El conductor dijo que tenía un perro y huyó cuando la Policía de Río Gallegos quiso requisarlo. Encontraron el auto pero él y un acompañante siguen prófugos.
Un intento de identificación rutinario derivó en una intensa persecución policial durante la madrugada de este martes en la ciudad de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz. Lo más sorprendente fue lo que hallaron los agentes policiales cuando lograron detener al vehículo que perseguían por la Ruta Nacional Nº 3: en el baúl había once corderos y siete de ellos estaban vivos.
Cerca de la 0.45 de este martes, efectivos de la Policía que realizabn tareas de prevención y patrullaje recibieron un aviso radial alertando sobre un vehículo marca Ford Focus, de color blanco, que había escapado de un control a la altura del kilómetro 2.618 de la Ruta 3 y circulaba a alta velocidad en dirección a la avenida San Martín de la capital santacruceña.
Cuando llegaron a la zona, los agentes lograron visualizar un auto blanco que avanzaba de manera imprudente, realizando maniobras peligrosas al sobrepasar a otros vehículos. Ante esta situación, empezaron a seguirlo por las calles de Río Gallegos.
En medio de ese seguimiento, lo perdieron de vista por unos minutos después de que dobló en una esquina, y cuando volvieron a localizarlo lo encontraron detenido en la esquina de las calles La Manchuria y Costa Rica, a cuatro cuadras de la avenida San Martín.
El vehículo tenía daños visibles en las dos ruedas del lado izquierdo del auto, como si hubiera golpeado contra algo. Además, no había nadie dentro del habitáculo ni cerca de él.
Fuga y corderos en el baúl
Una vecina del lugar les avisó a los policías que, tras chocar contra el cordón de la vereda, dos hombres habían salido del auto y huido a pie. De inmediato se montó un rastrillaje en la zona, pero ninguno de los dos fue encontrado.
Los policías contaban con la información aportada por otros efectivos, quienes habían intentado hacer el control de tránsito del que el automovilista buscado se había fugado.
Estos agentes avisaron que, mientras solicitaban la documentación, empezaron a escuchar ruidos que provenían del baúl y parecían ser quejidos de animales.
Cuando le preguntaron al conductor qué era lo que ocurría, él dijo que en el baúl tenía un perro, pero cuando le dijeron que lo abriera, arrancó de manera repentina y comenzó su huida, dejando incluso los papeles del vehículo en manos del policía que lo estaba interpelando.
Con este dato, los efectivos que dieron con el vehículo golpeado y vacío, abrieron el compartimento y allí se encontraron con once corderos. Todos tenían las patas atadas, siete estaban vivos y cuatro muertos. Ninguno exhibía marca ni señal visible.
Los delincuentes, sin identificar
Ante la presunción de un posible delito vinculado al ámbito rural, se dio intervención a personal especializado. El automóvil fue secuestrado y se lanzó el alerta para intentar localizar a los dos ocupantes que habían escapado, algo que hasta el momento no había sido conseguido.
Además del secuestro del automóvil y los animales, también se incautaron un teléfono celular, cuchillos e hilo encerado.
La causa quedó abierta bajo la carátula de investigación de abigeato, y a disposición del Juzgado Provincial de Primera Instancia Nº 1 de Río Gallegos, aunque todavía no habían sido identificados los presuntos responsables del robo de ganado.
Te puede interesar...











Dejá tu comentario