Cómo llega Javier Milei al postergado Pacto de Mayo, ¿estrategia para consolidar su gobernabilidad?
En Tucumán formalizará una escena de gobernabilidad en medio del ajuste, pero corre un río subterráneo de dudas sobre la capacidad de gestionar el Estado.
En San Juan, la policía detectó el jueves a un hombre armado. Estaba a pocos metros de Javier Milei. El presidente había viajado para presentar el plan de alfabetización que pactó con las provincias hace un mes. Pero la detención y el tumulto pusieron al acto en segundo plano y también a la reaparición de Sandra Pettovello después del escándalo por el acopio de alimentos que estaban por vencer. Vestida totalmente de blanco, la ministra de Capital Humano habló de la nueva cruzada alfabetizadora sin aludir a los recursos. El evento buscó mostrar que la amiga del Presidente seguirá en el puesto. También buscó exhibir gestión del Gobierno, lo que más le cuesta construir a Milei desde que asumió.
Así llega el Presidente al acto de este 9 de Julio que se realizará en Tucumán, donde firmará el pacto que pretendía para mayo: necesitado de mostrar capacidad para gestionar una administración que, a siete meses de su inicio, sigue sin arrancar, con un derrotero ligado exclusivamente ligado a controlar la inflación.
Los guiños del mercado que alimentaban la euforia en la Casa Rosada se terminaron hace 20 días. El ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, reconoció que comenzó la meseta inflacionaria cercana al 4,5 o 5% mensual. Podría extenderse durante el tiempo y ponerle un techo a la capacidad de domar la inflación que habia prometido Milei en la campaña y que hasta ahora es uno de sus atributos más nítidos para mantener un promedio del 50% de imagen positiva a siete meses de asumir y luego de un drástico ajuste.
La señal que intentaron mostrar en Hacienda hace una semana no terminó bien: parecía el momento elegido por Toto para definir el final del cepo y sólo hubo indefiniciones que aumentaron las dudas en los días siguientes. Aumentó la brecha entre el dólar oficial y el blue en medio de una nueva pulseada para forzar otra devaluación del peso. Los economistas cercanos al presidente insisten en que hay que esperar. Es lo que más se escuchó el martes pasado en el brindis anticipado que organizó la Embajada de los Estados Unidos por los 248 años de la declaración de la Independencia. La celebración del 4 de Julio volvió a ser un termómetro de la relación bilateral, especialmente por la decisión de Milei de mantener a Washington como un aliado estratégico y privilegiado por encima de los demás.
Los economistas que fueron invitados a la fiesta coincidieron en una definición. Se viene una inflexión respecto al tipo de cambio que no será grave, pero que sincera hasta donde llega la confianza de los mercados y del establishment, ahora que comenzó el segundo semestre del primer año del mandato de Milei. Ya quedó claro que las dificultades para levantar el cepo se extenderán en el tiempo y que al nuevo presidente le comenzaron a suceder las calamidades cambiarias que ya padecieron sus antecesores: un equilibrio inestable con los exportadores que se niegan a liquidar porque hay una paridad del dolar que no les conviene. Prefieren esperar hasta que el Gobierno se vea obligado a devaluar o a pactar una paridad especial, un dólar soja como el que implementó Sergio Massa cuando fue ministro de Economía de Alberto Fernández.
El FMI ha comenzado a hacerle sentir el peso de sus indicaciones a Milei. Las expectativas que tenía Toto de conseguír dólares para levantar el cepo se esfumaron. No habrá nada hasta el año que viene y sigue vigente el reclamo de más calidad y menos volumen en el drástico ajuste fiscal. El Fondo le reclama un programa económico y también que termine de ordenar su relación con el Congreso.
Saldos, interrogantes y aprendizajes de un Presidente que todavía aparece indescifrable para el establishment y el Congreso
Un nuevo desafío para la gestión de Javier Milei
La sanción de la Ley Bases y del Paquete Fiscal fueron un punto a favor de la Rosada, pero con una demora excesiva por impericia y dificultades para ceder ante las propuestas de la oposición. Ahora viene la discusión presupuestaria a partir de septiembre. Es otra arena que el Fondo quiere ver. Para ganar tiempo Caputo mandó esta semana a Diputados un avance del diseño del plan de cuentas para el año que viene que prevé una paridad del dólar oficial a $ 1016,1 y una inflación proyectada para este año del 139,7% interanual.
Desliza que el Impuesto PAIS finaliza a fin de año y que solo estan calculando ingresos tributarios en enero como producto de la recaudación de diciembre. La anulación del cepo cambiario implicaría el fin del impuesto PAIS, pero el gesto del avance presupuestario sería solo una expresión de deseos. En la oposición y en el oficialismo coinciden en una posible prórroga del impuesto PAIS, al menos, por un año más.
Seis meses pasaron entre el envío de los dos primeros proyectos de ley al Congreso y su transformación en ley. En el medio se desplumó el proyecto original, en una muestra directa de la debilidad numérica del oficialismo en las dos cámaras del Congreso. Necesitado de llegar a acuerdos, el Gobierno transitó un camino de espinas que lo llevó a un primer naufragio en febrero. En marzo comenzó un repechaje que concluyó hace dos semanas, con un oficialismo que pudo conseguir las sanciones gracias a dos sectores de la oposición: el PRO, que aplicó una política de alineamiento automático para votar a favor sin críticas y los bloques del radicalismo, Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal impusieron su capacidad de veto para forzar las negociaciones. El camino resultó difícil porque hubo temas que no desataron controversias en Diputados, gracias a la oposición dadora de cuórum que los dejó pasar, pero finalmente estallaron en el Senado y obligaron al Gobierno a conceder más cambios.
En el medio rodó la cabeza de Nicolás Posse como jefe de Gabinete y su excompañero en la Corporación América, Guillermo Francos lo reemplazó en el puesto y se puso al mando del cierre de la negociación para destrabar los dos proyectos en el Senado. Hubo desenlace positivo en Diputados, sin que hubiera heridos en el Senado porque el oficialismo finalmente aceptó los cambios que se habían incluído en esa instancia y no los desconoció en la Cámara Baja. En el medio resignó la privatización de Aerolíneas, el Correo y Radio y Televisión Argentina, pero consiguió mantener la reimposición del Impuesto a las Ganancias y cambios en Bienes Personales.
La foto de la negociación final es el anticipo del Congreso que vendrá. La sanción de las dos primeras leyes muestran a un Milei que, al menos, ya no le pega al radicalismo. No ha dejado de agredir al Congreso, ahora llamó a los diputados como "degenerados fiscales" por votar una nueva fórmula de movilidad jubilatoria, pero detrás de los alaridos a veces aparecen ánimos negociadores. El presidente dijo que vetará esa iniciativa si se transforma en ley. En Diputados reunió dos tercios en una inédita articulación opositora que combinó a peronistas, radicales, lilitos e integrantes de HCF. Esta semana estuvo a un paso de llegar al recinto, aún sin dictamen, porque también habrían dos tercios en el Senado, pero el radicalismo propuso que sea tratado en la próxima sesión. Hubo duros debates reglamentarios porque la moción había sido rechazada, pero finalmente la UCR le dio más tiempo al oficialismo para evitar un nuevo revés en el Senado. Todavía está fresca la foto del 14 de marzo, cuando el Senado rechazó el DNU 70/23 y desnudó el nivel de diferencias que tiene la vicepresidenta Victoria Villarruel con Milei.
Federico Sturzenegger y la nueva etapa del ajuste en el Estado
El vértigo de la última sesión también alumbró otro tono negociador en el oficialismo. El Gobierno ahora estaría dispuesto a negociar cambios en el giro de la reforma jubilatoria que vino de Diputados. Podría suceder lo mismo que pasó con la Ley Bases y el Paquete Fiscal: los cambios introducidos en el Senado podrían devolver el texto a la Cámara Baja, donde sus integrantes podrían aceptar o rechazar las modificaciones por mayoría simple, salvo que hubieran sido votadas en la cámara revisora por dos tercios. Los que impulsaron la aprobación en Diputados estarían dispuestos a convalidar los cambios del Senado, con tal de evitar que escale la pelea con el Ejecutivo a través de un veto presidencial que podría derivar en una tensión aun mayor.
A los tumbos y con duras magulladuras, la administración de Milei empieza a definir otro tono en la negociación parlamentaria. A pesar de la verborragia y las acusaciones, parece asomar otra relación con el Congreso a partir del rol que juega Francos. No forma parte de la mesa chica del presidente, pero evitó que el examen legislativo volviera a salir mal. El entorno más influyente de Milei son sólo dos personas y refleja cómo es la arquitectura de poder que tiene el presidente. Sólo esta su hermana Karina, al frente de la secretaría General de la Presidencia y el consultor estrella Santiago Caputo, que cada vez gana mas posiciones en distintas áreas del Gabinete. Algunos lo señalan como el responsable de la caida en desgracia de Posse, que estuvo en esa excluyente mesa chica de poder hasta que dejó de ser ministro coordinador.
La ley Bases y el DNU 70/23 son las dos piezas legislativas de Milei que diseñó Federico Sturzenegger. El cierre de la primera pulseada en el Congreso posibilitó su desembarco en el Gabinete y también implicará otra etapa para el Gobierno con la aplicación de un incipiente pacto fiscal con las provincias y una ley bases que cosechará conflictos y controversias a la hora de su puesta en marcha. En la Rosada siguen preparando el decreto de reglamentación y podría estár listo antes de fin de mes.
Desde esta semana Sturzzenegger es ministro de Modernización y tendrá en sus manos la nueva etapa del ajuste en el Estado. El extitular del Banco Central durante la presidencia de Mauricio Macri sigue teniendo una relación tirante con el ministro Caputo, desde que ambos fueron parte de la gestión de Cambiemos. Dentro de la Rosada no afloja la sensación de que el presidente se esta comprando una interna del PRO que viene de lejos y que podría sumarse a la que ya protagoniza la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, con Macri por el control del PRO y la fusión con la Libertad Avanza que finalmente fracasó esta semana, con la salida de Bullrich de una asamblea partidaria que originalmente iba a presidir.
Milei llegará este lunes por la noche a Tucumán a firmar la declaración de principios que puso en el pacto de mayo. Se espera que lo acompañen unos 17 gobernadores. Casi no habrá sillas para los expresidentes invitados porque la mayoría declinó el convite, salvo Macri que podría ser el único exmandatario que asista. El titular del PRO comenzó a tomar distancia de Milei y, asista o no, seguirá planificando la estrategia para marcarle la cancha y hacerle valer el apoyo legislativo que le han brindado hasta ahora. No deja de coincidir con sus ideas económicas y políticas, pero duda de su capacidad para gestionarlas. El pacto de mayo de este 9 de Julio será solo una formalidad para mostrar gobernabilidad, pero los asistentes siguen con las mismas dudas sobre Milei que tuvieron hace siete meses, cuando lo vieron asumir el poder y darle la espalda al Congreso.
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