El efecto de “precios relativos” consumió la mejora de ingresos que generó la desaceleración inflacionaria durante el año pasado.
El precio relativo de los servicios públicos y demás costos del hogar subió 60% a lo largo del 2024, mientras que el mismo indicador para los alimentos y bebidas sin alcohol se redujo en el 10,6%. El dato muestra por qué aún en un contexto de estabilización de precios, los consumidores de menos recursos ven caer el poder de compra de sus salarios.
Las estimaciones corresponden al titular del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), Nadin Argañaraz. El trabajo explica por qué las personas, aun ganando más dinero y con un índice de precios que notoriamente se encuentra a la baja, perciben que sus ingresos son insuficientes para atender sus gastos mensuales.
Según dice el analista, en diciembre del 2023 el precio relativo del rubro Vivienda, Agua, Electricidad y otros Combustibles era de 48,6 puntos. En el mismo mes del 2024 pasó a ser de 77,8.
Eso implica que en el primer mes del gobierno de Javier Milei el costo de los servicios era casi la mitad en relación con el de los alimentos y las bebidas, lo que permitía a las personas adquirir más alimentos, pagando menos por sus servicios de agua, luz y gas. Un año después ese índice saltó a 77,8 puntos: la relación se invirtió
Se puede decir entonces que a lo largo del primer año del gobierno libertario los incrementos de ingresos que beneficiaron a los sectores populares se destinaron a pagar más por los servicios, en detrimento del consumo en general y de alimentos y bebidas en los casos más extremos.
De acuerdo con el reporte, el rubro de Alimentos y Bebidas sin alcohol muestran la tendencia puesta a la del rubro Vivienda, ya que pasó de un nivel de 122,5 en diciembre de 2023, a 109,5 en diciembre de 2024. En este caso, el precio relativo bajó un 10,6%.
Argañaraz recuerda que “en diciembre la inflación minorista fue de 2,7%, cifra que contrasta con el 25,5% de diciembre de 2023”. “El rubro que más creció fue Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (5,3%) y el que menos creció fue Equipamiento y mantenimiento del hogar (0,9%). Alimentos y bebidas no alcohólicas creció 2,2%”, destaca el economista.
Salarios que están en la línea de pobreza
En diciembre, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) una familia tipo necesitó ingresos totales por $1.024.435 para no ser pobre, en tanto, requirió $449.314 para no ser indigente. En ese mes, la canasta básica subió 2,3% por ciento, por debajo de la inflación, en tanto que en el año, la canasta de bienes y servicios aumentó 106,6%. La canasta básica es clave para medir la pobreza, mientras que la alimentaria se utiliza para determinar la indigencia.
Así, en línea con lo que ocurrió en los últimos meses, la canasta básica alimentaria (CBA) y la canasta básica total (CBT) aumentaron por debajo de la inflación en diciembre último y terminaron 2024 con un incremento acumulado que también fue inferior al índice de precios al consumidor (IPC).
Hay que tener en cuenta que en Argentina tener empleo registrado no evita a las personas correr riesgo de estar en la pobreza. La Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) que mide los salarios registrados de noviembre de 2024 fue de apenas $1.178.925. Eso indica que las personas que tienen trabajo informal están por debajo de ese límite.
Dicho de otro modo: aunque los salarios medidos en dólares oficiales hayan subido a lo largo del primer año de gestión libertaria, la realidad es que las cosas subieron más y por ello la recuperación del poder de compra es limitado. Se espera que este año el consumo mejore por incremento del financiamiento y no tanto por una mejora de los salarios.
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