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La Mañana Báez Sosa

Tres años después, el caso Báez Sosa sumó un informe médico clave

Se trata de la primera historia clínica que reveló el daño que sufrió el joven de 18 años asesinado por una patota de rugbiers, que fueron condenados en febrero.

Un informe médico indica que Fernando Báez Sosa, el joven de 18 años asesinado por una patota de rugbiers en Villa Gesell, llegó con vida al hospital del balneario bonaerense. El documento dice que la víctima estaba inconsciente cuando lo ingresaron al nosocomio, pero tenía actividad cardíaca. Así lo indica el electrocardiograma incluido en el informe de catorce páginas que elaboraron los médicos en la madrugada del 18 de enero de 2020, cuando murió.

El electrocardiograma forma parte de la historia clínica que fue omitida en el juicio contra los ocho jóvenes que terminaron condenados en febrero, cinco de ellos a perpetua y el resto a 15 años de prisión. Pero esta semana, ese informe apareció y lo incorporaron al expediente que ahora estudia la Cámara de Casación Penal, luego de que el fallo fuera apelado por los padres del joven fallecido y por la defensa de los condenados.

Este documento había sido reclamado por fiscales y querella durante el juicio, pero el Tribunal Oral en lo Criminal de Dolores no hizo lugar al pedido. También descartó como testigo a quien constató la muerte de Báez Sosa, Silvia Romero, que declaró la muerte de Fernando a las seis de la mañana.

A casi cuatro meses de la sentencia, la introducción de la historia clínica en la causa podría marcar un giro en el caso: si Báez Sosa llegó con signos vitales, aunque leves, al hospital, ¿lo mataron los golpes propinados por la patota o no recibió la atención médica indicada en emergencias cuando agonizaba frente al boliche Le Brique? ¿O su muerte se produjo por ambos motivos?

La secuencia del crimen de Fernando Baez Sosa.mp4

El informe incorporado a la causa contradice lo declarado por Carolina Garibaldi Larrosa, la médica emergentóloga que llegó en la ambulancia, es decir, la primera en asistir a Báez Sosa. Larrosa dijo que Fernando no tenía signos vitales. Sin embargo, el electrocardiograma hecho en el hospital indica actividad cardíaca y se informa que lo desfibrilaron en dos ocasiones, lo que indica que al menos una vez su corazón tuvo algún tipo de ritmo eléctrico, aunque desorganizado.

Otro dato que surge del parte médico es que “no se observan lesiones en cráneo de origen traumático” y que “en tórax había claros signos de aspiración de fluidos y signos de ahogamiento con ocupación de la tráquea y bronquios”. Diego Duarte, el forense que hizo la autopsia, concluyó que la muerte fue “instantánea” por “golpes multidireccionales en la cabeza”.

Las declaraciones de la emergentóloga y el forense van en el mismo sentido: Fernando ya estaba muerto cuando lo asistieron en la calle -y no había manera de salvarlo-; la muerte se produjo por la golpiza -hecha entre varias personas-.

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