Tres de los nueve femicidas de 2023 no pudieron vivir en el tormento y se suicidaron
José Fernández se suma a Víctor Iván Aravena y Jesús Gabriel Juan, que se mataron inmediatamente tras asesinar a sus respectivas parejas.
Este miércoles Neuquén amaneció con la amarga noticia del suicidio de otro femicida. José Fernández, ya sentenciado a prisión perpetua por asesinar, esconder en un tacho y tirar al río a su ex pareja, Rosana Artigas, fue encontrado muerto en su celda de la Comisaría 12. Es el tercer femicida de 2023 en poner fin a su propia vida.
El primer femicidio de 2023 fue el de Norma Beatriz Morales (58) y su hija Luz de los Milagros Prieto (20), asesinadas el 13 de febrero por Jorge Antonio Lagos (ex pareja de Norma) en el barrio Los Hornitos. El hombre admitió los femicidios y fue condenado seis meses más tarde a prisión perpetua, aunque no admitió el abuso sexual de Luz, a quien se comprobó que había violado antes de matar. Apenas el mes pasado fue llevado a juicio por ese hecho y declarado responsable, aunque en nada afectará esto a la prisión perpetua que ya cumple.
Apenas un mes más tarde, el 16 de marzo, el cuerpo de Cristina González (39) fue hallado enterrado en la meseta. Se conoció que su ex Mario Oscar Gerban la asesinó en octubre de 2022 y no fue hasta un mes después que su familia denunció su desaparición. Es que la mujer solía ausentarse de la vivienda y regresar al tiempo, pero los días de ausencia pasaban y la preocupación creció.
La investigación determinó que, entre el 18 y el 25 de octubre de 2022, atacó a golpes a Cristina en la vivienda que compartían en Colonia Rural Nueva Esperanza y la asfixió. Cercado por la prueba en su contra, con la fecha de juicio fijada, Gerbán se declaró culpable y, en noviembre, el femicida fue condenado a prisión perpetua.
Karen Ibarra, quien había sido brutalmente golpeada por su ex pareja Walter Orellana en noviembre de 2022, falleció el 28 de abril de 2023 de un paro cardíaco. Luego de cinco meses internada en estado vegetativo, la joven murió producto de las heridas irreversibles que había sufrido en manos del ataque de Orellana. El femicida estaba detenido en prisión preventiva acusado de intento de femicidio y con la muerte, se le reformularon cargos por femicidio. Apenas dos meses después, acorralado y con todas las pruebas en su contra, el femicida admitió haber atacado a Karen y fue declarado culpable.
Primer femicidio-suicidio
La quinta víctima de femicidio fue Carolina Epullán, asesinada el 21 de mayo a puñaladas por su pareja, Víctor Iván Aravena, en la vivienda que compartían en la localidad de Piedra del Águila. Luego, el se suicidó de un disparo a la cabeza, marcando el primer femicida en quitarse la vida, no pudiendo convivir con el tormento que colmaría su cabeza de por vida.
La pareja fue hallada calcinada dentro de la vivienda y fue con el resultado de la autopsia que se pudo determinar la violencia de género desplegada sobre el cuerpo de Carolina. La joven tenía 19 heridas de arma blanca en todo su cuerpo, siendo muchas defensivas y una letal al corazón. Por su parte, el cuerpo de Aravena confirmó que se disparó en la sien.
Otro domingo de mañana, un nuevo femicidio volvía a sobresaltar a la región. Con el crimen de Gisela Fuentes (41) la cifra de femicidios se elevaba a seis. La mujer fue asesinada por su ex pareja Roberto Figueroa de un disparo al pecho.
El 1° de octubre, Figueroa irrumpió en la vivienda de ella en Centenario y la sorprendió junto a quien era su actual novio. Abrió fuego contra el hombre, quien escapó corriendo del domicilio seguido por el femicida, quien no logró su cometido. Ante esa situación, regresó a la casa y le disparó a Gisela. La mujer, herida, salió en busca de ayuda, pero cayó desplomada en el patio delantero.
Ese mismo mes, el día 26 de octubre, se consumó el séptimo femicidio en Neuquén. La adolescente Carina Barros (15) fue asesinada en su casa de Buta Ranquil por su ex novio, Maicol Tapia. Se presume que el joven de 19 años provocó un incendio en un tamariscal campo cerca de la vivienda, lo que motivó que el padre y hermano de la adolescente salieran a sofocar las llamas y ella quedó sola en el domicilio.
A la fecha, Tapia está acusado por femicidio y permanece detenido con prisión preventiva.
El 18 de noviembre por la tarde llegó no solo un nuevo femicidio sino un nuevo suicidio. Jesús Gabriel Juan, un cabo de la Policía que trabajaba en el cuartel de bomberos del Gregorio Álvarez, asesinó a su esposa Emeli Yamila Espinoza Moreno (27) de un tiro en la cabeza con su arma reglamentaria. El femicida luego se quitó la vida. Si bien en un primer momento fue derivado de inmediato al hospital regional, luego se informó que falleció producto de una herida de arma de fuego. Fue el segundo femicidio seguido de suicidio del año.
El último femicidio y quizás el más atroz de 2023, fue el de Rosana Artigas, quien tras ocho días de intensa búsqueda fue encontrada muerta en las aguas del río Limay. El 23 de noviembre a la noche, la hermana de Rosana denunció su desaparición. No sabían nada de ella desde la mañana, luego de que su ex pareja José Fernández la buscara por su casa y juntos fueron a la de él.
El femicida salió de la vivienda apenas media hora después con rumbo a Centenario, donde apagó y descartó el teléfono de ella. Esa fue la última pista. Es por ello, que los rastrillajes se centraron en la zona de chacras y río Neuquén, pero también en la zona de China Muerta, donde finalmente fue hallado su cuerpo.
Con el correr de los días y una intensa y desesperada búsqueda, los investigadores fueron recolectando cada vez más datos y reconstruir los movimientos de Fernández. Fue así cuando dieron con algo clave. Fernández pasó a buscar un tacho de 200 litros por la casa de una ex pareja. Ya habían allanado su casa dos veces sin ningún resultados. Con ese dato certero y el recorrido de las antenas y cámaras de seguridad, el viernes 1 de diciembre, centraron los rastrillajes en la zona de China Muerta.
Como Fernández ya estaba detenido en prisión preventiva acusado de falso testimonio, al contradecirse en su relato de lo realizado el 23 de noviembre, recién el 4 de diciembre fue acusado por femicidio y se le impuso una prisión preventiva. Apenas en mayo pasado se llegó a un acuerdo de partes mediante el cual Fernández aceptó su responsabilidad por el femicidio, sin mucha alternativa.
Siniestro
La prueba lo cercaba y así se lo hicieron saber sus defensores. No obstante, LMN supo que Fernández mintió y tergiversó hasta el final de sus días y siempre procuró ocultar la verdad del hecho.
Incluso así se evidencia de su conducta durante el proceso: aceptó casi a regañadientes su responsabilidad, entendiendo que no había elemento que pudiera introducir para contrarrestar la extensa prueba de la fiscalía en su contra. Sin embargo, el día de la cesura se negó a ser trasladado para que se le dicte la prisión perpetua.
El femicida mintió a los policías diciendo que no acudiría a Ciudad Judicial porque así se lo había recomendado uno de sus defensores, cosa que era mentira. La audiencia se pospuso y su traslado se efectivizó unas tres horas más tarde. Finalmente, se le impuso prisión perpetua, la única pena prevista para el delito que cometió.
Pero lo que vale resaltar es que justamente -y a diferencia de los otros dos femicidas que se suicidaron inmediatamente- Fernández esperó y esperó, con esperanzas de poder zafar y sin éxito. A diferencia de Aravena y Juan, el ex de Rosana Artigas aguardó hasta encontrarse condenado y sin posibilidad de evitar la pena perpetua.
Se podría aventurar que, de no ser descubierto, quizás José Fernández estaba dispuesto a cargar con una muerte y el secreto en su conciencia hasta su muerte. Pero no estaba dispuesto a purgar una condena tras las rejas, donde la soledad y el silencio no permiten olvidar los errores.
Se podría decir entonces que Fernández se convierte en otro femicida que queda impune, eligiendo pasar a "mejor vida". Aunque el criminólogo italiano Enrico Ferri simplemente opinaría:
"...la sociedad, mientras el hombre vive y permanece en ella, y bajo su protección, tiene derecho de exigirle respeto de los derechos sociales, como aquélla tiene el deber de respetar los derechos individuales, en el límite recíproco de la necesidad; pero la sociedad no tiene derecho de imponer al hombre la obligación jurídica de existir o permanecer en ella".
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