Javier Milei con un presupuesto con bajo rating y un mensaje directo a las provincias
El Presidente presentó el proyecto de la ley de leyes en pleno prime time televisivo. La ríspida pelea que se viene con los gobernadores.
A diferencia de la última Asamblea Legislativa, reunida el 1 de marzo, para la inauguración del período de sesiones ordinarias del Congreso, esta vez el estratega presidencial, Santiago Caputo, no asistió a escuchar al presidente. Sin embargo, el acto de este domingo por la noche no fue ni una asamblea legislativa ni una reunión ampliada de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados.
Tampoco fue una sesión y si lo hubiera sido, no habría contado con el cuórum reglamentario para realizarla, porque la Casa Rosada esperaba una asistencia acorde a la convocatoria, pero solo pudo concentrar a 120 de los 257 diputados y a 10 de los 72 senadores.
Una de las apuestas que había hecho el Gobierno estaba adentro del Palacio y apuntaba a contar con una asistencia considerable de los legisladores convocados. Sin chances de preguntarle algo, muchos eligieron mirarlo por televisión y no prestarse a "una puesta en escena". En la pantalla chica estaba la otra apuesta de esta inusual presentación de un presupuesto, porque el presidente eligió la noche del domingo para aprovechar el prime time televisivo. Tan importante era, que la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, se comunicó con la diva de los teléfonos, Susana Giménez, para que arranque su programa el domingo que viene y no la perjudique la irrupción de la comunicación presidencial.
Tampoco para hacerle competencia. Si la conductora no hubiera aceptado, quizás le habría ido muy bien, porque las mediciones de rating de la televisión abierta se cayeron abruptamente cuando arrancó la cadena nacional. Los canales perdieron 10 puntos de audiencia, apenas apareció la transmisión oficial.
Para un Gobierno que mide sistemáticamente el humor social en las redes y en las encuestas, la caída repentina del rating es una señal de la caída de popularidad que afecta al presidente y que, quizás, todavía no tiene un correlato directo en los sondeos. "En parte mejor, porque Javier dijo bastante poco y lo que tenía para comunicar es un presupuesto con puro ajuste", se sinceró un legislador oficialista cuando terminó el evento. Algo de razón le asiste, porque el oropel del recinto más amplio del Congreso y la formalidad de la cadena nacional no alcanzaron para dejar en segundo plano que el presidente hizo una directa reivindicación del ajuste. Anticipó que la nueva fórmula presupuestaria que propone para el año que viene buscará, entre otras cosas, blindar el déficit cero y, además de reclamarle una respuesta favorable a Diputados, también puso en el horizonte a los próximos antagonistas que tendrá en la disputa presupuestaria.
Un mensaje directo a los gobernadores
"A los gobernadores les digo: cumplir el compromiso de bajar el gasto público consolidado a 25 puntos del PBI requiere que las provincias, en su conjunto, hagan un ajuste adicional de 60 mil millones de dólares", leyó Milei y confirmó, sin decirlo, que la negociación por el presupuesto será encarnizada y con los mandatarios de todo pelaje condicionados por la dependencia financiera con la Nación. "Nosotros ya hemos cumplido nuestra parte del acuerdo, ahora faltan ustedes", advirtió el presidente, cuya fuerza política no tiene ningún gobernador propio.
"Déjenme decir que hay algo que estoy seguro de que los argentinos no van a permitir: y es que, cuando el Estado nacional elimine o baje un impuesto, ustedes quieran subir los suyos. No va a caminar", insistió Milei, que aborrece los casos de municipios y provincias que aumentan sus impuestos y tasas para equilibrar la resequedad económica que les toca afrontar con la Nación.
El mensaje puede tener consecuencias imprevisibles y contenidos encriptados. Antes de apuntarle a los gobernadores y recordarles que deberán ajustar en sus propias administraciones, Milei también hizo una definición que alarmó. "Lo fundamental que tiene que hacer un Estado nacional es asegurar la estabilidad macroeconómica, las relaciones exteriores y el imperio de la ley. Punto. Cualquier otra cuestión puede resolverse a través del mercado o es competencia de los gobiernos subnacionales", leyó Milei para referirse a las administraciones que están por debajo del estado nacional, es decir, las provincias. Lo que no sea economía, relaciones exteriores, defensa y seguridad, debe ser administrado por empresas o por las provincias. Es tan amplio el espectro que puede incluir a las universidades nacionales y a todas las áreas del Estado que no aparezcan en el mandamiento que enunció el presidente.
La relación de Milei con las provincias ya carga con varias controversias irresueltas que impactarán directamente en la negociación que se viene por el Presupuesto 2025. Desde la anulación de los subsidios para el transporte público del interior, hasta el conflicto irresuelto por las 13 cajas jubilatorias provinciales que no fueron transferidas a la Nación y que no reciben fondos de la ANSeS desde diciembre. El veto a la ley de financiamiento universitario, de alcance federal, anticipa otra pulseada, pero en las calles con más contundencia que las masivas marchas de fines de abril.
Los que dieron el presente
El recinto, que sólo fue cubierto en más de un tercio, reflejó la asistencia casi perfecta de La Libertad Avanza y puñados de diputados del PRO, que más bancas aportó por detrás del oficialismo. Las demás bancadas enviaron a sus integrantes de la comisión de Presupuesto. Encuentro Federal, que conduce Miguel Pichetto, puso cuatro de sus 16 miembros, la UCR movió a 10 de sus 36 y el bloque de Unión por la Patria movilizó a los 20 integrantes de la comisión que preside Espert y tratará el texto que presentó Milei.
Para anticipar una respuesta después del discurso que duró 42 minutos, los aliados esquivos del oficialismo, que fueron dadores de cuórum para la Ley Bases, advirtieron que el Gobierno no cuenta con los votos suficientes para sacar el Presupuesto adelante. Más allá de la debilidad simbólica, con un oficialismo que no habría podido reunir el cuórum suficiente si hubiera tenido que sesionar, también late la fragilidad numérica del un oficialismo que deberá juntar muchas voluntades para obtener la aprobación del Presupuesto 2025 en Diputados y luego girarlo al Senado. Apenas Milei dejó el Congreso, los jefes de las bancadas esquivas le recordaron al Gobierno que no tienen los votos para el presupuesto y que para obtenerlos hay una extensa negociación por delante, entre un Palacio con fuerzas muy fragmentadas y una calle que pierde el humor.
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