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La Mañana Yiya Murano

Un excéntrico coleccionista compró la vajilla de té de Yiya Murano

Se la adquirió al hijo de la célebre envenenadora. El mismo hombre, hace años, se hizo del famoso Mercedes Benz de contrabando de Susana Giménez.

Un empresario de Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut, se quedó con lo que podría considerarse una pieza trascendental dentro de la historia del crimen en la Argentina: la vajilla y el juego de té que utilizaba Yiya Murano, “la envenenadora de Monserrat” que se convirtió en uno de los nombres más célebres de la crónica policial vernácula y fue condenada por envenenar con cianuro a tres de sus amigas, a fines de la década del 70.

Quien concretó la adquisición fue José Perruccio, un empresario conocido en la ciudad petrolera por algunas resonantes operaciones anteriores, alguna de ellas también relacionadas con cosas que fueron objeto de un delito.

Perruccio le compró la vajilla directamente a Martín Murano, hijo de María de las Mercedes “Yiya” Bolla Aponte de Murano, y lo celebró con una publicación en sus redes sociales.

Para agrandar la colección, acabo de comprar la vajilla de té de Yiya Murano”, contó en letras mayúsculas junto a un par de fotos en las que se lo ve junto a los platos y las tazas y firmando los papeles de la transacción.

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Yiya Murano en sus últimos años. Siempre sostuvo su inocencia.

Yiya Murano en sus últimos años. Siempre sostuvo su inocencia.

La vajilla de Yiya había sido ofrecida por su hijo en una subasta pública en 2023. En aquel momento, Martín Murano afirmó que tenía ofertas de hasta 10.000 dólares y quería obtener al menos 12.000, contó que pensaba destinar el dinero a una institución dedicada al rescate y cuidado de perros y gatos callejeros, y aseguró que con esas tazas, Yiya había envenenado a al menos una de sus víctimas. La subasta finalmente no se concretó.

De Susana a Yiya, pasando por Isabel Sarli

Perruccio, por su parte, tuvo sus 15 minutos de fama nacional en la década del 90, cuando compró en una subasta fiscal un Mercedes Benz que había pertenecido a Susana Giménez y apareció escondido en el galpón de un campo en medio de una investigación que comprobó que el lujoso vehículo había sido importado de contrabando, mediante la utilización fraudulenta de un certificado de discapacidad para no pagar los impuestos aduaneros.

Giménez fue sobreseída pero el auto salió a remate y Perruccio lo adquirió no para quedárselo sino para sortearlo entre los clientes de su comercio, “José Muebles”, una movida que generó repercusión nacional y lo instaló como personaje excéntrico.

Esa y otras historias fueron relatadas por el empresario comodorense en un libro que tituló “Así gané y perdí un millón de dólares”, publicó en 2012 y presentó en un evento con la presencia de Isabel Sarli y otras figuras de la farándula.

Era habitual que contratara para eventos promocionales a personajes de enorme popularidad y así, por caso, Gisela Barreto, Beatriz Salomón y Silvia Süller pasaron también por sus eventos.

Los crímenes de Yiya Murano

Yiya Murano-y su vajilla de té- se hizo famosa en 1979, de manera siniestra, cuando se descubrió que había asesinado a dos amigas, Nilda Gamba y Lelia Formisano de Ayala, y a su prima segunda Carmen Zulema del Giorgio Venturini, para evitar devolverles el dinero que ellas le habían dado contra la promesa de que lograría multiplicarlo mediante millonarias inversiones.

El método que empleaba era agasajar a sus invitadas a la hora del té con masitas y tortas que había envenenado con cianuro.

La detuvieron en abril de 1979 y se confirmó que también les había pagado a médicos para que falsificaran las actas de defunción, declarando muertes por causas naturales y no por envenenamientos.

Fue condenada a prisión perpetua en 1982, salió en libertad condicional 16 años después y murió en 2014. Siempre sostuvo que era inocente.

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