La alianza de Milei con gobernadores y el bloque dividido del PRO dejaron sin cuórum a la oposición, frustrando el tratamiento del aumento a jubilados.
La Casa Rosada no ha salido, ni saldrá, del clima electoral que se respira desde este domingo, por la victoria del oficialismo en las elecciones porteñas y la derrota histórica del PRO en el distrito donde nació. El presidente Javier Milei no salió de la euforia desde que su vocero Manuel Adorni se impuso. Este martes siguieron de cerca la caída de la sesión convocada en Diputados, donde la oposición no logró reunir los 129 necesarios para el cuórum y tratar una serie de temas que, si prosperan, serán vetados, como una nueva moratoria previsional y el aumento por inflación del bono de 70.000 pesos. No fue el único saldo positivo.
Además, ganaron más tiempo con el arranque de la comisión investigadora del caso $Libra, porque sigue estancada sin poder elegir a sus autoridades después de un empate de 14 contra 14.
El efecto de la victoria libertaria no cosechó, hasta ahora, venganzas ni desquites de las fuerzas políticas que han sido perjudicadas, ni el domingo pasado, ni en el armado de otras listas provinciales. Por el contrario, las interlocuciones con los mismos gobernadores que se quejan del maltrato del Gobierno, volvieron a funcionar y le permitieron al oficialismo evitar que la oposición llegara al córum.
El PRO, "aliado" al gobierno de Javier Milei
El bloque del PRO, conducido por Cristian Ritondo, cumplió con el anticipo que había lanzado el día anterior, en la conferencia de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AMCHAM). El diputado y titular del PRO bonaerense, dijo que buscará un acuerdo electoral con LLA para las elecciones y que iban a seguir apoyando al Gobierno en el Congreso.
El conglomerado tiene 35 voluntades y ninguno bajó a dar cuórum. Hay discusiones tirantes en un bloque dividido entre quienes siguen a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que no se irán del partido como hizo su jefa, pero están empoderados e intervienen en las decisiones con más poder que antes.
Hasta hace poco el bloque tenía 37 voluntades, pero se fueron dos después de las elecciones santafesinas del 13 de abril. Ahora el PRO tiene 35 y dos satélites esquivos, con Gabriel Chumpitaz y Verónica Ranzini en el espacio Futuro y Libertad. Hubo algunos que dudaron si bajar o no al recinto, pero no quisieron quedar pegados con la movida opositora. Con ese movimiento, el macrismo volvió a recordarle a Milei que su rol es determinante para evitar una derrota en el recinto.
El radicalismo, transformado en un archipiélago de cuatro bloques, tuvo un comportamiento clave desde el espacio orgánico que lidera el cordobés Rodrigo De Loredo. El espacio tiene 14 bancas y sólo bajó el mendocino Julio Cobos. Dentro del bloque jugaron los gobernadores y en especial el chaqueño Leandro Zdero, que viene de ganar en su provincia con un acuerdo con la Casa Rosada a cambio de una ayuda financiera extraordinaria desde Buenos Aires. Entre la victoria de Zdero en las legislativas y el daño que vivio la UCR porteña en la Ciudad este domingo, hay un estado asambleario en el partido que conduce Martín Lousteau, otro de los golpeados por la victoria capitalina de LLA.
La mano de los gobernadores en la posición en Diputados
En Democracia para Siempre, donde están los radicales que rechazan el alineamiento con el Gobierno, también llegó la larga mano de los gobernadores. Aunque fue otro de los espacios que impulsó la sesión, pudo sentar a 10 de sus 12 legisladores, porque el chaqueño Juan Carlos Polini no bajó, al igual que Jorge Rizzoti, que responde al exgobernador provincial Gerardo Morales.
Innovación Federal, que tiene ocho integrantes, repartidos entre salteños, misioneros y rionegrinos también mantuvo la línea de sus gobernadores. Otra vez los representantes del Frente de la Concordia Misionero fueron claves. Tal como lo hicieron en el Senado con la caída de Ficha Limpia, en otro vínculo con la Rosada que ha vuelto a ser confirmado en los hechos.
Los diálogos desiguales del Gobierno con los mandatarios provinciales dieron frutos desde otras latitudes, incluso dentro de la oposición.
A pesar de los tironeos que hay con el cordobés Martín Llaryora, sus diputados cuidaron el vínculo con la Rosada. El bloque Encuentro Federal fue uno de los impulsores de la sesión, pero los tres diputados cordobesistas no bajaron. Lo mismo con Jorge Ávila de Chubut, que responde al gobernador Ignacio Torres, uno de los cinco mandatarios que tiene el PRO.
Los llamados también llegaron al panperonismo. El bloque de Unión por la Patria tiene 98 bancas, pero solo estuvieron 89 presentes. Hay dos catamarqueños y cuatro santiagueños en ese grupo, en clara referencia a los pedidos de los gobernadores Raúl Jalil y Gerardo Zamora.
En los libertarios también quedó al desnudo que no queda vínculo con Lourdes Arrieta, la legisladora mendocina que fue de LLA. Al frente del monobloque Transformación, se sentó a dar cuórum, pero su presencia fue la 125. A las 12.31 habían contado 124, pero Nicolás Massot, de EF, estaba en el recinto juntando votos y no fue contabilizado.
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