fue detectada en Cataluña y motivó una respuesta rápida desde Buenos Aires. La decisión afecta productos tradicionales del mercado español, como el jamón crudo.

El organismo anunció la suspensión temporal de las importaciones de productos porcinos procedentes de España. La medida incluye carnes frescas, embutidos y salazones que no garanticen la inactivación del virus. Entre ellos, se encuentran jamones crudos con procesos de maduración inferiores a seis meses. El objetivo es evitar el ingreso de la Peste Porcina Africana al territorio argentino.

La enfermedad fue confirmada en Barcelona por el Laboratorio Central de Veterinaria de Algete. La detección se produjo tras el hallazgo de dos jabalíes muertos en Bellaterra.

El resultado activó un protocolo de alerta en España, que incluyó la delimitación de áreas afectadas, la búsqueda de animales silvestres infectados y el refuerzo de la vigilancia en explotaciones porcinas. Ese procedimiento también tuvo repercusiones fuera del país europeo, dado el impacto que podría generar un brote en una economía que depende en parte de la exportación de carne de cerdo.

Ante esta situación, Senasa optó por aplicar un cierre preventivo. La institución busca proteger el estatus sanitario de Argentina, reconocido por organismos internacionales, y evitar la introducción de un virus que provoca alta mortalidad entre animales domésticos y silvestres. La PPA no afecta a los seres humanos, pero produce daños profundos en la industria porcina y altera mercados enteros.

jamon
La suspensión afecta a embutidos y al tradicional jamón español, que quedará fuera del mercado argentino por tiempo indefinido.

La suspensión afecta a embutidos y al tradicional jamón español, que quedará fuera del mercado argentino por tiempo indefinido.

La suspensión también incluye normas estrictas para viajeros. La entrada de productos derivados de carne porcina está prohibida, sin importar el origen. La razón es simple: el virus posee una resistencia inusual. Puede permanecer activo durante meses en embutidos, carnes crudas o restos contaminados. Por eso, el organismo reforzó los controles en aeropuertos, puertos y pasos terrestres. También se vigilan residuos de aviones y barcos que llegan desde zonas afectadas.

Excepciones, controles reforzados y un sistema sanitario en tensión

Aunque la resolución es amplia, no bloquea por completo el comercio. Senasa permite el ingreso de productos que aseguren condiciones de elaboración suficientes para destruir el virus. Entre ellos, figuran jamones madurados por más de seis meses y productos cocidos. También se autorizan tripas saladas con tratamientos específicos y alimentos para mascotas sometidos a calor o enlatados. El organismo intenta equilibrar la prevención con el abastecimiento de productos seguros.

La vigilancia epidemiológica dentro del país se intensificó, por ello aumentó la frecuencia de inspecciones en granjas, depósitos y frigoríficos. También reforzó el monitoreo de cerdos silvestres, un factor clave en la expansión del virus en Europa. Desde 2014, la PPA se extendió por el continente tras ingresar por los países bálticos y Polonia, provenientes de Rusia. Su presencia alteró cadenas de suministro, ingresos de productores y mercados externos.

jamon crudo

España permanecía fuera del mapa de países afectados. La detección en Barcelona rompió esa continuidad. Hasta ahora, trece países europeos registraron casos. Entre ellos, Alemania, Italia, Grecia, Hungría y Croacia. Bélgica, Suecia y República Checa lograron erradicar la enfermedad después de aplicar protocolos rígidos, que incluyeron sacrificios masivos y restricciones comerciales. El nuevo foco en la península ibérica reactivó las alarmas sanitarias en toda la región.

El cierre argentino se alineó con recomendaciones internacionales. El virus se transmite por contacto directo entre animales, pero también puede circular a través de ropa, vehículos, herramientas y materiales contaminados. Por eso, los países importadores suelen reaccionar con rapidez. La experiencia europea mostró que el retraso en medidas iniciales puede multiplicar el impacto económico.

La Peste Porcina Africana y sus efectos en la producción porcina mundial

La PPA es una enfermedad viral de alta letalidad. Infecta a cerdos domésticos y silvestres, sin afectar a los seres humanos. No altera la calidad de la carne, pero obliga a sacrificar animales para evitar la expansión de los brotes. Los países que la padecen suelen enfrentar pérdidas financieras, restricciones comerciales y campañas de control prolongadas. Las consecuencias económicas pueden extenderse durante años.

El virus presenta una resistencia notable. Sobrevive en ambientes fríos o templados. Permanece activo en carne congelada, fiambres y salazones. Esa característica lo vuelve difícil de erradicar y obliga a adoptar políticas preventivas estrictas. La experiencia de países afectados como España demuestra que la bioseguridad es el principal instrumento para evitar daños mayores.

En Argentina, la industria porcina registra un crecimiento estable en los últimos años. Aumentó la producción, se diversificaron los proveedores y mejoró la infraestructura. El ingreso de la PPA podría desestabilizar ese proceso. Por eso, la decisión de Senasa se interpreta como una medida estratégica destinada a sostener la competitividad del sector. La prevención es más rentable que enfrentar un brote.

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