Hay mucho enojo de parte del oficialismo con la diputada Rocío Bonacci por la presentación del proyecto. Las "firmas" que no fueron firmas.
¿Hay comunicación en el Gobierno? La pregunta es tan pertinente para lo ocurrido días atrás, cuando Guillermo Francos dio una versión sobre la coparticipación del Impuesto PAÍS y los demás dirigentes dieron otra; como para lo ocurrido en las últimas horas con el proyecto para derogar la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), un insólito episodio que causó mucho malestar.
Para entender la magnitud de este suceso es necesario hacer un repaso completo por la situación desde su origen. En las últimas horas, se habló de la presentación de un proyecto que busca derogar la ley IVE, que ya fue girado al Congreso esta semana.
Este proyecto fue presentado por la diputada nacional Rocío Belén Bonacci, perteneciente a La Libertad Avanza. Sin embargo, tras la fuerte reacción de los distintos sectores sociales a la noticia, la propia diputada salió a aclarar que se trata de una iniciativa propia y "no del Poder Ejecutivo" que encabeza Javier Milei.
"El proyecto es mi iniciativa no del Ejecutivo y ha sido puesto a la consideración del cuerpo que integro. Defiendo la vida. Ni más, ni menos", publicó la diputada esta madrugada en su cuenta de la plataforma X.
Allí fue el comienzo del caos. Un caos que, entre otras cosas, involucra firmas que no fueron firmas, diputados que no dieron su consentimiento, y hasta un dirigente filonazi involucrado.
¿Cómo empezó el lío en el Gobierno?
Este lunes, la diputada de La Libertad Avanza presentó un proyecto de ley para derogar la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), sancionada a fines del 2020; y rápidamente llovieron las críticas de dirigentes de diversos espacios opositores... y hasta de algunos oficialistas.
Este proyecto de ley, presentado el 5 de febrero por la diputada Bonacci, solicita la derogación de la "Ley 27.610 de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)", además de retrotraer los artículos del Código Penal que la ley aprobada en 2020 modificaba.
El documento presentado en Diputados el lunes fue acompañado por los diputados Benedit Beltrán, María Fernanda Araujo, Lilia Lemoine, Manuel Quintar y el presidente del bloque libertario, Oscar Zago. Y ahí está el primer gran quiebre.
Es que, apenas unas horas después de conocerse la presentación del proyecto, la siempre polémica Lilia Lemoine tomó la palabra y aseguró que no firmó el proyecto, pese a que su nombre figura en la iniciativa que ingresó a la cámara baja.
"Pusieron mi nombre porque dije que iba a acompañar pero que no era momento ahora y me metió igual", comentó Lemoine al medio Corta. En ese sentido, responsabilizó "a la diputada que lo soltó sin tomar las precauciones necesarias para que no caiga en saco roto".
Tras esta situación, Bonacci aclaró en su cuenta de X que los diputados que figuran en el proyecto "no son firmas de puño y letra" sino "acompañamientos de miembros de mi bloque, con los que previamente charlamos acerca de este proyecto, algunos por WhatsApp y otros personalmente".
No solo eso. La diputada agregó que "podían estar o no. No sé por qué tienen el afán de llamarle operación a todo", en respuesta a versiones que indicaban que esos diputados libertarios no acompañaban la iniciativa.
Al mismo tiempo, Bonacci se mostró un tanto abstraída de la realidad cuando Carlos Maslatón le consultó si el proyecto había sido presentado sin autorización de Milei. Respondió que "los diputados pueden y deben presentar PROYECTOS. No sabía que tenia que pedir permiso para proceder"; desconociendo el impacto político que tiene el tratamiento de un tema tan sensible como el aborto legal.
El factor Bonacci, otro lío
A toda esta situación hay que sumarle el peso del apellido Bonacci en la política nacional. No tanto por Rocío, una joven diputada de 27 años que se desempeñaba como podóloga en Funes, Santa Fe; sino por su padre.
Es que Rocío es hija de José Bonacci, el apoderado del partido "Unite por la Libertad y la Dignidad" (suele presentarse como UNITE) y de Beatriz Bower, quien supo ser diputada bajo la lista de Amalia Granata. Un dato extra: la pareja se conoció mientras militaban en el "Movimiento por la Dignidad y la Independencia" (MODIN) de Aldo Rico.
José Bonacci es conocido por polémicas varias. Es que además de su acercamiento a Aldo Rico y los carapintadas, ha tenido manifestaciones filonazis en reiteradas oportunidades. Se mostró cercano en varias oportunidades a Alejandro Biondini, reconocido neonazi.
El propio José Bonacci fue demorado en diciembre tras la denuncia de sus vecinos, al escuchar disparos durante las Fiestas en su hogar. Tras un allanamiento, la Policía encontró un verdadero arsenal, que comprendía una escopeta y cinco pistolas de distinto calibre. A eso se suman las amenazas que realizó en varias oportunidades a militantes de distintos espacios, incluido La Libertad Avanza, donde hoy se desempeña su hija.
¿Qué fue lo más insólito respecto a José Bonacci? Que, en los metadatos del PDF donde se presentó el proyecto de ley, se puede observar que el documento pertenece a una computadora a su nombre. O sea, está involucrado directamente en el armado del proyecto, a punto tal que ya despertó incluso versiones de una potencial "operación" contra el Gobierno.
El malestar del oficialismo
Con este cambalache, es difícil pensar que el proyecto de ley pueda prosperar. Y a eso hay que sumarle la fuerte reacción que se generó en la jornada de miércoles, luego de conocerse la noticia.
Desde el Gobierno tienen claro que no era el momento para hacer esa presentación. Con una campaña electoral basada en el hambre, la pobreza y la inflación, este tema no parece revestir carácter de urgencia. Y encima, se presentó en un momento de notoria debilidad parlamentaria, luego de la caída de la Ley Ómnibus.
Peor aún, en el oficialismo son conscientes de la derrota simbólica que implicaría tratar de derogar el aborto y no lograrlo. Y, les guste o no a los dirigentes de LLA, el movimiento para garantizar la IVE fue uno de los movimientos sociales más grandes de las últimas décadas, a punto tal que impulsó a Argentina a ser referencia en términos de conquista de derechos a nivel global.
Es una incógnita lo que pasará con el proyecto, pero una cosa es segura: el Gobierno se compró un problema grande. Y lo más insólito de todo es que ni siquiera se comunicaron entre sí.
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