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Para Maradona, Cuba no fue un paraíso sino la isla de los excesos

Fue por seis meses, pero se quedó cinco años donde vivió a full, inmerso en mundo de fiesta, drogas y mujeres. Las revelaciones de las últimas horas así lo confirman. Tremendas confesiones.

Lejos de resultar un paraíso para su recuperación, Cuba terminó siendo el infierno de los excesos para Diego Maradona fallecido hace casi un año, cuando en los albores del 2000 se trasladó allí para iniciar un proceso de desintoxicación a las drogas. Más allá de un espejismo inicial por haber encontrado por fin la ciudad ideal para recuperarse de las acciones, terminó siendo peor el remedio que la enfermedad ya que no solo Diego estuvo enfermo sino su entorno, con Guillermo Coppola a la cabeza con quien compartió aquellos años de fiestas y vicios.

Las recientes declaraciones de Mavys Álvarez, una mujer cubana quien hace unos días contó en una entrevista en TV en Estados Unidos como fue que conoció al astro cuando apenas tenía 16 años denunciando las presiones y el universo de las drogas en el que fue introducida.

Diego se alojó en el Complejo de Salud La Pradera, en plena barriada de Siboney, al lado nomás de Miramar, en los primeros tiempos junto a su familia y los padres en donde pensaba quedarse solo seis meses. Pero el periodo de estancia en la Isla se extendió mucho más y terminaron siendo cinco años de locura ya que su familia solo estuvo un par de meses, luego sobrevino la perdición.

“No quiero dejar este mundo. Voy a luchar para seguir viviendo”. La frase fue pronunciada por Maradona minutos después de dejar el Sanatorio Privado Cantegril de Punta del Este” recordó el diario La Nación.

Diego que entonces tenía 39 años, un sobrepeso acechante y una vida agitada, fue rescatado casi moribundo de una chacra en Punta del Este, propiedad del empresario Pablo Cosentino y trasladado al sanatorio Cantegril donde fue diagnosticado con una “crisis hipertensiva y una arritmia ventricular”.

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Luego del aquel episodio, el operativo Cuba se puso en marcha para recuperarlo. El 18 de enero desembarcó en Cuba. Y dos días después de su internación para desintoxicarse, recibió la visita de Fidel Castro, una relación que se potenció con los años y le sirvió al también fallecido comandante como propaganda política para su régimen.

Fueron casi dos meses en lo que casi logró una recuperación casi completa lo cual motivó el regreso de su familia a Buenos Aires y todo quedó bajo la supervisión de Cóppola y del secretario de Maradona, Gabriel Buono.

Pero entonces todo se derrumbó. Diego se sentía aburrido en La Pradera y el abanico de excesos le abrió las puertas nuevamente de lo que quería escapar. Las visitas de diferentes personajes que nada tenían que ver con su salud y las reiteradas fiestas acabaron con la ilusión de una recuperación plena y en ese contexto es dónde fue víctima Mavys Álvarez quien –confesó- fue presionada para convivir con el astro con el pretexto de ayudarlo, lo cual terminó siendo también su propio infierno como explicó recientemente.

Diego Carlos Ferro Viera, que fue secretario y mano derecha del ex futbolista en esos años, retrató aquellos días como “estar en una danza con lobos”.

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En uno de esos días intensos en septiembre de 2000 mientras regresaba desde una playa a La Pradera, Diego sufrió un accidente del que salió golpeado pero ileso tras chocar de frente con un ómnibus de turistas. Iba a bordo de una camioneta 4x4 en la que luego se detectó una botella de whisky en uno de los asientos traseros.

En esa etapa, Maradona afianzó su vínculo con Fidel Castro, cuyo rostro se tatuó en una pierna. Por entonces, los rumores de que tenía protección del gobierno local eran muy intensos.

De la misma manera que volvieron a tomar energía las historias que lo vinculaban con mujeres, una de ellas con la mencionada Mavys Álvarez, casi una niña quien recordó que “Estuvieron más de una hora convenciéndome de que era importante ayudar a Diego, que era una figura mundial, amigo de Cuba, y estaba deprimido. Y finalmente acepté”.

La relación, según relata la propia mujer, duró un tiempo y convivió con él en La Pradera. Otras mujeres aseguraron haber estado allí con Maradona. Su ex abogado Matías Morla, tras la muerte del ex futbolista, dijo que creía que fuera posible que hubiera tres hijos no reconocidos en Cuba.

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