"Racing": la Academia tiene una ballena con rastreador satelital en el Océano Atlántico

Científicos del Conicet pusieron en marcha un programa de seguimiento satelital de ballenas en las costas de la Patagonia argentina. El monitoreo se lleva a cabo sobre seis ejemplares a los que les pusieron nombre para identificarlos. Algunos fueron inspirados en referencias locales como “Chenque” -por el cerro de Comodoro Rivadavia- o “Rada” -por Rada Tilly. Pero una de las ballenas lleva un nombre muy particular: “Racing”.

¿El motivo? Bastante simple: el día que le colocaron el rastreador satelital a “Racing” había mayoría de hinchas de la Academia entre los científicos presentes.

Además, el momento coincidió con la goleada 4 a 0 del equipo de Avellaneda a Colo Colo de Chile por la Copa Libertadores de América.

El equipo de trabajo lleva adelante la investigación desde comienzos de mayo, liderado por el biólogo Mariano Coscarella, investigador del Conicet y docente de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB).

Están realizando un seguimiento satelital inédito de ballenas sei en las costas de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly.

"Racing", ¿rumbo a Brasil?

La ballena sei es una especie poco estudiada en Argentina, y el objetivo del monitoreo es conocer sus patrones migratorios, zonas de alimentación y comportamiento.

Ballena sei

La ballena sei es una de las especies más grandes del mundo.

“Desde el 10 de mayo aproximadamente les colocamos seis rastreadores satelitales a ballenas sei en la zona del Golfo San Jorge, y desde entonces las estamos siguiendo de manera remota”, contó Coscarello.

Tres de los seis ejemplares a los que les pusieron los rastreadores ya dejaron de emitir señal. Pero otros tres continúan su recorrido hacia el norte del continente.

Los transmisores son colocados en la piel de los cetáceos utilizando una ballesta o rifle de aire comprimido. Se implantan superficialmente, alcanzando la capa de grasa, y pueden emitir durante semanas o incluso meses.

“Es la primera vez que probamos este tipo de seguimiento con esta especie”, agregó el biólogo.

Junio es el mes en el que empiezan a alejarse de la región patagónica las ballenas sei, que llegan en noviembre.

Con el comienzo del invierno inician su migración que, se presume, las lleva hacia aguas cálidas del norte, posiblemente en la costa de Brasil, aunque no se sabe con exactitud dónde se reproducen.

“Estamos obteniendo datos clave. Sabemos que a partir de mediados de junio comienzan a migrar. Por eso este rastreo satelital es tan valioso”, expresó Coscarella.

Objetivo: avistaje

La salida de las sei coincide con el arribo a la región de Península Valdes de los primeros ejemplares de ballena franca austral, conocida por las populares excursiones de avistaje.

A diferencia de la sei, la ballena franca tiene callosidades en la cabeza, carece de aleta dorsal y, fundamentalmente, se acerca más a la costa, por lo que es más visible para los turistas.

La sei, en cambio, es más estilizada y tiene aleta dorsal. Se alimenta principalmente de langostilla, un pequeño crustáceo que también aparece en las playas de la región.

Con el objetivo de avanzar en protocolos de avistaje turístico responsable que puedan incorporar a la ballena sei, el equipo de investigación del Conicet está trabajando en conjunto con prestadores turísticos, el Ministerio de Turismo de Chubut y los municipios de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly.

Se estima que para 2026 podrían comenzar las primeras salidas embarcadas para observar ballenas sei sin interferir en su comportamiento natural.

“Este año finalizamos las pruebas de aproximación, con maniobras pensadas para reducir el impacto sobre los animales. La idea es que se pueda disfrutar el avistaje sin alterar su conducta”, explicó Coscarella.

La información del proyecto de rastreo se comparte regularmente en redes sociales a través del Grupo de Investigación de Cetáceos del Golfo San Jorge, donde se pueden seguir los avances del monitoreo y el recorrido migratorio de estas ballenas.